l.r.
Miércoles, 13 de julio 2022, 11:33
El presunto asesino del pequeño Álex, Francisco Javier Almeida, tiene un alto concepto de sí mismo, no se arrepiente, tiene insomnio y solo le perturba no haber conseguido un trabajo fijo en su vida (la mitad de la cual se ha pasado en prisión), ... algo que le ha impedido tener «independencia», según informa El Mundo en cuanto al informe que ya está en poder de la juez que instruye el caso de la muerte de Álex el 28 de octubre de 2021 en el barrio Entre Ríos de Lardero.
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Según el Instituto de Medicina Legal de Segovia, Almeida es perfectamente capaz de distinguir el bien del mal. Por ello, según los expertos, sabía lo que hacía cuando, presuntamente, se llevó al pequeño Álex de un parque de Lardero, mientras se celebraba una fiesta de Halloween, y minutos después le estranguló en su domicilio.
«Podemos concluir que no hay diagnóstico psiquiátrico ni alteración psicopatológica», recoge el rotativo madrileño del informe médico de Almeida. Y añade: «Se puede considerar que sus capacidades cognitivas y volitivas se encontraban indemnes en el momento de los hechos». «Manifiesta un positivo autoconcepto, atribuyéndose adjetivos positivos», recoge el informe forense.
El documento también aleja la posibilidad de un suicidio del presunto asesino, a pesar de que Instituciones Penitenciarias tiene actividado el protocolo desde que ingresó en la cárcel: «No se aprecia ni ideación ni planificación suicida».
Almeida, que recibe en prisión tratamiento para el insomnio, sí manifiesta que tiene miedo a lo que pueda hacerle el resto de internos: «Refiere preocupación por su seguridad en relación a sus compañeros de prisión», recoge el informe de los forenses. Por ello, el presunto asesino de Álex permanece en una celda en la Enfermería de la cárcel de Segovia.
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Álex fue asesinado en la tarde noche del 28 de octubre de 2021 en el barrio Entre Ríos de Lardero. Ese día su familia participaba en la celebración de un cumpleaños y Francisco Javier Almeida habría convencido al pequeño, que iba disfrazado de la niña del exorcista, para que le acompañara a su casa.
Un vecino del inmueble en el que residía Almeida se topó con él llevando en brazos al pequeño. Le dijo que una amiga se lo había dejado y se había desmayado. En ese momento la Policía Local y la Guardia Civil detuvieron al presunto asesino y trataron infructuosamente de reanimar a Álex.
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Francisco Javier Almeida fue detenido inmediatamente y trasladado a dependencias de la Guardia Civil. Dos días después, fue enviado a prisión sin fianza y desde el centro penitenciario de Logroño, sin que cumpliera el periodo de aislamiento por COVID, fue trasladado a la cárcel de Segovia donde se encuentra en la actualidad.
Almeida ya había sido condenado en dos ocasiones antes. Primero por una agresión sexual a una pequeña de 13 años y en 1998, a 30 años de prisión por el asesinato y agresión sexual a una joven empleada de una inmobiliaria. Tras cumplir casi la totalidad de esta última condena en la prisión de El Dueso, en Cantabria, accedió al tercer grado y en febrero de 2020 fue trasladado a la cárcel de Logroño. Dos meses después, en abril, obtuvo la libertad condicional y, bajo la tutela de su hermana, empezó a vivir de alquiler en un piso en Entre Ríos, situado a apenas unos metros de un colegio y de un parque en el que cada tarde juegan muchos pequeños.
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Francisco Javier Almeida no solo estuvo en el parque Entre Ríos, de Lardero, la noche del asesinato de Álex, de 9 años, sino que además era un habitual de la zona, frecuentaba el entorno y observaba aposentado en un banco a los pequeños que jugaban en las inmediaciones. Según Alicia Redondo, abogada de la acusación particular y de la popular, ejercida por la asociación Clara Campoamor, así lo habrían ratificado «sin duda alguna», los dos menores que declararon el pasado 29 de junio ante la juez que instruye un crimen que conmocionó a este municipio del área metropolitana de Logroño.
Los pequeños, un niño y una niña de 12 años, que respondieron a las preguntas en una cámara Gesell, es decir, en una habitación acondicionada que permite que puedan ser observados, habrían explicado que Almeida no solo les miraba, sino que en ocasiones les grababa o al menos lo intentaba con el teléfono móvil.
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Ante el malestar generado por su presencia en una cita judicial en la que intervenían los pequeños, Almeida pudo escuchar la declaración, pero la titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Logroño ordenó la colocación de un biombo que le impidió verlos. Junto a él, en la misma sala, se encontraban su abogada y los agentes de la Policía Nacional que le custodiaban.
Aunque Almeida tenía derecho a asistir al procedimiento, Redondo recordó que ya había rechazado esta posibilidad hasta en otras tres ocasiones. En una de ellas, a la que finalmente fue citado por videoconferencia, se negó a declarar, lo mismo que en sede policial y ante la juez de guardia una vez que pasó a disposición judicial.
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A partir de entonces, según explicó Redondo, continúa la instrucción del caso, que está pendiente de alguna diligencia. Redondo confía en que se pueda celebrar juicio antes de que concluya el año.
El presunto asesino regresó a la cárcel de Perogordo, en Segovia, donde fue enviado el 4 de noviembre de 2021, pocos días después de ser detenido por el crimen. Instituciones Penitenciarias alegó entonces motivos de seguridad.
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