Serenidad y tristeza en el último adiós a Álex

Todo el acto se desarrolló en medio de una gran serenidad y de una tristeza profunda entre las numerosas personas que quisieron mostrar su apoyo, afecto y condolencias a los padres de Álex, que ocuparon con entereza la primera fila. Cerca de ellos, en las primeras bancadas, sus familiares y amigos más íntimos.

Durante la misa, que ofició el Gerardo Solas, párroco de la iglesia de Valvanera de Logroño, donde Álex hizo su primera comunión, le dedicaron un recuerdo su tío, Gonzalo Martín, y uno de los profesores del niño, visible e inevitablemente emocionados todos ellos. «Lo siento, pero hoy me cuesta mucho mi fe; desde la esperanza de Dios en la vida, yo, al menos, no tengo tanta fe», admitió Solas, cuya voz casi se quebró en algunos momentos al borde del llanto, igual que les ocurriría después a Gonzalo Martín, al maestro y a muchos de los asistentes. Una niña miraba a un adulto llorar en silencio como tratando de comprender desde la inocencia lo inexplicable.

Tras el funeral, Gonzalo Martín, que ha ejercido de portavoz de la familia, atendió a los periodistas. Sería esta la última vez, explicó tras agradecer la asistencia a todos presentes en el funeral y las incontables muestras de apoyo recibidas. «Queremos poner punto y final a este trágico suceso. Todo está dicho», declaró. «Bastante hemos sufrido y más que vamos a sufrir sin la presencia de Álex, pero queremos ya vivir tranquilos, tenemos que pasar el duelo», concluyó.

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