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Ángela y Jimena 'escoltan' en el aire a su madre, Laura. Juan Marín
«Decidir ser madre no debería depender de una situación laboral»
Laura Díaz | Madre de Ángela (8 años) y Jimena (4)

«Decidir ser madre no debería depender de una situación laboral»

Aunque su trabajo le otorga cierta flexibilidad de horarios, Laura asegura tener que «cruzar los dedos para que las niñas no se pongan malas»

Nuria Alonso

Logroño

Domingo, 10 de marzo 2024, 08:40

Laura Díaz se multiplica en su día a día: trabaja como psicóloga en Pamplona; sus dos hijas, Ángela, de 8 años, y Jimena, de 4, asisten al colegio en Logroño; luego están las extraescolares, la casa… Una retahíla de obligaciones que abarca como puede, como el resto. «Cuando me junto con otras madres, veo que compartimos agobios, el ajetreo típico de tener niñas de esta edad… Todo el mundo va de aquí para allá y no me siento diferente del resto», cuenta. «Todo el mundo se enfada en casa y tiene que repetir las cosas 25 veces...; ahí no noto mucha diferencia, pero lo cierto es que en algún momento el resto de la gente se turna. O descansa. O se dicen el uno al otro: 'Ahora encárgate tú», comenta Laura. «Nosotras [las monoparentales] llegamos mucho más al límite; no tenemos ese mínimo respiro del que disfrutan incluso los separados», afirma.

Esa realidad común a las monoparentales desemboca en el especial valor del autocuidado de las que cuidan. «Los niños siempre te van a demandar –argumenta– y van a querer estar contigo. Necesitamos tener esos respiros y esos tiempos, porque si no, acabas gritando más de la cuenta y perdiendo un poco el norte». «Y creo que es importante que lo tomemos más en consideración que otros tipos de familia».

Sin embargo, esa necesidad de oasis, de respiro, choca a veces abruptamente contra la realidad. Laura se confiesa afortunada (la suerte es un elemento que aparece recurrentemente en las conversaciones con las monoparentales) por ejercer un trabajo que le otorga cierta flexibilidad. «Pero tengo que cruzar los dedos para que mis hijas no se pongan malas. Simplemente eso». «Si es un catarro, dices 'por favor que no tenga fiebre', porque como se tenga que quedar en casa, no tengo quien me cubra y además tengo otra hija a la que llevar». «Esa incertidumbre afecta a los menores, cuando son lo que más tenemos que proteger», repasa Laura, que explica: «Ya no digo ayudas económicas, que también, sino que es una cuestión básica, de derechos». Y la ley «debería procurar que nuestros niños tengan sus necesidades igual de cubiertas que el resto», reivindica Laura, antes de desmontar otra creencia muy extendida: «Mucha gente cree que las monoparentales con dos hijos estamos asimiladas a las numerosas y no es cierto». La Ley lo establece pero, de nuevo, que no haya un reglamento imposibilita dicha equiparación.

Esa 'suerte' que insinúa Laura no es casual ni por azar, sino fruto del esfuerzo. Antes de convertirse en madre, Laura desvela que se planteó una cuestión clave: «¿Puedo ejercer de madre como yo quiero? Es lo primero que pensé. Sin una estabilidad económica, sin una red segura..., no sé qué hubiera hecho». Luego surgió la duda de si podía o no ser mamá, otro proceso largo y doloroso que también afrontó sola, sin acompañamiento psicológico ni económico. «Es como si te dijeran: 'Como tú lo has elegido, pues ahí tú con ello'», se lamenta: «Algo tan esencial como decidir ser madre no debería depender tanto de una situación laboral o económica».

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