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Lunes, 17 de mayo 2021
Lo dijo Marruecos cuando se supo que Brahim Gali estaba ingresado en el hospital San Pedro de Logroño y este martes lo ha repetido la embajadora del país africano en España. «Hay actos que tienen consecuencias y se tienen que asumir», ha recalcado en relación a la llegada de miles de migrantes a las costas de Ceuta y Melilla desde la noche del domingo al lunes.
Karima Benyaich ha hecho esas declaraciones en velada referencia a la decisión de España de prestar atención médica al líder del Frente Polisario. En palabras ha Europa Press, ha insisitido en que hay «actitudes que no se pueden aceptar» y que las relaciones entre países vecinos y amigos se tienen que basar en «la confianza mutua, que se tiene que trabajar y nutrir».
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Por último, ha calificado de «inusual» la rapidez con la que ha sido convocada por Exteriores y ha señalado que no descarta que su Gobierno la llame a consultas en las próximas horas (algo que se ha confirmado posteriormente). Y es que la emabajadora de Marruecos se reúne este martes con la ministra de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, Arancha González Laya, quuien en principio tenía prevista un encuentro con la presidenta de La Rioja, Concha Andreu, pero ha sido cancelado «por motivos de agenda»
Las declaraciones de Benyaich han llegado después de que el ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, haya eludido vincular expresamente con lo ocurrido en Ceuta el ingreso del líder del Frente Polisario, Brahim Gali, en el Hospital San Pedro de Logroño, pero todo apunta a que este hecho está provocando consecuencias gravísimas en la ciudad autónoma donde este martes se vive una crisis migratoria alarmante: 6.000 ciudadanos marroquíes han accedido de forma irregular desde la madrugada del lunes bordeando a nado los espigones marítimos fronterizos del Tarajal y Benzú.
La oleada migratoria sin precedentes en tan pocas horas se ha producido ante la pasividad de las fuerzas de seguridad del país vecino, que, según fuentes policiales españolas, no han evitado contener por mar la salida de estas personas. Al menos un varón adulto falleció a media tarde de ayer por ahogamiento. En Melilla, al menos 80 personas de origen subsahariano han entrado a la fuerza espoleados por la avalancha en Ceuta.
La situación que se vive en este momento es de máxima tensión, ya que el goteo de inmigrantes se sigue produciendo. El Gobierno ha movilizado el Ejército, un despliegue que afecta a las unidades de la Legión y los Regulares con el objetivo de reforzar a las fuerzas de seguridad en el control de Ceuta. Los soldados se van a encargar, de la mano de la Policía Local, la Nacional y la Guardia Civil, de «agrupar a los inmigrantes desperdigados» por la ciudad y de prestar todo el «apoyo logístico» que ha reclamado la Delegación del Gobierno, según fuentes policiales.
Marlaska, al igual que el resto de miembros del Gobierno, no ha ligado la situación a una crisis diplomática con Marruecos. «Las crisis migratorias son complejas, que obedecen a situaciones humanitarias, también la pandemia en este caso. No podemos encontrar respuestas simples», ha afirmado. Por su parte, Bruselas ha avisado a Marruecos de que Ceuta es «frontera de la UE» y ha cerrado filas con España en la crisis de Ceuta, pide la devolución «ordenada y eficaz» de los migrantes irregulares y da un toque de atención a Marruecos.
El jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, ha ofrecido una declaración institucional. tras la rueda de prensa del Consejo de Ministros tras la que se ha desplazado a Ceuta y a Melilla. El presidente del Gobierno ha sido recibido a su llegada a Ceuta con gritos e insultos por parte de un grupo de alrededor de medio centenar de personas que le esperaba, primero, a la salida del helipuerto de la ciudad autónoma, en el parque Juan Carlos I, y después, a las afueras del Palacio Autonómico donde se ha reunido con el presidente ceutí, Juan Jesús Vivas.
Sánchez, en su intervención pública, ha señalado que esta es una grave crisis migratoria tanto para España como para la Unión Europea, y ha asegurado que su Gobierno actuará con «firmeza» para «reestablecer el orden con la máxima celeridad» y garantizar «el control del transito» entre los dos países. Sánchez ha definido al país vecino como «socio y amigo» y «así debe seguir siéndolo», pero ha dejado claro que Madrid actuará con todos los medios a su alcance para frenar la presión sobre Ceuta.
El presidente ha tratado la situación con Felipe VI. Desde la Casa Real se ha expresado después su máximo respaldo al Ejecutivo y se ha esquivado aclarar si el Rey, que mantiene una magnífica relación con Mohamed VI, podría mediar para reconducir esta crisis. Sánchez también ha conversado con el líder de la opinión, Pablo Casado.
La Administración General del Estado y la Ciudad Autónoma han mantenido, además, una reunión telemática para coordinar el dispositivo de acogida, que se pretende centralizar en las naves comerciales anexas a la frontera, vacías en su mayoría desde el cierre del paso a mediados de marzo del año pasado.
El titular del Interior ha añadido que «el Gobierno adoptará todas las medidas necesarias para defender la frontera» y que lo sucedido en las últimas horas en la playa de El Tarajal es un hecho excepcional, y que por lo tanto se está respondiendo con medidas excepcionales, como ha sido el despliegue del Ejército desde la pasada madrugada para apoyar a las Fuerzas de Seguridad. Según ha detallado Marlaska, hasta el momento se ha retornado a Marruecos a 2.700 personas por medio de las conocidas como devoluciones en caliente.
Juan Jesús Vivas, presidente de la Ciudad Autónoma de Ceuta, ha sido más que contundente en sus declaraciones de hoy a la Cadena Ser: «Los ceutís están asustados. España debe acudir al socorro de España y hoy Ceuta necesita el socorro de España» «Está Ceuta lleno. Podemos hablar de 6.000 y 7.000 personas, 1.500 son menores. El estado anímico de la población de Ceuta es ahora de angustia, incertidumbre, inquietud y miedo», ha expresado.
El presidente del PP, Pablo Casado, ha mantenido esta mañana una reunión telemática con Vivas para avanzarle que ha llamado al presidente Sánchez con la intención de pedirle que garantice la integridad de la frontera española y la devolución «inmediata» de las personas que han entrado de manera irregular en España a través de Ceuta. Casado ha apoyado la petición de Vivas de aumentar el número de efectivos del Ejército, del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia Civil, así como una resolución de la crisis diplomática con Marruecos.
Hace algo menos de un mes se conocía que el líder del Frente Polisario, Brahim Gali, se encontraba hospitalizado en el San Pedro de Logroño. Después se fueron desvelando más detalles: que había aterrizado en Zaragoza el 18 de abril en un avión medicalizado procedente de Argel, que se había registrado con un nombre falso en el hospital, que había llegado a la Unidad de Cuidados Intensivos... Se filtró la noticia y las reacciones, como era de esperar, se sucedieron.
La del Gobierno de Marruecos al ingreso de Gali en el Hospital San Pedro de Logroño fueron bastante claras. Primero, el ministro de Exteriores, Nasser Bourita, aseguró hace dos semanas que su país esperaba «una respuesta satisfactoria y convincente» por parte de Madrid acerca de lo sucedido y después el propio Ministerio emitió un comunicado en el que afirmaba que la decisión de las autoridades españolas suponía «un acto premeditado, una elección voluntaria y una decisión soberana de España, que Marruecos reconoce plenamente» y de la que «extraerá todas sus consecuencias».
El Gobierno marroquí acusó el 8 de mayo a España de omitir de manera premeditada la acogida del líder del Frente Polisario, Brahim Gali, en lo que describió como una «decisión soberana» del Gobierno español, contraria a la relación de «buena vecindad» entre ambos países y de la que el reino alauí «extraerá sus consecuencias».
¿Son estas las consecuencias de las que hablaba el Ministerio de Exteriores marroquí? Arancha González Laya respondió ayer a esta pregunta y señaló, según recoge Europa Press, que el Gobierno no tiene constancia de que Marruecos esté permitiendo la salida de migrantes hacia España como vía para presionar al Ejecutivo en la actual crisis diplomática abierta. «No nos consta», fue la escueta respuesta de la ministra.
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