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Parece que alguien ha tirado un cohete, pero no sabíamos que había una fiesta». Con estas palabras valoraba el pasado jueves –horas antes de la retirada del plan del PNV– Juan Luis Cañas, propietario de uno de los grupos vitivinícolas más importantes e implicados en la comarca de Rioja Alavesa, la iniciativa del partido nacionalista de tramitar la reforma de la ley de denominaciones de origen supraautómicas con la idea de crear un consejo regulador propio e independiente para la zona: «Estamos despistados y lo primero que me gustaría es conocer lo que hay detrás de esta propuesta de la que no se nos ha informado».
«Por supuesto que nosotros creemos en la diferenciación –aclaraba el bodeguero–, incluso estamos impulsando el trabajo hacia la excelencia en toda la comarca, lo que significa hacer mejores vinos y preocuparnos por nuestros proveedores de uva, pero estamos bien dentro de Rioja porque tenemos herramientas para diferenciarnos».
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Marta Hermosilla Garrido
Juan Luis Cañas, que es uno de los principales operadores de vino de zona, de municipio y de viñedos singulares de Rioja Alavesa, considera que «es legítimo que un gobierno tome decisiones, pero su obligación también es consultarlo antes con la gente, con todos». «Estábamos en paz y esto nos ha acarreado un problema; venimos de una pandemia, de un primer semestre regular de ventas y ahora que estábamos teniendo más o menos todos un buen semestre nos encontramos con esto». «No queremos que la política nos mueva, sino paz y tranquilidad; en Rioja domina quien más votos tiene y, en nuestro caso, si no estamos de acuerdo lo decimos, pero hay herramientas suficientes para la diferenciación y lo que tienen que hacer los políticos es dejarnos trabajar».
Roberto Oliván, Tentenublo Wines de Lanciego, tiene un modelo de negocio muy diferente al de Juan Luis Cañas. Apenas 50.000 botellas de sus propios viñedos, pero tampoco se muerde la lengua contra las intromisiones políticas, de su lado del Ebro, pero también de este: «Ni me gusta cómo ha actuado el PNV ni cómo lo está haciendo el Gobierno de La Rioja». «Parece que somos cromos para ellos, para todos los políticos, y lo que están haciendo es jugar con nuestro pan y con nuestro dinero». Oliván, como lleva haciendo desde que comenzó en 2011, cree por supuesto en la diferenciación: «Hay pueblos, zonas y parcelas, como sucede en todo el mundo del vino vitivinícola, pero no tienen que ser los políticos los que digan cuáles son los buenos, sino el mercado». «Por qué tú sí y por qué tú no...; no es una decisión política, sino de las bodegas y de los consumidores, del mercado, y eso vale para esta comarca y para cualquier otra de Rioja».
El pequeño bodeguero tiene claro que «a los políticos no les importa el 'terroir' y lo que quieren es jugar con nuestros negocios, porque hay dinero y votos, pero es mi negocio, no el suyo».
El viticultor lamenta también, en este sentido, la politización a este lado del Ebro: «Les gusta mucho la foto y acaban enfrentándonos a unos con otros, pero no se dan cuenta de que nosotros no hacemos política, sino vino».
Carlos Fernández, de Bodegas Tierra en Labastida, fue uno de los impulsores de la primera ruptura que planteó en su momento la Asociación de Bodegas de Rioja Alavesa (ABRA): «Ya expliqué aquello; lo que queríamos era presionar al Consejo Regulador para sacar adelante un mayor reconocimiento para los vinos de zona, crear los de municipio y los vinos de viñedo singular». «El Consejo cumplió con ese compromiso y, por mi parte, se acabó el tema...».
Respecto a la polémica propuesta de reforma legislativa del PNV, Carlos Fernández señala que «desconozco el fondo y lo que puedo decir es que ahí está el principal problema: ni nosotros ni muchas otras bodegas de esta zona con las que he hablado sabíamos nada». «Personalmente –continúa–, soy absolutamente partidario de la diferenciación, de hecho etiqueto todos mis vinos como de Labastida, pero cualquier decisión de este calado hay que hablarla y explicarla a la gente». «Nuestro futuro –continúa– lo tenemos que decidir nosotros mismos, no la política en los despachos».
Las grandes bodegas, al menos algunas de ellas consultadas que trabajan en Rioja Alavesa, prefieren no dar su opinión a título individual, pero sí se remiten a la de la principal asociación bodeguera, el Grupo Rioja –que engloba a firmas como Marqués de Riscal, Faustino o García Carrión, entre otras– y que ya recordó que el 75% del vino que se comercializa en Rioja Alavesa pertenece a sus asociados y que está radicalmente en contra de la división y fragmentación de Rioja que suponía la propuesta de los nacionalistas vascos.
También el director general de la Federación Española del Vino, José Luis Benítez, califica de «sinsentido» el planteamiento del PNV: «Se puede defender un concepto de mejor eficacia en la gestión, pero más consejos reguladores no van a mejorarla precisamente, cuando además la diferenciación propuesta no va ligada al producto, sino a razones políticas o administrativas».
Benítez advierte, asimismo, de que «el consumidor no entiende lo que está pasando y en muchas ocasiones me han preguntado, sobre todo en el exterior, por qué siendo Rioja una marca tan potente, la número 1 de España, tiene continuamente este tipo de discusiones, que no ayudan, sino que perjudican». El director general de la FEV muestra su «apoyo total» al Consejo Regulador y al Grupo Rioja e insiste en que «la división hace daño, y lo hace a todas las bodegas y viticultores que trabajan en Rioja, así que celebro que se hayan apaciguado los ánimos; lo que hace falta es trabajar todos juntos por mejorar los vinos y la marca Rioja».
La propia naturaleza de Rioja, con algunos de los grupos bodegueros más importantes instalados en Rioja Alavesa que utilizan uvas para sus vinos de la comarca pero también de las otras dos zonas (Alta y Oriental), compatibiliza difícilmente la propuesta del PNV de crear un propio Consejo Regulador de zona e independiente, incluso con sus propios servicios técnicos y administrativos, como se pretendía con la reforma legislativa.
En este sentido, en la pasada cosecha hubo 88 bodegas inscritas como elaboradoras de vino de zona de las 237 que tienen registro embotellador en la comarca Rioja Alavesa, es decir, únicamente el 37% comercializa todos o algunos de sus vinos con la identidad zonal. Con datos de 2020, las bodegas alavesas transformaron 66,38 millones de litros de vino, pero menos del 10%, unos 6 millones, lo hicieron bajo la indicación de zona o de municipios alaveses, que son las figuras que acreditan la trazabilidad de la procedencia de las uvas.
Los viñedos de Rioja Alavesa produjeron en la cosecha de 2020 un total de 73,4 millones de kilos de uva amparada, mientras que las bodegas elaboraron esos 66,38 millones de litros de vino amparados. Es decir, necesitaron 95 millones de kilos de uva, con lo que -al margen de que hay bodegas de las otras dos zonas que también compran uva de Rioja Alavesa- la comarca necesita al menos el 30% de la materia prima de Rioja Alta u Oriental.
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