El padre de Carolina «va todos los días al cementerio a leerle cuentos»

El segundo diagnóstico, dijo, es de duelo patológico y se materializa en ciertas actuaciones como «ir todos los días al cementerio a leerle cuentos, contar a la pequeña lo que ha hecho durante el día, habla de ella en presente, le canta. Es un mecanismo de defensa», apuntó.

El tercer diagnóstico es el de somatización que, aunque lo tenía previamente, se reavivó con el crimen. De hecho, según detalló, «tras la muerte de Carolina aparecen muchas enfermedades psicosomáticas, que no tienen origen médico, que vienen de estrés, dolor, pérdida de apetito, dermatitis, pérdida de cabello, puede tener mejor pronóstico siempre que encuentre tratamiento». En cualquier caso, señaló, se constata una «pérdida de calidad de vida bastante elevada».

Otra de las psicólogas forenses fue contundente al afirmar que al padre de la pequeña «le han fastidiado la vida. Arrastrará toda esta situación durante mucho tiempo y tampoco sería de descartar que en algún momento tenga tendencias autolíticas». En cuanto a la valoración del daño, esta misma forense indicó: «El daño que ha sufrido es un daño que no se puede cuantificar y que sería infinito».

Sin embargo, otros dos psicólogos que elaboraron otro informe del progenitor descartaron que tuviera un trastorno de personalidad. A su juicio, «esa es la forma que tiene de superar el estado de ansiedad que le ha producido la muerte de su hija». Es decir, concluyeron, «supera así el vacío que tiene, pero no se puede hablar de trastorno».