Pero el cartílago tiene dos inconvenientes: se gasta y no se regenera. Su pérdida es una pesadilla global. «Según datos de la Organización Mundial de la Salud, las lesiones degenerativas del cartílago articular afectan a entre el 10 y el 12 por ciento de la población mundial», explica el profesor Forriol. La pérdida de cartílago es una de las causas de la artrosis; el proceso inflamatorio y degenerativo de las articulaciones, que amenaza a un tercio de los hombres y a la mitad de las mujeres mayores de 60 años. Es preocupante: en 2050 se prevé que afectará a mil millones de personas en el mundo.
Se trata de una dolencia tan invalidante y dolorosa que desde hace décadas trae de cabeza a médicos e investigadores. Buscan la fórmula mágica para frenar la pérdida de cartílago y para lograr su regeneración. Ahora se abre una nueva ventana de esperanza. Un equipo dirigido por la investigadora Mylène Jansen, del Centro Médico Universitario de Utrecht (Países Bajos), asegura que la artrosis puede ralentizarse e incluso revertirse. Se basa en los resultados de un experimento en el que han participado 65 personas con artrosis grave de rodilla.
Dos años después del tratamiento, el cartílago ha aumentado de grosor. Además, han logrado reducir el dolor y retrasar la implantación de prótesis
Los investigadores de Utrecht colocaron a los pacientes una fijación en las piernas, anclada con tornillos en el fémur y la tibia. Con este armazón han 'estirado' las rodillas de los enfermos para recuperar el espacio perdido por la degeneración del cartílago. Estas intervenciones se llaman 'artrodiastasis' «y consisten en colocar un fijador externo para 'separar' los dos huesos y estirar», cuenta Francisco Forriol.
Los participantes del experimento llevaron el artilugio durante seis semanas. Los investigadores han ido comprobando los resultados mediante resonancias magnéticas y anuncian conclusiones llamativas: «Durante los dos años posteriores al tratamiento ha habido cambios en el grosor del cartílago, en la calidad de vida de los pacientes y en el uso de analgésicos», proclaman. El uso de fármacos para calmar el dolor (una rutina vital en los pacientes con artrosis) se redujo entre el 33 y el 50 por ciento incluso en el primer año, según cuentan los investigadores de Utrecht.
Pero lo increíble, lo que podría ser un gran 'momento eureka' de la medicina, es que afirman que «la capa de cartílago creció sobre todo en los dos primeros años tras la intervención e incluso después de diez años». Esto es un sueño. ¿Cómo lo han conseguido? Mylène Jansen argumenta que esta actividad reparadora se ha conseguido gracias a tres sucesos. En primer lugar, con el 'estiramiento' –cuyo término médico es 'distracción articular'– se elimina la presión mecánica sobre el cartílago, de modo que recibe mejor los nutrientes del líquido sinovial. En segundo lugar, la distracción articular también afecta a las células óseas y las estimula. Y, en tercer lugar, se activan las células madre que pueden transformarse en nuevas células cartilaginosas.
Caminar aunque sea con muletas
«Ha sido muy importante –cuenta Mylène Jansen– que los pacientes se hayan movido». Los 65 participantes del experimento, que han vivido durante seis semanas con el armazón en la pierna, debían caminar a diario y mantener una vida activa. «El cartílago necesita ciertos cambios de presión para mantenerse sano», explica Jansen. «Los pacientes caminaban, con muletas si era necesario», insiste. Era uno de los requisitos. Los voluntarios del experimento debían cumplir también otras condiciones: ser menores de 65 años, no ser obesos y tener buena condición física y cierta tolerancia al dolor.
Al equipo de Utrecht le ha invadido el optimismo y ha proclamado en un artículo en la revista Nature Reviews Rheumatology que «cada vez hay más pruebas de que es posible revertir el proceso de descomposición de los tejidos en la artrosis». De su exitoso experimento destacan que «ha sido eficaz para reducir el dolor y mejorar la función de la rodilla». Afirman también «que se consiguió aplazar en cinco e incluso diez años la implantación de prótesis».
El logro ha causado tal impacto que en los Países Bajos se va a realizar un estudio con 1200 pacientes de rodilla en varios hospitales para confirmar si la distracción articular puede ser una alternativa a las prótesis artificiales, situación en la que terminan muchos pacientes. Para hacerse una idea, bastan las cifras: en España se implantan al año 37.000 prótesis de cadera y 40.000 de rodilla. Es una de las lacras de la artrosis, una dolencia cara: el coste anual de la artrosis de rodilla y de cadera para el sistema sanitario español es de 4738 millones de euros.
Dependiendo del resultado del experimento, el Gobierno holandés decidirá si incluye este procedimiento en las consultas de su sistema sanitario. Al equipo de Utrecht lo apoyan algunos médicos como Henning Madry, profesor de Ortopedia Experimental e Investigación sobre Artrosis en el Hospital Universitario de Sarre (Alemania), que declara a la revista Der Spiegel: «Parece que hay una oportunidad de regenerar el cartílago. Si la distracción de la articulación de la rodilla consiguiera posponer cinco años la colocación de una prótesis, sería extraordinario».
«La distracción articular es 'una solución' —dice la investigadora Mylène Jansen—. Aún no podemos proclamar al cien por cien que es 'la solución' porque no ha funcionado en todos los pacientes»
Otros médicos, sin embargo, son cautos respecto al éxito a largo plazo de este experimento. Incluso Mylène Jansen puntualiza que: «Hemos visto que funciona, pero no al cien por cien. No ha dado el mismo resultado en todos los pacientes. Este estudio nos ha proporcionado pistas que tenemos que seguir estudiando. Aun así, somos optimistas porque hemos obtenido resultados increíbles».
Factores de riesgo que debemos evitar
¿Podemos hacer algo para frenar la pérdida de cartílago? «Hay factores que lo estropean y que desencadenan un proceso degenerativo más rápido», explica Francisco Forriol. Lo dañan el exceso de peso, los deportes de fuerte impacto y la desalineación de los huesos: tener las piernas en forma de 'O' (tipo cowboy) o en forma de 'X' es un factor de riesgo. Influyen también la herencia genética, el sexo (la artrosis se da un 61 por ciento más en las mujeres que en los hombres), la etnia (la sufren más en países desarrollados de Asia y Pacífico, en América del Norte y Europa Oriental), la alimentación y los hábitos: es crucial moverse, pero sin grandes brusquedades; es mejor caminar que correr.
Hay buenas noticias como la del estudio de Utrecht. Con matices. «La distracción articular es 'una solución'; aún no podemos proclamar al cien por cien que es 'la solución' porque no ha funcionado en todos los pacientes», insiste Mylène Jansen. «Mejora la línea articular, pero es un método temporal. Si hay sobrepeso, una desalineación de los miembros inferiores o una alteración, al poco tiempo volverá a estar en la situación original», confirma Francisco Forriol. La búsqueda de la 'fórmula mágica' creadora de cartílago prosigue.
Cómo regenerar el cartílago
En todo el mundo se buscan soluciones para regenerar, reparar o sustituir este tejido. Estas son algunas de ellas.
Lograr que crezca con autotrasplantes
l año pasado, un equipo de la Universidad de Connecticut (Estados Unidos) probó una nueva técnica: primero, utilizaron factores de crecimiento químicos; luego, hicieron un autotrasplante de cartílago de ciertas partes del cuerpo a otras más necesitadas; después, crearon un 'andamio' de bioingeniería con nanofibras de un polímero para aportar así un espacio en el que pudiera crecer un nuevo tejido. Fue un avance. Pero no se logró un éxito rotundo. «El cartílago regenerado no se comporta como el cartílago original. Se rompe bajo las tensiones normales de la articulación», explicó Thanh Nguyen, profesor del departamento de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Connecticut.
Sustituir con ácido hialurónico
os médicos continúan luchando para paliar la pérdida del cartílago con distintas estrategias: inyectan ácido hialurónico en las articulaciones; se realizan osteotomías, recolocaciones para cambiar el eje de los huesos y modificar la carga, para aumentarla en zonas sanas y disminuirla en las dañadas; o se crean 'andamiajes' cargados de células cultivadas.
Repararlo con microfracturas
e provocan también microfracturas óseas en las que 'el sangrado' del hueso disemina células reparadoras en el cartílago. «Es ideal para deportistas lesionados porque la recuperación es muy temprana», explica el profesor Francisco Forriol.