La ONU ve posibles crímenes de guerra en los ataques a la población de Gaza

El organismo internacional pudo verificar 218 muertes en seis ataques realizados entre el 9 de octubre y el 2 de diciembre. Israel empleó bombas guiadas de caída libre de gran potencia contra edificios residenciales, una escuela refugio de UNRWA, un campo de refugiados y un mercado. Según el estudio se trata de unos proyectiles que «dada la densidad de población de las zonas atacadas, es muy probable que el uso de un arma explosiva con efectos en áreas tan amplias constituya un ataque indiscriminado».

En tres de las acciones estudiadas las fuerzas israelíes dijeron que tenían como objetivo a personas relacionadas con los ataques del 7 de octubre, pero la ONU recuerda que «la mera presencia de un comandante o de varios combatientes no convierte a un barrio entero en objetivo militar, ya que viola el principio de proporcionalidad y la prohibición de ataques indiscriminados». Aunque las incursiones investigadas son del comienzo de la guerra, el protocolo de acción se repite de manera sistemática como se comprobó hace una semana con la operación de rescate de cuatro cautivos en el campo de refugiados de Nuseirat que acarreó la muerte de más de 270 personas, entre ellas más de sesenta niños.

«El requisito de seleccionar medios y métodos de guerra que eviten o al menos minimicen en toda medida los daños a civiles parece haber sido violado sistemáticamente en la campaña de bombardeos de Israel», afirmó el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Turk. Desde el organismo internacional pidieron a las autoridades israelíes «que tomen medidas para garantizar que se lleven a cabo investigaciones adecuadas y transparentes» y apuntaron que, en ausencia de investigaciones transparentes, es «necesaria una acción internacional en este sentido».

Israel, que no permite la entrada de investigadores de la ONU ni de periodistas extranjeros a la Franja, calificó la investigación de «defectuosa desde el punto de vista fáctico, jurídico y metodológico (…) Dado que OHCHR tiene, en el mejor de los casos, una imagen parcial. Cualquier intento de llegar a conclusiones jurídicas es defectuoso», opinó la delegación israelí en Ginebra.

Las únicas investigaciones abiertas hasta el momento han sido tras «errores» admitidos por el ejército como el ataque contra los vehículos de la ONG del chef español José Andrés que acabó con siete muertos. Se trata de pesquisas internas del ejército y, como denunció el propio cocinero en aquel momento, el proceso «carece de credibilidad».

El ejército prosigue con sus ataques ajeno a las órdenes de la Corte Internacional de Justicia y a investigaciones de la ONU y pronto podría extender sus acciones Líbano, donde los mandos aseguran haber acordado un plan de acción para una gran operación contra Hezbolá.

A falta de investigaciones independientes, las fuerzas armadas ofrecen cada día comunicados sobre sus operaciones. El domingo el ejército anunció «pausas tácticas» diarias de once horas desde el cruce de Kerem Shalon a Jan Younis, pero 72 horas después la ONU confirmó que ha sido incapaz de distribuir ayuda porque la zona es de alto riesgo.

«Los combates no son la única razón por la que no podemos repartir la ayuda. La falta de Policía o de Estado de derecho en la zona hace que sea muy peligroso transportar mercancías hasta allí», explicaron desde el organismo internacional. La ausencia de unas fuerzas del orden, unida a la situación de extrema necesidad, convierten a los camiones con ayuda en objetivo de miles y miles de personas desesperadas por llevarse algo que comer a la boca.

Israel mantiene cerrado el paso de Rafah desde que lanzó su operación contra Hamás en esta ciudad del sur. La ayuda entra con cuentagotas desde entonces, sobre todo a la zona norte, donde se registran casos de malnutrición entre los más pequeños.

La investigación del organismo internacional coincidió con una jornada en la que quedó de manifiesto las diferencias entre ejército y gobierno. Después de ocho meses de contienda, 37.000 muertos y la destrucción de Gaza, el portavoz de las fuerzas armadas, Daniel Hagari, admitió en una entrevista en el Canal13 que «cualquiera que piense que es posible destruir a Hamás se equivoca (…) Hamás es una idea». Cuestionado sobre si el día después en Gaza podría quedar en manos de la Autoridad Palestina, Hagari respondió que son «los políticos quienes deben decidir. Decir que es posible destruir a Hamás y hacerlo desaparecer es arrojar polvo a los ojos de la gente».

La oficina de Netanyahu reaccionó de manera inmediata con un comunicado en el que señalaron que «el gabinete de Seguridad ha definido la destrucción de las capacidades militares y de gobierno de Hamás como uno de los objetivos de la guerra. Y el ejército está comprometido con este objetivo».

Este cruce de declaraciones entre ejército y gobierno reveló las diferencias internas en un momento clave porque el frente norte está cada vez más complicado. Veinticuatro horas después de publicar un vídeo con imágenes captadas por un dron en Haifa, el líder de Hezbolá, Hasán Nasrala, ofreció un discurso en el que aseguró que «ningún lugar» en Israel se libraría de los cohetes de la milicia chií en caso de una guerra a gran escala.