La forense tumba la versión de la acusada y afirma que los cortes en las muñecas fueron voluntarios

La jefa del servicio de Clínica del Instituto de Medicina Legal ha echado hoy por tierra con su testimonio la versión de la acusada quien, durante su declaración el primer día de vista oral, responsabilizó a su madre de la muerte de la niña y también de las heridas que ella misma presentaba en manos, muslos y cuello.

A preguntas del fiscal, la testigo precisó que del análisis que se efectuó de las lesiones que la procesada tenía en las muñecas se desprende que «existió una voluntariedad en la ejecución, es decir, es algo que voluntariamente se causó ella misma o se prestó a que a que se lo hicieran».

Ninguna de las lesiones eran graves: «se suturan, se curan y ya está», precisó. La de la izquierda, según describió, apenas sangró. La derecha un poco más, «pero no hay afectación a nivel arteria». Respecto de las heridas de la cara interna de los muslos, explicó que afectaron a la capa grasa, pero «sin ningún tipo de afectación más profunda», y la del cuello «está un poco lejos de la localización típica de una persona que intenta hacerse un suicidio por degüello».

Sobre el arma que se empleó, según la forense, las heridas son compatibles con la «acción incisa» de los cuchillos de cerámica que se encontraron en el interior del bolso que Olga Febles, abuela de la pequeña y madre de la acusada, dejó poco antes en la zona del mirador de aves, junto a la plaza de toros, antes de arrojarse al Ebro. Su cuerpo fue hallado en el río el 28 de enero de 2020, dos días después del trágico suceso.

Tras el análisis de las heridas que tenía la acusada, el director del Instituto de Medicina Legal y los jefes de los servicios de Clínica y de Patología Forense, a preguntas de las partes, se refirieron a las causas de la muerte de la menor.

Así las cosas, de los resultados de los estudios histopatológicos, toxicológicos y microbiológicos, se concluye que la muerte de la pequeña se produjo por asfixia mecánica por compresión de orificios. En cuanto a la cantidad de Noctamid que encontraron en su estómago, pelo y sangre (fármaco que se usa para conciliar y mantener el sueño) los forenses sostienen que no era suficiente como para provocarle la muerte, aunque de las muestras del cabello sí que se supo que se lo estuvieron suministrando de manera «repetida y crónica», al menos, durante los cuatro meses previos a su muerte.

Sea como fuere, añadieron, «una sedación impide los medios de defensa» y la dosis suministrada a Carolina «puede considerarse alta. Si en un adulto estas dosis le hacen dormir rápidamente, esta niña estaría en un estado de sedación seguramente alto».

Además de las recogidas de muestras, los forenses hicieron una serie de pruebas complementarias relativas a la enfermedad que padecía la pequeña, neutropenia. El resultado descartó que se hubiera producido una infección rápida y que esta hubiera sido la causa de su muerte.

Adriana Ugueto se enfrenta a la pena de prisión permanente revisable por el presunto asesinato de su hija, Carolina, el 26 de enero de 2020 en el hotel Los Bracos.