La dimisión de Borne facilita a Macron una revisión del Gobierno para intentar relanzar su mandato

«Señora primera ministra, querida Élisabeth Borne, vuestro trabajo al servicio de nuestra nación ha sido ejemplar a diario. Usted ha llevado a cabo nuestro proyecto con la valentía, el compromiso y la determinación de las mujeres de Estado. De todo corazón, gracias», escribió el propio Macron en la red social X (antiguo Twitter) un poco más tarde.

El anuncio de la renuncia de Borne y sus ministros no fue una sorpresa. La prensa gala llevaba meses especulando sobre ello. Dos de cada tres ciudadanos (66%) deseaban su marcha, según un sondeo reciente de Odoxa-Backbone Consulting para el periódico 'Le Figaro'. Tampoco ha disgustado al propio Macron, que tendrá así la opción del renovar Matignon para intentar relanzar su segundo mandato.

Según prevé el artículo 8 de la Constitución, el presidente de la República es el encargado de nombrar al nuevo primer ministro. Y, a propuesta de éste, se designará también a los demás miembros del Ejecutivo en las próximas horas o en los próximos días.

Dos de los actuales ministros se encuentran entre los favoritos para suceder a Borne, según las quinielas: Gabriel Attal, el joven titular de Educación, y Sébastien Lecornu, encargado de Defensa. Sin embargo, también se especula con la posibilidad de que Macron recurra a Julien Denormandie, exposeedor de la cartera de Agricultura.

La oposición no cree que cambien nada. «El primer ministro será Macron», bromeó antes del anuncio de la dimisión el eurodiputado socialista Raphaël Glucksmann, haciendo alusión al poco poder que tiene el jefe del Gobierno en Francia. «Puedes sustituir el equipo, pero la política no va a alterarse», opinó Mathilde Panot, jefa de filas de los diputados de La Francia Insumisa (extrema izquierda) en la Asamblea Nacional.

Borne, ingeniera de formación y alta funcionaria, fue tres veces ministra con Macron: de Transportes, Transición Ecológica y Trabajo. El presidente la puso al frente de Matignon en mayo de 2022 para suceder a Jean Castex tras ser reelegido por un segundo mandato.

Sus veinte meses en el cargo han sido bastante agitados, marcados por las protestas de los franceses en la calle contra la polémica reforma de las pensiones y por el agitado debate sobre la reforma migratoria. Durante este periodo, Borne ha sufrido veintiocho mociones de censura, todo un récord en la Quinta República.

A la exprimera ministra, que se define como una mujer de izquierdas, le pusieron en Francia el apodo 'Madame 49.3', por haber recurrido una veintena de veces a este artículo de la Constitución para adoptar un texto sin el voto de la Asamblea Nacional. En su carta de dimisión, Borne instó al nuevo Gobierno a «continuar las reformas con el fin de dar su oportunidad y perspectivas a todos en el seno de la República y construir una Francia más fuerte y más justa en una Europa más soberana».

Panot consideró que Borne deja «veintitrés 49.3 y una democracia suciamente dañada». «Poco importa por quién el monarca (en referencia a Macron) la reemplazará. Nosotros exigimos un voto de confianza en el Parlamento. Sin ese voto de confianza, presentaremos una moción de censura», advirtió la diputada izquierdista.

Antes de ser primera ministra, Borne fue consejera técnica de Transportes del primer ministro socialista Lionel Jospin, directora de estrategia de la SCNF (la Renfe francesa), directora de urbanismo en el Ayuntamiento de París, jefa de gabinete de Ségolene Royal cuando ésta era ministra de Ecología y presidenta de la RATP (la empresa de transporte público de París), entre otros puestos.

En el plano personal, está divorciada y es madre de un hijo. Parisina de nacimiento nació en el seno de un matrimonio entre una farmacéutica normanda y un judío de origen ruso cuya familia se refugió en Francia en 1939. Su padre estuvo en la resistencia y fue deportado en 1942. Murió en 1972, cuando ella tenía 11 años. Huérfana de padre, estudió gracias a becas.