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Logroño antiguo (XVIII): ciudad taurina

Olegario Gurrea nos muestra en este capítulo las imágenes de una ciudad en la que los toros a principios del siglo pasado eran un evento social

la rioja

Logroño

Miércoles, 31 de julio 2019, 21:39

Nuestro paseo semanal a través de las imágenes del archivo fotográfico de Olegario Gurrea nos lleva a un Logroño antinguo muy taurino. Al silgo XIX y principios del siglo pasado, grandes figuras venían ya a torear a nuestra ciudad, primero en La Victoria y luego en La Manzanera. Gurrea nos lleva hoy a la arena.

'La Victoria', la primera plaza de obra

Fue la primera plaza de oros de obra existente en Logroño, recuerda Gurrea. Estaba situada en la confluencia de las calles Duquesa de la Victoria y avenida de Colón e inaugurada el 5 de octubre de 1863. Se celebró una corrida con toros de Veragua para los diestros Cayetano Sanz y Francisco Arjona 'Cúchares', que eran de lo mejor de aquella época en el mundo de los toros.

La plaza tenía una capacidad para 10.063 espectadores, una exageración si pensamos que entonces la población logroñesa era de 10.000 habitantes, lo que hace suponer que muchos forasteros venían a disfrutar de los espectáculos taurinos.

Llegada de los toreros a la plaza

Es una curiosísima imagen, comenta Gurrea. Los toreros llegaban a la plaza en coche de caballos. Uno de los detalles llamativos es la coleta del torero, de espaldas, es natural y no un añadido como en la actualidad.

Los picadores

El ruedo de aquella plaza. Llama la atención respecto al sistema actual, que los caballos estaban totalmente desprotegidos. Había una buena grada en esta plaza y dos andanadas de gran tamaño. Estaba totalmente llena aquel día.

Cartel de San Mateo de 1913

Explica Gurrea que su padre era coleccionista de carteles de toros. Este que vemos es de San Mateo de 1913, fue la última corrida que se celebró en la plaza de Duquesa de La Victoria. Curiosamente en esa época no se anunciaban en el anverso las corridas sino que se nombraba a los toreros y las ganaderías que se iban a lidiar. En este cartel pone: Espadas-Machaquito-Gallo-Torquito y Madrid. Y las ganaderías del Duque de Veragua, del Marqués de Villagodio y de doña Maximina Hidalgo e hijos. TAm,bién indicaba el precio como 4 pesetas tendido de sombra para primera y segunda corrida y 2,50 para la tercera y en sol 3,25 y 2 pesetas respectivamente. Militares sin graduación que vayan en lista 1 peseta.

Las vaquillas de San Bernabé, el último espectáculo

Fue el último espectáculo que se celebró en esta plaza, pero por accidente.

Terrible incendio en la plaza

El 9 de julio de 1914 se produjo un terrible incendio que la dejó inservible. Por fortuna, dice Gurrea, unos maletillas a los que el conserje permitía dormir allí se dieron cuenta con el tiempo suficiente para avisar al hombre y a su familia a salir de su vivienda y todos resultaron ilesos.

Sociedad 'Compañía de la Nueva Plaza de Toros de Logroño'

Tras este incendio se formó la sociedad. La presidía don Marcos Rezola. Su capital fue de 170.000 pesentas, dividido en 1.700 acciones de 100 pesetas que rápidamente encontraron dueño. Gurrea encontró la 463, que no recordaba tener.

Las obras para la nueva plaza

El diseño y la construcción de la nueva plaza, que será La Manzanera, se encargó al prestigioso arquitecto don Fermín Álamo. El día 3 de mayo de 1915 comenzaron las obras, terminaron en un tiempo récord, 104 días. El 5 de septiembre, para la celebración de San Mateo, estaba lista. El presupuesto fue de 150.000 pesetas, aunque el coste total subió -como siempre- y fue finalmente de 195.000. Constaba de 9.726 localidades, un ruedo de 50 metros de diámetro, 7 corrales, 8 chiqueros, capilla y enfermería. Era de estilo mudéjar.

La inauguración de La Manzanera, los carteles

Cerramos este capítulo con el día de San Mateo de 1915. Se inauguró La Manzanera con una corrida en la que intervinieron Joselito, Belmonte y Saleri II, con toros de Veragua. El primer toro que se lidió se llamaba Tostonero, fue estoqueado por José Gómez, Gallito, apodo que tulizaba entonces como se ve en el cartel. Sin embargo, al poto tiempo quiso llamarse Joselito y así pasó a la hitoria del toreo. El tendido de sombra costaba 6 pesetas, el de sol, 5 pesetas.

Joselito y Bendonte cobraron 7.500 pesetas.

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