La Rioja volverá a poner en marcha la maquinaria del jurado popular dos años después de que activara este mecanismo para juzgar a tres policías locales de Logroño. Un sistema que es la piedra angular de la idea norteamericana de justicia y que desde ... sus orígenes ha despertado tanta confianza como recelos.
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En La Rioja, el primer juicio con jurado se celebró en 1998 y desde entonces este mecanismo se ha puesto en marcha en dieciséis ocasiones, aunque los intentos han sido más. En sus 24 años de vida, este procedimiento se ha iniciado en 39 casos pero por un acuerdo previo entre las partes en algún momento del proceso no todos llegaron a juicio.
Este viernes se pondrá en marcha de nuevo el trámite para enjuiciar a partir del lunes, y a lo largo de catorce jornadas que se prolongarán hasta el próximo 17 de febrero, el crimen de la pequeña Carolina. Los nueve titulares y los dos suplentes del jurado serán seleccionados hoy de entre un grupo de 20 a 25 personas fruto de un cribado previo. La defensa y las acusaciones podrán excluir a cuatro candidatos sin que tengan que alegar una causa. Para rechazar a los siguientes deberán justificar su decisión sobre la que se pronunciará el tribunal. Cuando se complete, se repetirá el procedimiento con los dos suplentes.
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Luis J. Ruiz
Aunque tiene casi un cuarto de siglo a sus espaldas, el tribunal ciudadano tendrá que decidir por primera vez sobre la inocencia o culpabilidad de una procesada que se enfrenta a prisión permanente revisable por el presunto asesinato de su hija, Carolina Corral, cuando tenía 5 años.
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De los juicios con jurado celebrados hasta el momento, salvo uno, todos han concluido con veredicto de culpabilidad y con la condena del acusado. La mayor pena la dictó un magistrado después de que el jurado no dudara ni un segundo de que detrás del atroz crimen de la inmobiliaria estaba Francisco Javier Almeida López de Castro. Era abril de 2000 y el juez le condenó a 30 años de cárcel, veinte por el asesinato y diez por la agresión sexual.
La historia se repitió el año pasado. El 28 de octubre de 2021, Almeida, en libertad condicional desde abril de 2020, presuntamente asesinó al pequeño Álex en Lardero. Por este crimen atroz, Almeida, en la actualidad en prisión en el centro penitenciario de Segovia, tendrá que rendir cuentas, por segunda vez, ante un jurado popular y previsiblemente también se enfrentará a prisión permanente revisable.
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Otra de las condenas más elevadas la dictó el juez después de oír el veredicto de culpabilidad del jurado contra el expolicía B.M.M. El magistrado le envió veinte años a la cárcel por el asesinato de su exmujer, aunque tras presentar un recurso, el Tribunal Superior de Justicia de La Rioja (TSJR) rebajó la condena a 15 años.
En aquel juicio, uno de los más mediáticos celebrados en esta comunidad, las discrepancias entre los miembros del jurado dilataron un veredicto que no se alcanzó hasta el séptimo día de aislamiento. Del 15 al 21 de noviembre de 2012 permanecieron incomunicados. No debían tener noticias del exterior para evitar que su decisión acabara intoxicada por el proceso paralelo contra el expolicía que se dirimió en la calle.
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En junio de 2011 se celebró el único juicio que hasta el momento se ha saldado con el veredicto de no culpable. El tribunal consideró que había quedado probado que el acusado, un pastor, fue el autor del incendio provocado en un monte en Mansilla de la Sierra. El aparatoso fuego, que tenía ocho focos, se habría encendido para acabar con el hábitat del lobo que atacaba a las ovejas.
Diez años atrás, otra de las vistas para las que ya se había activado este procedimiento, acabó suspendiéndose por falta de pruebas. En aquel momento se juzgaba un presunto homicidio.
La última vez que se convocó a los miembros del jurado fue en 2019. En noviembre de ese año la Audiencia Provincial de La Rioja sentó en el banquillo a tres policías locales acusados de destruir parte de un atestado de un accidente de tráfico. En un primer momento, el principal procesado se enfrentaba a una petición de dos años de prisión, multa de 3.600 euros y cinco años de inhabilitación para empleo y cargo público. Para los otros dos la Fiscalía reclamaba año y medio de prisión. Finalmente, el jurado solo consideró culpable al primero de ellos y absolvió a los otros dos.
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A diferencia de los juicios tradicionales, el acusado se sienta junto a su abogado. Por lo demás, transcurre como el resto. Primero se le toma declaración, luego se escucha a los testigos, se practican las pruebas pericial y documental y por último los informes.
Una vez que ha concluido la vista, se pueden dar varios supuestos. Si el magistrado considera que no hay suficientes pruebas para mantener la acusación puede disolver el jurado y dictar una sentencia absolutoria. También puede haber conformidad y entonces el jurado se disuelve y se dicta sentencia con la pena acordada entre las partes. En el caso de que se retiren las acusaciones también se disolvería el jurado.
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Si no se da ninguna de estas opciones, el jurado debe fijar el objeto del veredicto, una especie de guía en la que el magistrado va enumerando en párrafos los hechos que se están juzgando. Finalmente, el magistrado les recuerda sus funciones y se retiran a deliberar. Para que un hecho sea probado deberá tener como mínimo siete votos favorables y para que sea considerado no probado, cinco. Si en dos días no hay veredicto, pueden ser llamados por el juez por si hubiera dudas. Una vez terminada la deliberación, deben hacer el acta de la votación o veredicto.
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