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Casi nueve meses después del asesinato de Guillermo Castillo en Cuzcurrita, la Policía Judicial de la Guardia Civil ha realizado este viernes la reconstrucción de los hechos que sucedieron en la madrugada de aquel 2 de mayo. En ella han participado los dos detenidos ... por el crimen, ambos viejos conocidos de la justicia: uno de ellos estaba en permiso carcelario y el otro llevaba una pulsera telemática para la reinserción de las personas presas.
El mayor de los dos, A. D. G. D., es de nacionalidad española, residía en el barrio de La Estrella de Logroño y era un habitual de la prisión riojana. El otro detenido, de nacionalidad portuguesa, residente en la localidad alavesa de Laserna y que responde a las iniciales C. S. R. M., también es conocido por los agentes de la prisión logroñesa, ya que ha estado implicado en distintos robos con violencia desde hace casi una década.
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Tras la reconstrucción, el abogado de la familia Castillo, Marcos García Montes, ha explicado que pedirá a la juez del caso que se llame a declarar como imputados a otras dos personas para indagar su implicación en el crimen. En concreto, García Montes apuntaba a sus sospechas hacia algunos vecinos de la localidad que declararon no haber oído nada pese a su cercanía con unos hechos que tuvieron que provocar un considerable escándalo. «Está claro que el vecino y la otra persona que hemos pedido que vengan como investigados tienen mucho que contar. Evidentemente, aquí nadie sabe nada, pese a que el perro ladraba, los ruidos, los chillidos...». Así, la acusación particular ha recurrido ante la Audiencia Provincial la decisión de la instructora de no imputar a esas dos personas.
Esos dos presuntos implicados en el crimen serían, por una parte, ese vecino cercano, y por otra, una persona que, según uno de los implicados, se llevó una bolsa con la ropa manchada de sangre cuando se cambió. Además, explicaba, hay una tercera persona, un testigo: un compañero de trabajo de otro de los acusados a quien supuestamente le entregó las zapatillas con las que estuvo en Cuzcurrita, «que supuestamente estarían ensangrentadas». Y es que, ironizaba, «se bañan en su casa, se duchan en su casa, y parece que ha desaparecido la ropa. Hombre, por favor» .
«Si Yolanda (la hija del fallecido) está con su padre a las 10.30 de la noche, y ellos (los acusados) llegan a las 11, alguien ha tenido que dar esa información», aseguraba. «Y que haya un vecino que ha dicho que no sabe nada ni ha oído nada cuando el perro ladraba de arriba abajo... Eso no tiene ningún sentido», lamentaba. «Está claro que no podemos quedarnos satisfechos, ni Yolanda, ni yo ni la familia que esta aquí». Para él, hay razones para investigar «en ese margen de media hora, quién sabía quién eligió el lugar, la hora y el mecanismo». «Esa media hora es lo fundamental de este procedimiento».
«¿Yo puedo creerme que unos señores salen de su casa con grilletes, un arma y tal, y no sabían a donde iban? Hombre, por favor. Eso no tiene ningún sentido», criticaba. «Lo han matado miserablemente, y las fotos del pobre Guillermo son dramáticas. En los 52 años que llevo de carrera no había visto fotos con tantas torturas. La cara, irreconocible», describía. E insistía: «Fue un plan premeditado, con más personas. Y ese plan supone que esperaron a que fuera el día, a decirles 'acaba de salir Yolanda de la casa, está solo, ahora es el momento'». Una información que, aseguraba, «la da un 'comando informativo' que tenemos que saber quién es».
Es más, la tesis que maneja la acusación particular es que el móvil del asesinato de Guillermo Castillo no fue puramente económico. «Nadie mata así, con esa agresión salvaje, por 100 euros, eso es ridículo». «Hay una saña, una venganza. Creo que hay algo más, y espero que la juez y la fiscal también estén conmigo», afirmaba.
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Carmen Nevot
María Caro
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Según reconocía García Montes, «la reconstrucción no tiene ninguna virtualidad desde el punto de vista probatorio, cada uno de los acusados ha mantenido su versión». Aunque, también explicaba, «cuanto más se contradigan, mejor para la investigación».
Tras la detención de los hasta ahora únicos dos acusados también se detuvo a una mujer, de 59 años y vecina de Pradillo, que es pareja sentimental de C. S. R. M. Posteriormente fue puesta en libertad con cargos, aunque la Guardia Civil descartó que participase en los hecho.
La reconstrucción fue seguida por la hija del asesinado, Yolanda Castillo, así como vecinos de una localidad que ha estado toda la mañana prácticamente blindada con los accesos al edificio donde ocurrieron los hechos totalmente bloqueados, y con un buen número de efectivos de la Guardia Civil, tanto de Tráfico como de Policía Judicial como de Seguridad Ciudadana.
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