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Quinta sesión de juicio y la de este viernes fue una de las más desgarradoras. Seis policías nacionales que intervinieron en los primeros momentos del atroz suceso explicaron cómo fue y qué encontraron nada más llegar a la escena del crimen. Entre ellos, declaró el ... agente que acudió a Haro después de que el hermano de la procesada llevara al cuartel de la Guardia Civil las cartas que halló en uno de los armarios de la vivienda de Adriana Ugueto y Olga Febles.
El contenido de las misivas, añadió este agente, «es evidentemente claro, son cartas de despedida en las que hablan de suicidio y queda también claro que se van a llevar a la niña con ellas». Poco después detenían a Adriana Ugueto, que en ese momento estaba ingresada en la unidad de psiquiatría del Hospital San Pedro, como responsable del asesinato de su hija. «Cuando los funcionarios le leyeron los derechos ella dijo: No me sorprende», detalló.
De las declaraciones que tomaron en esos momentos a las personas del entorno de la procesada, el mismo policía recordó que el padre incidió en la estrecha relación que tenían Adriana y Olga Febles. «Era como si fuesen siamesas», les dijo. Les avanzó que posiblemente todo formaba parte de un plan que ambas mujeres habrían ideado de manera conjunta y que, de ser así, lo más probable es que la abuela se hubiera arrojado al Ebro.
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Con esa información, se dirigieron al parque de la Ribera y en el entorno de la plaza de toros encontraron el bolso de Febles. En su interior había un bote de Noctamid, el fármaco que habrían suministrado a la pequeña antes de asfixiarla, documentación de la abuela y también de la acusada, dos cuchillos y una nota manuscrita en la que se especificaba dónde estaba el vehículo en el que madre e hija se habían desplazado de Haro de Logroño a primera hora de la mañana del domingo, 26 de enero de 2020.
A escasos 100 metros del bolso encontraron el cuerpo de Olga Febles flotando en el agua. En la grabación de una cámara instalada en una cafetería de la zona, siempre según el relato de este testigo, quedó constancia de que la mujer entró al bar sobre las 18.30 horas de ese día, tomó una consumición y salió después en dirección al río.
Al comunicarle a la procesada que habían encontrado el cuerpo de su madre, de forma espontánea relató una versión de lo ocurrido. Les dijo que llevaba mucho tiempo pasándolo mal, que la base del problema era la relación con su expareja y el régimen de custodia de la niña y que había llegado a la conclusión de que lo mejor era quitarse la vida. Su madre, según les comentó, también estaba pasando por un mal momento. Había sido víctima de una estafa y en su mente también estaba la idea de quitarse de en medio. En ese plan, le dijo la acusada, «siempre pensó en llevarse a Carolina con ella porque el futuro con su padre no iba a ser bueno».
Adriana le explicó al policía que habían acordado llevar a cabo el plan el 25 y 26 de enero porque ese fin de semana a Carolina le tocaba estar con su madre. Concretaron que Olga Febles acabaría con la vida de la menor, luego ayudaría a Adriana a hacerse los cortes y finalmente se suicidara. Llegado el momento, le dieron unas gotas de Noctamid a la pequeña y como Adriana no quería ver cómo la asfixiaba se metió al baño. Cuando salió, según el relato que ofreció a la policía, ya estaba muerta. «Lo siguiente que dijo recordar es que se despertó en la bañera», indicó este agente, quien aseguró no tener dudas de que el plan lo llevaron a cabo de forma conjunta y que ambas tenían una motivación distinta para matarse. A Olga Febles, el hecho de haber sido víctima de una estafa, y a Adriana Ugueto, que la custodia de la pequeña la tuviera el padre. Unas declaraciones que también aparecen en el parte de alta del hospital y que desmontan la versión ofrecida por la procesada en el primer día de juicio, cuando señaló a su madre, Olga Febles, como única responsable de lo ocurrido.
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Este testigo, recordó también la existencia de unos vídeos de despedida. En cuatro de ellos aparece Adriana sola con mensajes de despedida y solo en uno está junto a Carolina. En éste último la madre anima a su hija a decir algo a cada uno de sus familiares y la pequeña solo dice que les quiere.
Preguntado por la implicación de Adriana Ugueto en el crimen, este agente no tuvo dudas: «La acusada era plenamente consciente de lo que iba a suceder, quería que sucediese y participó activamente en ello», concluyó.
Adriana Ugueto, de 37 años, se enfrenta a la pena de prisión permanente revisable por presuntamente asesinar a su hija. El juicio, que se prolongará hasta el 17 de febrero, continuará el próximo lunes con la declaración de otros seis policías que intervinieron en la investigación.
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