El Ebro, una frontera de opiniones

El río Ebro se ha convertido en apenas unos días en una barrera invisible que separa dos mundos que tradicionalmente han ido de la mano abogando por la calidad y la singularidad de un cultivo milenario.

La vid y el vino han representado a generaciones de aquí y de allí que, sin importar las diferencias territoriales o culturales, han encontrado su punto común en la Denominación de Origen Rioja. Una Denominación que vio peligrar su naturaleza hace unas jornadas con la propuesta del PNV, que suponía romper la DOCa Rioja y crear un consejo específico para Rioja Alavesa. Y es que, aunque los nacionalistas vascos se echaran atrás antes de la celebración del pleno en el Congreso, la semilla ya había germinado en las localidades más próximas a la ribera del río generando sensaciones radicalmente opuestas. De un lado, estupor; del otro, comprensión.

«No entiendo que quieran cambiar algo que ha funcionado toda la vida», relata enfadada Raquel, una vecina de Cenicero. Ella y su familia han «nacido debajo de una cepa», por lo que la cultura del vino recorre sus venas desde que eran pequeños. «Nuestras viñas pasaron de mis abuelos a mis padres y más tarde las heredarán mis hijos. Nos orgullecemos de lo que somos y de lo que hemos creado con los años, por eso no entendemos cómo nuestros vecinos de Rioja Alavesa se quieren desligar de esta forma. Todos somos Rioja, con los mismos beneficios y pérdidas», asegura esta cenicerense.

En la misma línea, José Mari, un viticultor de San Vicente de la Sonsierra, muestra su rechazo ante la propuesta de unos nacionalistas alaveses que «aunque no hayan llevado a la práctica su plan, seguro que sacan algo de beneficio con esto». «Pedirán una mejora en los precios o una mayor extensión en las plantaciones hasta que dentro de dos o tres años vuelvan a lanzar otro órdago esperando algo a cambio. Eso sí, lo que tenemos seguro es que no se van a ir de la Denominación de Origen y crear una nueva como Viñedos de Álava», expone.

Una vez se cruza el río Ebro, la escena cambia, no por el paisaje, repleto de tractores y hojas rojizas que simulan un mar en el interior, sino por la forma de pensar de unos habitantes que aspiran a tener «una mayor representatividad» que se podría haber llegado a materializar si el plan del PNV hubiera llegado a buen puerto.

«Nos merecemos tener más voz y voto en las decisiones que se toman desde Logroño, ya que la Rioja Alavesa es la subzona que da la uva de mejor calidad de la Denominación de Origen y la que tiene las bodegas más importantes del territorio», explica Fernando, un viticultor de Baños de Ebro. «Los que nos dedicamos a la uva en la zona de la Rioja Alavesa estamos a favor de lo que lanza el PNV, aunque los políticos deberían hablar más con nosotros para saber la realidad de nuestro día a día», finaliza.

«El problema de todo esto ha sido la politización de la causa», asegura un vecino de Elciego mientras se toma una copa de vino en un bar de la localidad alavesa. A la hora del vermú no se habla de otro tema. «Es una pena que al final no se vaya a hacer», lamenta un parroquiano mientras otro compañero le animaba diciendo que «tarde o temprano será una realidad». Y es que, tanto para riojanos como para alaveses, la contienda de esta semana tan solo ha sido el preludio de un problema de fondo que sigue sin resolverse.

El PNV y su plan de desmembrar la Denominación de Origen Calificada Rioja ha zarandeado al sector y la discusión ha terminado por calar a pie de cepa. Unos defienden que la situación siga como está y a otros no les importaría marcar más aún la diferenciación de Rioja Alavesa. La polémica parece lejos de haberse acabado.

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