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Redacción
Madrid
Lunes, 23 de diciembre 2019
¿Existe la mejor serie del año? No. ¿Así de categórico? Así de categórico. Y eso que muchas veces los redactores nos empeñamos en calificar así cada contenido cultural que sale a la luz. Al final que a uno le guste o no una serie es algo tan personal... Ya lo decía Clint Eastwood en 'El novato', «Las opiniones son como los culos, todo el mundo tiene uno». Lo que sí podemos hacer desde 'La butaca' es recomendaros algunas de las mejores series que deja 2019. Y si te pones nostálgico, te dejamos también las de 2018, no te vayas a quedar sin contenidos para estas navidades.
Borja Crespo
La serie de HBO escrita por el polémico Damon Lindelof ('Lost', 'The Leftovers', 'Prometheus') respeta el espíritu del cómic de partida, uno de los más importantes en la historia del medio, explotando sus virtudes a conciencia, sin depender de la obra original. 'Watchmen' se ha revelado como uno de los títulos de la temporada, gracias a su capacidad de hipnosis de cara a un espectador no necesariamente lector de tebeos. Todo encaja capítulo a capítulo en una historia que crece a pasos agigantados y no abandona en ningún momento su deseo de sorprender. Plagada de referencias que engrandecen el visionado, hay que preguntarse si Alan Moore no estaría orgulloso de tan singular propuesta basada en sus revolucionarias viñetas. Centrándonos en la moda de las adaptaciones, 'Titans' y 'Doom Patrol' también pueden entrar en esta lista de recomendaciones.
Mikel Labastida
La mejor serie del año es imperfecta. 'Years and years' puede resultar tramposa en algunos giros de guion, excesiva en el devenir de los acontecimientos e incluso efectista en su planteamiento. Y a pesar de todos estos defectos el último trabajo de Russell T. Davies consigue emocionar y resulta imprescindible para entender el mundo actual con la amenaza de las políticas populistas. Qué más se le puede pedir a una serie. La BBC sorprendió con esta propuesta en torno a una familia británica a la que siguen durante 15 años para comprobar cómo les afectan los cambios que experimenta una sociedad condicionada por los extremos y una tecnología imparable.
Iker Cortés
Fue la sensación de la primera mitad del año. 'Chernobyl' llegaba a HBO en mayo, casi sin hacer ruido, y pronto se convertía en un fenómeno. Compuesta por cinco episodios, la miniserie recrea una de las peores catástrofes provocadas por la mano del hombre. ¿Sus mayores aciertos? Un guion rotundo, mimo por el detalle y una contención exquisitas a la hora de desarrollar una historia que en manos de cualquier otro podría haber sido un recital de sensiblería vacío. Craig Mazin, responsable de la ficción, supo jugar con los conocimientos que el espectador tiene de la tragedia para generar pánico, pero además, apoyándose en el personaje de Valery Legasov (un magnífico Jared Harris) y en el del vicepresidente del Consejo de Ministros, Boris Shcherbina, menos ducho en materia nuclear, consigue que las explicaciones sobre la explosión del reactor y sobre la forma en la que la Unión Soviética capeó el temporal no sean impostadas. La atención al resto de personajes, desde la población civil que tuvo que ser evacuada hasta losbomberos, militares y mineros que ayudaron a contener la situación sin saber muy bien a qué se exponían, entregan un completo y tenso repaso al accidente nuclear. Aprovecho la oportunidad para citar otras tres series que me han volado la cabeza, 'The Boys', 'Vida perfecta' y el regreso de 'Veronica Mars' en plena forma.
Nuria Nuño
La de 2019 ha sido una gran añada. 'Chernobyl', 'Years and years', 'Euphoria', 'Succession', 'Así nos ven' y un buen puñado de títulos se han coronado gracias a los elogios unánimes de crítica y público. Otra de las grandes triunfadoras del año ha sido 'Creedme', que adapta un gran trabajo periodístico de Ken Armstrong y T. Christian Miller; con el que ganaron el premio Pulitzer. La miniserie de Netflix remueve conciencias al abordar la historia real de Marie Adler, una joven de 18 años que, tras ser violada, fue obligada a retractarse en su denuncia ante el acoso de los policías que investigaban su caso, mucho más empecinados en poner en duda la veracidad de su relato que en atrapar a su agresor. Resulta imposible no angustiarse con el trauma de la víctima e identificarse con ella; una chica que se topa, una y otra vez, con la incomprensión de quienes la rodean y el desamparo de las instituciones hasta que entran en acción dos inspectoras de policía. Es todo un toque de atención a la podredumbre del sistema.
Eduardo R. Paneque
La séptima y última temporada de 'Veep'. Aunque las recién conocidas nominaciones de los Globos de Oro la hayan ignorado (¿acaso su lista es mejor que esta?), la comedia política ha echado el cierre superando su propio listón. Dicen de ella que su humor era irónico pero en los últimos años, erigida como azote de la administración de Donald Trump, se convirtió en algo que bordeaba preocupantemente la realidad. ¿Cuál era el mundo de ficción? De ritmo trepidante y cargado insultos sofisticados, el humor negro apuntó en todas las direcciones sin dejar títere con cabeza. A modo de epílogo, y en una particular versión del final de 'A dos metros bajo tierra', dejó claro que no se casaba con nadie. Julia Louis-Dreyfuss fue vicepresidenta, presidenta y desahuciada del poder sin que nada pareciera afectarle. Un elenco sobresaliente con un guion sólido de la que podrás echar mano porque 'da igual cuando leas esto'.
Asier Manrique
Ni ha sido la serie que más conversación ha generado, ni probablemente sea la mejor del año, pero 'Hierro' ha sido un paso adelante enorme para la ficción española. El thriller protagonizado por Candela Peña y Darío Grandinetti poco tiene que envidiar al mejor nordic noir, y ha hecho que el thriller español alcance un nuevo nivel. El hipnótico paisaje de la isla de El Hierro, un guion perfectamente hilado, un casting compuesto principalmente por actores locales y una factura técnica de lujo avalan la primera temporada de 'Hierro'. Su renovación por una segunda temporada demuestra que la fórmula ha calado y tiene cuerda para rato. Mención especial para 'Home Ground' (T2), 'Paquita Salas' (T3) y 'Merlí: Sapere Aude' (T1).
Oskar Belategui
Son viejos, están solos y la decrepitud física les hace mella. ¿Se puede uno reír en una comedia donde aparece el cáncer? 'El método Kominsky' vuelve a deslumbrar en su segunda temporada por su tono, entre el sarcasmo y la ternura, al retratar las cuitas vitales de la extraña pareja de carcamales maravillosamente interpretada por Michael Douglas y Alan Arkin, un profesor de interpretación en Los Ángeles y un poderoso agente recién jubilado y viudo. Los guiños cinéfilos son la guinda de un pastel agridulce, sensible y procaz al mismo tiempo.
Nuria Alonso
No es la mejor serie del año, ni mucho menos. Pero reclama su hueco entre las producciones que hay que recordar de este ejercicio. La historia no es nada compleja: la serie se adentra en la vida cotidiana de una anodina pareja española de clase media. Pero cuenta con un aliciente extra: ambos son unos metepatas de escándalo. De órdago. De pasarlo mal de verdad; el espectador, digo. El principal atractivo de esta serie es el sufrimiento que se traslada al espectador por empatía con los protagonistas. Ellos, Jesús y Nuria (unos magistrales Javier Gutiérrez y Malena Alterio) son de ese tipo de gente que ven un charco y se tiran de cabeza. Aunque nunca haya agua. Y la historia no tiene mucho más. Pero es que al género humano siempre le ha 'puesto' eso de ver cómo otros congéneres sufren, ya sea de forma literal o figurada. Y en esta, es a lo grande. Las peores situaciones de vergüenza social las encarnan estos dos pobres diablos, que en realidad son unos desgraciados, rodeados de gente sin corazón (secundarios de lujo, por cierto) que no tiene arrestos suficientes para decirles que están metiendo la pata. Es para guardar en una cajita de la memoria la excursión a Mallorca con los padres más 'cool' del colegio del hijo adoptado. Una vez visionado duele la tripa, pero no sabes bien si es de risa o de bochorno. Ojo, la serie no es apta para espectadores demasiado sensibles.
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Alfonso Torices (texto) | Madrid y Clara Privé (gráficos) | Santander
Sergio Martínez | Logroño
Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
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