Bruselas llama a la calma y cierra filas con España

Ha sido en el tramo final de una comparecencia ante los eurodiputados, cuando la comisaria sueca se ha referido a las «llegadas irregulares sin precedentes a la ciudad de Ceuta desde Marruecos». Un flujo que viene produciéndose desde el lunes y que, según los últimos datos, se concretaría en alrededor de 6.000 personas, «un gran número de ellos niños».

«Han llegado nadando a Ceuta poniendo su vida en peligro. Muchos tuvieron que ser rescatados. Una persona murió», recordaba la responsable comunitaria antes de plantear como solución inmediata, como «lo más importante en estos momentos», que Marruecos «siga comprometiéndose a evitar salidas irregulares« y que los que no tienen el derecho a permanecer en territorio europeo «sean devueltos» de manera «ordenada y eficaz».

Johanson ha insistido en que Bruselas sigue de cerca esta crisis, en coordinación con el vicepresidente de la Comisión Europea y Alto Representante para la Política Exterior, Josep Borrell. Y ha dado un toque de atención a Marruecos al plantear que la relación con el país de Magreb está «basada en la confianza y los compromisos compartidos. Y la migración es un elemento clave en este sentido».

El también vicepresidente, Margaritis Schinas, ha expresado también el cierre de filas con España insistiendo en que «la frontera española de Ceuta es una frontera europea». «Necesitamos ya el Pacto de política migratoria europea: acuerdos con países terceros; una robusta protección de nuestras fronteras; solidaridad entre los Estados Miembros y una política de migración legal», aseguraba en su cuenta oficial de Twitter.

Los partidos políticos españoles en el Parlamento Europeo también presionaron para que Bruselas se implique en esta crisis. Desde Ciudadanos, el eurodiputado José Ramón Bauzá exigió a Josep Borrell, «un respaldo claro de la UE» a Ceuta y España ante «el nuevo chantaje de Marruecos al país a costa de la inmigración, al mantener una pasividad deliberada para que miles de personas pasen de forma irregular a España».

Los mensajes de respaldo de los altos mandatarios de las principales instituciones comunitarias se sucedieron en las siguientes horas. El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, poco después de mantener una conversación con Pedro Sánchez, expresaba «todo nuestro apoyo y solidaridad» con España insistiendo en el mensaje clave: «Las fronteras de España son las fronteras de la Unión Europea». El político belga ahondaba además en el otro argumento, con notable carga de reproche a Rabat: «La cooperación, la confianza y los compromisos compartidos deben ser los principios de una relación sólida entre la Unión Europea y Marruecos».

Esa misma idea sustentaba la reacción de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que, en castellano, aseguraba que «las relaciones más estrechas, basadas en la confianza y compromisos mutuos con socios como Marruecos, son cruciales en esta misión». Se refería, en concreto al objetivo en el que desde hace meses trabaja el Ejecutivo comunitario: el acuerdo a Veintisiete sobre el nuevo Pacto sobre Migración. «Necesitamos soluciones europeas comunes para gestionar» este fenómeno.

Los partidos políticos españoles en el Parlamento Europeo también presionaron para que Bruselas se implique en esta crisis. Desde Ciudadanos, el eurodiputado José Ramón Bauzá exigió a Josep Borrell, «un respaldo claro de la UE» a Ceuta y España ante «el nuevo chantaje de Marruecos al país a costa de la inmigración, al mantener una pasividad deliberada para que miles de personas pasen de forma irregular a España».

Desde las filas del PP, la portavoz en la Eurocámara, Dolors Montserrat, y sus compañeros Juan Ignacio Zoido y Javier Zarzalejos, preguntaron este martes a la Comisión Europea «cómo piensa contribuir a resolver esta crisis mejorando la coordinación con países miembros como España en lo relativo a la gestión de los flujos migratorios y a la seguridad de las fronteras». En su argumentario insistieron en que Ceuta es frontera sur de la UE y que «una crisis de tal magnitud debe implicar a las autoridades nacionales y europeas».