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Todo el mundo salió del concierto de Tindersticks con la misma sensación de haber asistido ya no solo al mejor concierto de este Actual sino a uno de los históricos del festival. Al nivel de los de Enrique Morente y Lagartija Nick, Benjamin Biolay, Tricky, Methodman y Jay Jay Johanson. Inolvidable. La banda, acompañada de Rioja Filarmonía, ofreció dos generosas horas de directo delicado, lento y tan suave que casi se podía acariciar la música. Porque el de Tindersticks fue un concierto que se disfrutó prácticamente con todos los sentidos, no solo se escuchó, también se saboreó como un caramelo de café, se olió como a un robledal en otoño y se tocó como al lomo de una mascota dormida. Decir que este directo fue extraordinario es quedarse hasta corto. Ha habido buenas actuaciones en este Actual, la mayoría, pero ninguna a esta altura. Y la prueba es que los espectadores, al acabar, se llevaron de recuerdo todos los listados de canciones que había sobre el escenario.
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Había curiosidad por saber cómo conjugaban una banda inglesa de slow jazz y rock de Nottingham y los once violinistas y tres violonchelistas de Rioja Filarmonía. Y es que Tindersticks era la presencia internacional más destacada del programa. Desde hace meses ambas formaciones trabajaron a distancia para este concierto con un repertorio acordado y solo ensayaron durante el Día de Reyes. El resultado fue un auténtico regalo en forma de actuación sobresaliente, llena de matices, preciosa. El repertorio repasó la amplia trayectoria del grupo, en el que los temas de su último disco 'Distractions' no fueron protagonistas, comenzando con 'Willow' y 'A night so still'. Los primeros compases fueron tan frágiles, tan débiles y, a la vez, tan poderosos, aún sin los músicos riojanos de cuerda, que resultaba complejo saber cómo encajaría Rioja Filarmonía en ese escenario. Curiosamente, con la entrada de la orquesta en 'Her' la música adquirió más ritmo y el concierto se adentró en una fabulosa senda con un aire a Leonard Cohen, elegante, intenso y emotivo.
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Por si fuera poca la riqueza musical ofrecida por la banda, formada por guitarras, batería, bajo y teclados, además de los violines y los violonchelos, hubo más instrumentos, como un vibráfono. Pero, sobre todo, destacaron el magnífico batería Earl Harvin y el virtuoso guitarrista zurdo Neil Timothy Fraser, quienes imprimieron una calidad increíble al directo con un compás de free jazz que, aderezado con la voz melancólica de Stuart Ashton Staples, imprimió la atmósfera personal a la obra de arte. Porque el concierto fue una pieza de las originales Bellas Artes. El cénit llegó en la recta final, con los temas 'See my girls', 'Show me everything' y, sobre todo, 'Say goobye to the city', una de esas bandas sonoras vitales que deberían sonar continuamente por todo lo que llegan a significar, por todo lo que contienen.
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Tras una ovación unánime y densa, Tindersticks ofreció tres canciones más: 'City sickness', 'Tiny tears' y 'For those...'. Todo el directo se desarrolló ante un público concentrado como quien admira una pecera intentado entender cómo es la compleja vida en ese acuario. Canciones íntimas y profundas, que evolucionan, que maduran sobre el escenario. De esta forma tan soberbia comenzaron en Logroño, en Actual, ante una Sala de Cámara de Riojaforum llena, su minigira española 'Tindersticks with orchestra and guests'. Fue algo único, cálido y sentimental. Por si fuera poco, al salir, el DJ pinchaba Nick Cave.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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