«Adriana nos respondía como si estuviera ida», asegura uno de los policías presentes en la escena del crimen

Entre los testigos, uno de los agentes de la Policía Nacional que entró en la habitación ha calificado de «desproporcionada» la cantidad de sangre que había en la cama de en medio. «Todo indicaba -dijo- que podía haber sido una muerte no natural». Había, además, gotas de sangre en el baño, en otra de las camas, sobre la pequeña y dos alfombras «estaban totalmente empapadas».

Este agente, junto a otros dos, se repartieron el visionado de 26 horas de grabación de las cámaras del hotel. En las imágenes, según declaró, se ve a Adriana accediendo al hotel sobre las 8.15 horas con Carolina en brazos y esta, a su vez, con un peluche. «Se ve como la niña se mueve», detalló. Ese mismo día, era el 26 de enero de 2020, sobre las 17.15 horas, las cámaras graban a la abuela, Olga Febles, abandonando el establecimiento. Y al día siguiente, en torno a las 7.15 queda registrada la imagen de Adriana Ugueto saliendo del hotel con un bolso rojo y encapuchada y regresando una hora despuésa con el mismo bolso y la capucha quitada.

Otro de los agentes que intervino aquel día ha recordado que acudieron al hotel después de que un vecino alertara de la presencia de una mujer encaramada a la ventana de una habitación.

Una vez en el lugar ha contado que, después de insistir, la acusada abrió la puerta de su habitación con las manos en alto diciendo: «Estoy tranquila, estoy tranquila». Poco después se percataron de que había un bulto debajo de la colcha y cuando la levantaron vieron a la pequeña Carolina. «Nos llevamos a Adriana a la habitación de al lado para preservar el lugar», precisó.

«Al principio no colaboraba -señaló- le preguntábamos y contestaba con silencios y si respondía lo hacía como si estuviera ida». Poco a poco empezó a contar que había llegado al hotel el domingo por la mañana junto a su madre y su hija, desayunaron allí y después no salieron porque a la niña no le había sentado bien el desayuno.

Se echaron la siesta y al despertar, ella se marchó a comprar la cena, unas hamburguesas. Cenaron y la pequeña, según les relató su madre, se puso mala. «Nos dijo que la niña se ahogaba y tenía las manos moradas, le preguntamos por qué no avisó al médico y nos dijo que pensaba que era porque tenía frío y que se le pasaría». Al despertarse al día siguiente, les contó que la menor estaba fallecida y «que como su hija se había ido ella también quería irse». Con esa idea se habría hecho unos cortes con una cuchilla que tenía en el bolso. La noche anterior, según les detalló, se tomó ocho gotas de Noctamid, el fármaco que supuestamente le suministraron a Carolina antes de asfixiarla.

El primero de los policías en prestar testimonio hoy fue otro de los agentes que aquel 27 de enero de 2020 entrevistó a la recepcionista y al vecino que alertó de la presencia de Adriana Ugueto en el alféizar. En un momento de su declaración ha asegurado que la empleada del hotel les comentó que Olga Febles, la abuela de la niña, había salido del establecimiento a las 7.30 horas, una versión que no coincide con la grabación de las cámaras y con la declaración de la propia recepcionista, quien sostuvo que fue Adriana Ugueto quien abandonó el hotel por espacio de una hora. Además, la abuela se habría arrojado al Ebro la tarde anterior.

Adriana Ugueto se enfrenta a la pena de prisión permanente revisable por presuntamente asesinar a su hija Carolina. El juicio que se sigue contra ella en la Audiencia Provincial se prolongará, en principio, hasta el 17 de febrero.