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Los acusados por el crimen perpetrado en Cuzcurrita la noche del 2 de mayo tienen versiones opuestas sobre el asesinato del hostelero Guillermo Castillo. Como ya anunció Diario LA RIOJA, han sido varias las ocasiones en las que los detenidos han solicitado cambiar sus declaraciones ... en el Juzgado nº1 de Haro. Y como constatan los vídeos de la investigación, a los que este diario ha tenido acceso, también fue así durante la reconstrucción de los hechos, celebrada en el mes de enero. En las declaraciones se aprecia cómo ambos descargan la autoría material del asesinato sobre el otro ante la secretaria judicial.
Mientras uno de ellos relata que esperó en el coche mientras sucedieron los hechos en la vivienda, el otro relata un escenario en el que ambos accedieron a la casa.
Durante la reconstrucción estuvo presente el abogado de la familia Castillo, Marcos García Montes, quien sostuvo a su término que había alguien más implicado en el crimen, un 'cerebro' que informó de los movimientos de la víctima.
En uno de los vídeos, que incluyen el recorrido que se realizó con ellos desde que aparcan en la localidad riojalteña hasta que finalizan los hechos allí perpetrados, declara uno de los dos acusados, eludiendo cualquier implicación aquella noche: «Se baja del coche -el otro detenido-y dice que él va a su casa, dice que este señor le debe un dinero del trabajo», explicaba uno de ellos en el lugar en el que dijo que habían aparcado, una plaza ubicada a cien metros de la vivienda.
Según explicó, 45 minutos después regresó al coche, donde le preguntó si le había pagado, y el acompañante dijo que no. Y no le vio sangre ni nada sospechoso, declaró. El acusado relató que después fueron a comprar droga y él de nuevo esperó en el coche. Y añadió que, cuando le dejó en su casa le dio 150 euros, «por acompañarle o yo qué sé», señala.
El otro detenido descarga la autoría material sobre el primero: «Se tiró encima de él y le aporreó. Y dijo 'hombre muerto no declara'». Y a continuación explicó que su acompañante se lavó y depositó en una bolsa la ropa manchada de sangre. «Y me dio 150 euros que había encontrado por ahí», añadió.
Este detenido relata, además, cómo días después cuenta a su mujer lo sucedido porque necesitaba desahogarse, añadiendo en su relato que «se les fue de las manos».
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