Adriana Ugueto recurre al Tribunal Supremo la condena a prisión permanente por asesinar a su hija

El veredicto fue unánime y los miembros del jurado lo emitían a última hora de la noche del sábado 19 de febrero. Declaraban a Adriana Ugueto culpable de asesinar a su hija cuando no podía defenderse. Poco después el tribunal dictaba sentencia y la condenaban a prisión permanente revisable. Un fallo que no tardó en ser recurrido ante el TSJR.

Si bien de momento se desconocen los argumentos por los que la madre condenada acude al Alto Tribunal, su letrada alegó ante el TSJR el presunto quebrantamiento de las normas y garantías constitucionales en el momento de la provisión del objeto del veredicto a los miembros del jurado. Según la defensa, no se habría cumplido lo determinado en el artículo 53 de la Ley Orgánica del Tribunal del Jurado, que establece que «antes de entregar a los jurados el escrito con el objeto del veredicto, el Magistrado-Presidente oirá a las partes, que podrán solicitar las inclusiones o exclusiones que estimen pertinentes, decidiendo aquel de plano lo que corresponda» y que «las partes cuyas peticiones fueran rechazadas podrán formular protesta a los efectos del recurso que haya lugar contra la sentencia».

El recurso también sostiene que se habría producido una infracción de los preceptos legales tanto en lo que a la calificación legal de los hechos probados se refiere como en lo relativo a la determinación de la pena a imponer.

En la sentencia dictada por la Audiencia Provincial de La Rioja se considera probado que tanto Adriana Ugueto como su madre, Olga Febles, urdieron conjuntamente un plan de suicidio ampliado a la menor. Detrás de la idea de quitarse la vida, en el caso de la abuela de la pequeña Carolina, estaba una supuesta estafa que habría sufrido a través de las redes sociales y por la que habría entregado hasta 100.000 euros a un hombre que le aseguraba ser un trabajador de la ONU que necesitaba dinero. El motivo que habría llevado a Adriana Ugueto a materializar el macabro plan era la mala relación con su expareja y padre de la menor, de la que tenía la custodia.

Madre y abuela se trasladaron desde Haro, municipio en el que ambas residían, hasta Logroño a primera hora de la mañana del 26 de enero de 2020. Se registraron en el Hotel Los Bracos, en la habitación 404, en la misma en la que también ese día, entre las 13.30 y las 19 horas asfixiaron a la niña. Antes, le habían suministrado Noctamid, cuyo componente activo es Lormetazepam, indicado para el tratamiento de corta duración del insomnio. Análisis posteriores desvelaron, gracias a la presencia de esta sustancia en el pelo de la menor, que también se la habrían estado suministrado al menos durante los cuatro meses previos a su asesinato.

La misma tarde en la que dieron muerte a la niña, Olga Febles abandonó el hotel y se dirigió a la zona del Ebro, en las proximidades de la plaza de toros, donde se arrojó al río. Su cadáver se encontró dos días después flotando en el agua, y en su bolso, que había dejado también en la zona, varias pastillas de Noctamid y dos cuchillos.

Al día siguiente, el 27 de enero, un vecino, alertado por la presencia de una mujer encaramada en una de las ventanas del hotel, avisó a la policía y al propio establecimiento. Poco después, los agentes descubrieron a la pequeña, ya fallecida, en una de la tres camas de la habitación, con la almohada sobre parte de la cabeza. Su madre, Adriana Ugueto, fue conducida al Hospital San Pedro y después detenida.