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La guerra en Gaza cumple ocho meses, ya son más de 36.800 los palestinos muertos y es incontable el número de heridos y desaparecidos bajo los escombros. La venganza israelí por el ataque de Hamás del 7 de octubre, que acabó con 1.200 ... hebreos muertos y más de doscientos capturados, no conoce líneas rojas y ha llevado al Estado judío a ser investigado por una acusación de genocidio ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ). Tel Aviv habla de «legítima defensa» y las organizaciones de ayuda de «castigo colectivo» en el que el todopoderoso ejército de Israel recurre además al hambre y la sed como armas, lo que se considera crimen de guerra.
El Estado judío cuenta con el apoyo diplomático y militar de Estados Unidos, que le suministra armamento de última generación. Desde que comenzó la operación en la Franja el ejército ha realizado innumerables operaciones por tierra, mar y aire y es poco habitual que admita errores. Los comunicados oficiales siempre vinculan todos los objetivos con Hamás o Yihad islámica y no hacen referencia a las víctimas civiles. Israel mantiene cerrado a cal y canto el paso a la prensa internacional y en este tiempo sus tropas han matado a un centenar de periodistas y trabajadores de medios. No quieren testigos sobre el terreno y tampoco permiten el acceso de los investigadores de la CIJ.
En diciembre, fue la primera vez que el ejército entonó el mea culpa y asumió la responsabilidad de la muerte a tiros de Yotam Haim, de 28 años, Samer Talalka, de 22, y Alon Shamriz, de 26, tres rehenes que habían logrado escapar de las manos de Hamás. El jefe militar, Herzi Halevi, reconoció que «los tres hicieron todo lo posible para que les reconociéramos, iban a pecho descubierto para que no sospecháramos que llevaban una bomba en el cuerpo y sostenían una bandera blanca». Sin embargo, los soldados la emprendieron a tiros en un espacio abierto «en contra de las normas. Está prohibido disparar contra quienes izan una bandera blanca y piden rendirse», admitió Halevi, quien se mostró muy dolido.
Shamriz, Haim y Talalka habían logrado huir de Hamás después de más de dos meses de cautiverio. Sus captores les retenían en Shejaiya, bastión islamista al este de la Ciudad de Gaza. Según la investigación, los milicianos les habrían abandonado para escapar de las tropas.
Hubo que esperar hasta comienzos de abril para volver a escuchar a las fuerzas armadas admitir un «error». Ocurrió cuando un dron israelí disparó de forma consecutiva tres misiles contra tres vehículos de World Central Kitchen (WCK) y mató a siete empleados de la organización del chef español José Andrés, seis de ellos extranjeros.
El ejército explicó que se trató de «un error que siguió a una identificación errónea, de noche, durante una guerra, en condiciones muy complejas. No debería haber sucedido». Los militares tenían todos los detalles necesarios y, sin embargo, abrieron fuego en tres ocasiones en un lugar en el que no había riesgo alguno para sus tropas.
El caso de WCK fue muy mediático y en esos días se hizo pública la estadística de trabajadores humanitarios muertos por ataques israelíes en los primeros seis meses de guerra, que se elevaba a 196. De ellos, 175 pertenecían a la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA).
Como ocurre después de cada «error», el ejército abrió una investigación, varios mandos fueron suspendidos y dio el caso por cerrado. WCK rechazó la iniciativa por falta de credibilidad, ya que no se permitió una evaluación independiente de los hechos.
Tras dos equivocaciones reconocidas, en las que las víctimas fueron israelíes y extranjeros, hubo que esperar a finales de mayo para que Benjamín Netanyahu asumiera un «trágico error» con víctimas palestinas. 48 horas después de recibir la orden de la CIJ de detener su ofensiva en Rafah, en plena frontera con Egipto, Tel Aviv atacó un campamento para desplazados y mató al menos a cuarenta personas en la zona de Tal Al Sultán, cerca de un edificio de la ONU y en una de las denominadas «zonas seguras».
Los militares argumentaron que su objetivo era «un complejo de Hamás» y emitieron un comunicado para explicar que «el ataque se llevó a cabo contra terroristas, de conformidad con el Derecho Internacional, utilizando municiones de precisión y basándose en información de Inteligencia que indica el uso de la zona por terroristas de Hamás». Una vez más Israel anunció la apertura de una investigación para pasar página lo antes posible.
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