La embajadora de Marruecos, una española hija de un 'mártir'

Karima Benyaich es hija del médico Fadel Benyaich y de la granadina Carmen Millán. Ambos se conocieron cuando él estudiaba la carrera de medicina en la ciudad de la Alhambra. Posteriormente, se fueron a vivir a Marruecos, donde él se convirtió en el médico personal del monarca Hassan II, uno de los puestos con los que se accede a la corte marroquí. Así llegó a uno de los principales centros del poder en el país vecino. La pareja tuvo dos hijos, Fadel Benyaich y Karima.

La vida de la familia cambió trágicamente el 10 de julo de 1971, cuando se produjo el intento de golpe de estado de Sijrat. Ese día, Hassan II celebraba su 42 cumpleaños en el complejo hotelero de lujo de Sijrat. Un grupo de militares asaltó el recinto a sangre y fuego y el rey, en unas circunstancias nunca aclaradas, consiguió salvar la vida tras haberse escondido en los retretes del establecimiento. Hassan II consiguió evitar el derrocamiento que habían previsto los militares sublevados e inició una durísima represión en el país.

En el tiroteo en la playa de Sijrat perdió la vida Fadel Benyaich, que acompañaba a su rey. La familia real marroquí decidió acoger a los huérfanos del médico como si fueran sus propios hijos. De ahí que se educasen en una situación privilegiada, en contacto con el actual monarca, Mohamed VI, y en el centro del poder alauí. Karima Benyaich, de 58 años, estudió en Canadá, donde se licenció en Derecho en la Universidad de Montreal. En el mismo centro siguió un máster en Económicas.

Los dos hermanos Benyaich, con el aval de la familia real marroquí, han desarrollado una importante labor diplomática. Fadel Benyaich, fue embajador en España entre 2014 y 2018. Con anterioridad había sido el responsable de las relaciones con Madrid en el Gabinete Real marroquí. Tras su cese en 2018 fue sustituido por su hermana Karima, que desempeñaba ese mismo puesto en Portugal. Ambos tuvieron que renunciar a la nacionalidad española para poder ejercer como diplomáticos en España ya que de otra forma no se les podría aplicar la inmunidad diplomática.

Cuando este martes fue llamada a consultas por la ministra de Asuntos Exteriores, Arantza González Laya, a raíz de sus palabras sobre la crisis migratoria en Ceuta se enfrentaba a una situación ya conocida para ella. En 2020 ya pasó por el mismo trámite después de que realizase unas declaraciones en las que ponía en duda la españolidad de Ceuta y Melilla y aseguraba que las ciudades autónomas eran tan marroquíes como el Sáhara.