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El lunes, 25 de octubre, entre las 12.00 y las 12.30 del mediodía, a la altura del número ocho de la calle Río Linares, un individuo se acercó a una niña de once años. Le dijo que su cara le sonaba y le ... preguntó si «por algún casual» era amiga de su hija Sara. La niña le preguntó entonces a qué curso iba la tal Sara para saber si podía o no conocerla. El hombre le respondió que a quinto de Primaria. La niña le replicó que ella este año hacía sexto, así que seguramente no la conocería.
Pero el individuo no cejó en su empeño. Le invitó a subir con él a su casa para que pudiese jugar con su hija Sara. La interpelada rechazó la invitación y le insistió en que no iba a subir, aunque quizá lo hiciera otro día. El hombre se marchó entonces en dirección a la calle Río Linares.
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Poco más tarde, la menor contó a su madre lo que le había pasado. Escamada, decidió interponer una denuncia en el cuartel de la Guardia Civil de Villamediana. Las diligencias, a las que ha tenido acceso este periódico, se firmaron a las 16.07 horas de ese mismo día. En ellas se reproduce el diálogo entre el individuo y la niña. Al pedirle a la menor que aportase algún dato o rasgo que permitiera identificar al hombre, la denunciante, según se recoge textualmente en las diligencias, refiere que el tipo en cuestión «tenía una estatura media, de complexión normal, con el pelo gris, de unos 47 o 50 años y que era de España».
No hubo testigos de la conversación.
Este extraño incidente tuvo lugar junto al número 8 de la calle Río Linares, un edificio que hace chaflán al lado de una rotonda, enfrente de un descampado y a escasos veinte metros del número 5, el lugar en el que tres días después Francisco Javier Almeida presuntamente asesinó al niño de nueve años. Cuando el hombre recibió la negativa de la menor, se fue caminando en dirección al piso en el que tres días después sucedió la tragedia.
Tras el asesinato de Álex, los vecinos recordaron aquel incidente. La Delegación de Gobierno aseguró entonces que «los datos aportados en la denuncia no permitían identificar al autor o vincularlo con la persona detenida ayer». Además, se señalaba que no constaban denuncias por otros hechos similares. La Guardia Civil, por su parte, incidía en que «la descripción física que se aportaba no coincidía con la de la persona detenida». En cualquier caso, se señalaba que, tras recibir la denuncia, se montó «un operativo con agentes de paisano en las inmediaciones» que no registró incidencias.
Sin embargo, vecinos y allegados de la menor con los que ha hablado este periódico cuestionan esta interpretación y defienden que Almeida encajaba en ese vago perfil, más aún teniendo en cuenta que el individuo estaba en libertad condicional después de haber sido condenado por asesinato y agresión sexual.
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