El sistema falla y las series se encargan de denunciarlo
Primera temporada ·
'Creedme' expone un caso real que cuestiona la actuación de la policía estadounidense, como ya lo hizo hace unos meses 'Así nos ven', también en NetflixSecciones
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Primera temporada ·
'Creedme' expone un caso real que cuestiona la actuación de la policía estadounidense, como ya lo hizo hace unos meses 'Así nos ven', también en NetflixUna ficción es valiente cuando se arriesga en la dirección, en la narrativa, en la puesta en escena o en la elección del reparto. Pero también lo es cuando se atreve a abordar todo tipo de relatos y a denunciar situaciones y actuaciones injustas, vengan ... de donde vengan e incomoden a quien incomoden. En ocasiones las series cumplen esa función, la de transformarse en ventana para grupos desfavorecidos o la de poner en el foco sinrazones y fallos en el sistema. En este sentido industrias como la inglesa o la americana llevan mucha ventaja a las de otros países. En ellas resulta frecuente encontrar títulos que retratan casos reales sobre políticos, empresarios importantes u otros dirigentes sociales, por bochornosos que sean. Así lo demuestran ejemplos recientes como 'La voz más alta' o 'A Very English Scandal'. Esto no sucede de forma tan habitual en otros territorios, como en España, donde narrar sucesos de este calibre sigue siendo una asignatura pendiente.
En esta práctica Netflix ha llevado este año la delantera con dos producciones que muestran las grietas en el aparato policial y judicial estadounidense y las consecuencias de actuaciones reprobables por parte de quienes deben velar por los derechos de cualquier ciudadano. La primera de ellas fue 'Así nos ven', estrenada en junio, que plasma la historia real de un grupo de chavales, conocidos como los Cinco de Central Park, que en 1989 fueron obligados en Nueva York a confesar la brutal violación de Trisha Meili en la que no habían tenido nada que ver. La miniserie (que obtuvo 16 nominaciones a los últimos premios Emmy y ha logrado estatuillas al mejor casting y al actor principal de serie limitada) desvela el curso de una investigación en la que los detectives y fiscales actuaron de un modo poco ético con los acusados, pasaron por alto numerosas inconsistencias en sus declaraciones, e hicieron la vista gorda con evidencias que hubiesen dirigido el caso hacia otros derroteros.
Las condenas de los niños quedaron anuladas después de que en 2002 el verdadero autor de los hechos confesase su implicación. Los damnificados demandaron a la ciudad de Nueva York, que tuvo que desembolsar 41 millones de dólares para tratar de compensar el daño infringido, algo que, como demuestra la serie, fue harto complicado. Aquella nefasta actuación por parte de algunos miembros del sistema arruinó sus vidas y les marcaría para siempre. La valiente propuesta dirigida por Ava DuVernay apuntaba alto, puesto que señalaba también el errático comportamiento del ahora presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que pagó en pleno curso de la investigación anuncios de páginas completas en periódicos de Nueva York pidiendo la reinstauración de la pena de muerte.
Cuando todavía los ecos de aquel título resuenan, Netflix ha sorprendido con el estreno el pasado fin de semana de 'Creedme', que de nuevo se basa en un suceso real y expone también los errores, en esta ocasión de la policía, a la hora de tratar una denuncia de una violación por parte de una menor problemática. Aunque la serie dirige su mirada a la actitud irresponsable de los agentes de la ciudad de Lynnwood deja entrever que no es un hecho aislado la indefensión ante la que se encuentran muchas mujeres al reconocer agresiones sexuales y el poco mimo con el que asuntos como este son tratados por algunos profesionales.
El tema no puede estar más de actualidad, puesto que hoy en día todavía muchas víctimas de violencia sexual aseguran sentirse cuestionadas cuando exponen lo que les ha ocurrido y revelan que los estereotipos pesan en esta clase de casos.
T. Christian Miller y Ken Armstrong ganaron en 2016 el Pulitzer por un reportaje en el que daban voz a una joven de 18 años de Washington que después de ser atacada en su domicilio por un desconocido tuvo que soportar la desconfianza de los detectives encargados de resolver el suceso, que la llevaron incluso a negar lo que había ocurrido y la condenaron a un aislamiento absoluto dentro de una sociedad que se mostró poco comprensiva y cómplice con ella. La actuación posterior de dos inspectoras de policías en otros distritos americanos sirvió para poner de manifiesto esta nefasta intervención y para constatar los endebles mecanismos que la policía estadounidense utiliza para profundizar, solucionar y evitar coyunturas de este tipo, lo cual permite que algunos criminales ataquen con impunidad.
Sin efectismos, evitando giros de guion inesperados y huyendo de dramatismos y excesos lacrimógenos (en esto sí caía 'Así nos ven') la realizadora Susannah Grant propone un relato sobrio que no deja de crecer a lo largo de sus ocho episodios y que provoca un escalofrío constante por la injusticia que se cometió con aquella adolescente y con otras muchas con las que intuimos se actuó igual. La ficción nos coloca, en el primer capítulo, en la piel de esa muchacha atemorizada que acaba de ser violada y ha de narrar lo sucedido una y otra vez ante diferentes responsables de la investigación. Si ya de por sí el proceso resulta engorroso para la afectada, la sensación de inestabilidad e indefensión aumenta cuando percibe que las formas en que se haya podido comportar anteriormente o la opinión de terceras personas pesa más que su propia declaración. La situación toma tintes rocambolescos cuando la chica prácticamente es obligada a confesar que ha mentido y termina incluso siendo denunciada por falsa denuncia.
No es hasta la segunda entrega cuando se nos presenta a las dos agentes protagonistas que, cada una en su condado, tratan de cazar a un hombre que ha agredido sexualmente a dos mujeres. Ninguna de ellas conoce la investigación de la otra y ni siquiera sospecha que ambos crímenes tienen un mismo autor. Al contactar descubrirán la falta de información que existe entre comisarías y el escaso interés que muchos policías ponen a la hora de redactar las denuncias y de compartir detalles que sirvan para resolver o evitar otros sucesos similares. No va a ser lo único que destaparán al empezar a trabajar juntas y convertirse en una suerte de pareja al estilo 'True Detective'.
Precisamente en aquel título de HBO tiene mucho que mirarse 'Creedme'. Es inevitable reconocer una inspiración tanto en el dibujo árido de determinadas zonas de Estados Unidos, como en la forma de presentar a la pareja de detectives, no especialmente empáticas para el espectador, y al antagonista, un criminal omnipresente pero al que no conocemos hasta casi el final del relato. Las dos tramas principales, la de la muchacha de Washington presionada para retractarse y la de las policías que buscan al violador en otras ciudades, discurren en paralelo sin que en ningún momento el espectador tenga claro si en algún instante se unirán. Aunque sea lo que más desea para deshacerse de la impotencia presente durante todo el visionado.
Las series también deben servir como escaparate de las injusticias, como fusta de los organismos que no funcionan, como pantalla capaz de sonrojar a un sistema que no se comporta como debe. Y de valer también, si se tercia, como herramienta periodística. En el caso de 'Así nos ven', tras la emisión de la serie, Linda Fairstein, la exfiscal del caso convertida en novelista fue expulsada por su editorial y tuvo que renunciar a su cargo en el consejo de la universidad Vassar College. Falta por ver si la emisión de 'Creedme' tendrá consecuencias.
La primera temporada de 'Creedme' está disponible en Netflix.
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