Crimen de Cuzcurrita
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Crimen de Cuzcurrita
Un año de dolor e incertidumbreLa familia de Guillermo Castillo ha pasado un año muy complicado en el que ha atravesado diferentes etapas. Todas ellas reconocibles en el rostro más visible, su hija Yolanda, que desde el primer día se mostró como un libro abierto, haciendo partícipe a todo el mundo de su dolor, sus dudas y también sus sospechas.
«Siento que todo ha sido injusto desde el principio. Desde la muerte de mi padre», reconocía este miércoles, echando la vista atrás.
Aquella fría mañana del 2 de mayo, en la que enseguida subieron las temperaturas, ella aguardaba en bata de casa con una manta y la desesperación sobre los hombros detrás de un cordón policial, a varias decenas de metros de la puerta de casa de su padre. Estaba desde el principio acompañada por amigas y rodeada de periodistas, aunque todavía nadie la conocía. Pronto el shock inicial dio paso al dolor.
Diez días después se convocaba una concentración en la plaza de Cuzcurrita en la que todo el pueblo arropó a la familia y acudió en procesión hasta la puerta de Guillermo, donde depositaron flores.
La investigación transcurrió en silencio hasta el día 18 de agosto, cuando se produjeron las detenciones. «Fue todo horrible, pero recuerdo una cosa buena: el día que me llamaste y me informaste de una detención –señaló hacia la periodista–, era el día que se cumplía el segundo aniversario de la muerte de mi madre. Estaba siendo un día súper doloroso, pero no tuve tiempo de llorarla por todo lo que pasó. Su mano estuvo allí», explicó Yolanda cuando se cumplieron seis meses del asesinato de su padre.
Una cita en la que también admitió haberse derrumbado al conocer detalles sobre la investigación. Para ella, la lectura del sumario del caso fue otro de los momentos importantes. «En él encontré declaraciones de personas muy queridas que me hicieron daño», reconocía. Y es que, más allá del papel, Yolanda admitía haberse sentido juzgada.
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Dos semanas antes, y ante la ausencia de más detenciones, la familia Castillo había contratado a Marcos García-Montes, uno de los abogados más conocidos del país, muy experimentado en casos de homicidio, y con un gran equipo de investigadores de diversos ámbitos detrás. El objetivo era dar un impulso a la investigación, «llegar hasta el final», como aseguraba su hija. «Además de que es uno de los mejores abogados del país, aún necesito dar respuesta a muchas preguntas –explicaba Castillo–. El tiempo pasa y nuestro dolor sigue ahí. Y mi padre también sigue allí».
Otra fecha clave, la más relevante hasta la próxima celebración del juicio, que se espera para antes del verano, fue el 26 de enero, cuando se produjo la reconstrucción de los hechos. Un nuevo mazazo para la familia al volver a recordar los hechos, pero esta vez custodiada por García Montes, que no dudó en señalar a otros testigos (un vecino y dos personas más cercanas a los detenidos) y solicitó su declaración como imputados. «Fue un plan premeditado, con más personas», aseguraba el letrado.
Sin embargo, no se han producido más detenciones. Fuentes de TSJR manifestaron que la investigación forense está finalizada desde enero, no así la instrucción del caso. De hecho, agentes de la Guardia Civil volvieron a registrar la vivienda de Guillermo hace mes y medio.
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