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Trucos para prevenir los achaques La salud de los “boomers” Las 5 enfermedades que acechan a los 55 (y cómo esquivarlas)

¿Has empezado a ser hipertenso, te duelen las rodillas, el sexo ya no es lo que era...? Bienvenido a la mediana edad y sus indeseables consecuencias. Hablamos con los expertos para que nos digan cuáles son las enfermedades que acechan a los babyboomers y cómo evitarlas.

Viernes, 24 de Febrero 2023

Tiempo de lectura: 14 min

La cuesta hacia abajo es inexorable. O lo que es lo mismo: a partir de los 55 años, el organismo cambia. Disminuye la reproducción celular y, cuando la cantidad de células llega a ser demasiado baja, los órganos no funcionan con normalidad.

«El cartílago que reviste las articulaciones se hace más fino, la fuerza muscular disminuye, la presión arterial suele ser más alta, los músculos de la vejiga se debilitan, decae la libido…», así lo describe el geriatra Richard G. Stefanacci, profesor de la Universidad Thomas Jefferson en Filadelfia. Y a todo esto se suma la inflamación crónica, que también se asocia al envejecimiento y que, cuando se extiende, puede causar daño en diferentes tejidos y dar lugar a numerosas enfermedades.

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Y, a pesar de que ya hay investigadores cobrando un dineral por 'rebobinar' células a etapas más tempranas, la inmortalidad sigue lejos de nuestro alcance, así que, de repente, palabras como 'hipertensión' o 'colonoscopia' se cuelan en nuestras conversaciones durante el aperitivo. De hecho, y según la Encuesta Nacional de Salud, en la franja de edad de 50 a 64 años, una de cada cuatro personas padece al menos una enfermedad crónica.

En este reportaje, de la mano de expertos, repasamos los cinco 'jinetes del Apocalipsis' de los cincuentones. Cinco patologías que podemos asumir como casi inevitables o afrontar desde la perspectiva del envejecimiento saludable con algo tan necesario como la prevención a través del estilo de vida.


1 | ARTROSIS

Primera causa de incapacidad permanente

⊕ Señales de alarma Botones: misión imposible

· El síntoma más habitual es el dolor y, en etapas más avanzadas, pueden aparecer las deformidades articulares y la limitación de la movilidad. También es un síntoma de la artrosis notar rigidez en las articulaciones al ponerte de pie por la mañana o después de permanecer un tiempo inactivo.


 Riesgo de no tratarse Evitar el desgaste

· El síntoma más habitual es el dolor y, en etapas más avanzadas, pueden aparecer las deformidades articulares y la limitación de la movilidad. También es un síntoma de la artrosis notar rigidez en las articulaciones al ponerte de pie por la mañana o después de permanecer un tiempo inactivo.


 Tratamiento | Soportarlo no es una opción

· Si tus rodillas empiezan a darte la lata, es importante hacer ejercicio físico. Y mucho mejor si es una terapia pautada por los servicios de rehabilitación. También existe el tratamiento farmacológico en forma de analgésicos o antiinflamatorios y la denominada 'viscosuplemen-tación', que es la infiltración de ácido hialurónico. Este último, básicamente, sirve para lubricar la articulación y que haya menos fricción, menos dolor y menos inflamación.

Otras opciones son la infiltración de corticoides o, en casos de inflamación de rodillas, la extracción del líquido que ayuda a descomprimir los nervios y calmar el dolor. Tampoco está de más cumplir con algunas de las recomendaciones que establece la Sociedad Española de Reumatología para mejorar la calidad de vida de los pacientes con artrosis. Proponen establecer rutinas en el hogar, como no estar quieto más de diez minutos o usar zapatos anchos y de suela gruesa; aplicar calor en la articulación; no sentarse en sillones o sofás hundidos y utilizar sillas con respaldo recto; y evitar sobrecargar las articulaciones. Para ello se recomienda no coger pesos excesivos ni caminar por terrenos irregulares.


 Mitos asociados a la enfermedad | La cama no es tu amiga

· Uno de los mitos más extendidos es el reposo. ¿Recuerdan lo de guardar cama? Pues eso ya no se lleva. Hace unos años se pensaba que la artrosis era completamente degenerativa, pero ahora ya se sabe que tiene un componente inflamatorio. Esto significa que ese dolor mejora con el movimiento y empeora con el reposo. Por eso, lo más recomendado es una actividad física moderada, sin necesidad de hacer locuras. Que la crisis de la mediana edad no te arrastre al triatlón (comprarte una Harley tampoco te garantiza una buena higiene postural). Lo importante es que los músculos que están alrededor de la articulación se mantengan sanos y no hay píldora ni pastilla mágica que pueda mejorarlos. Se trata, básicamente, de realizar ejercicios suaves como caminar y evitar cuestas en el caso de la rodilla.


2 | HIPERTENSIÓN

Uno de cada cuatro que padecen la enfermedad no la tienen controlada

⊕ Señales de alarma Tres enemigos

· Dolor de cabeza, sentirse mareado y ritmo cardíaco irregular. Estos son los tres indicios que nos tienen que hacer pensar en la hipertensión. Sobre todo, si somos personas sedentarias, tenemos estrés o antecedentes en la familia. Si es así, vete a la farmacia y pide que te tomen la tensión. En términos generales, debemos preocuparnos si estamos por encima de 140/90 o 130/80 si padecemos diabetes, cardiopatía o problema renal.


 Riesgo de no tratarse Te juegas mucho

· La hipertensión es una pandemia mundial. Y los riesgos son muchos. Por ejemplo, puede obstruir o romper las arterias que llevan la sangre y el oxígeno al cerebro y ocasionarnos un ictus. También problemas cardiacos. Y si todo esto no te anima a ir a la farmacia, aquí va otro dato: según la Clínica Mayo, la incapacidad de tener una erección, que se hace más habitual a partir de los 50 años, aumenta con la hipertensión. ¿El motivo? Fluye menos sangre al pene.

Y, ojo, si eres mujer, tampoco te libras. La reducción del flujo sanguíneo a la vagina puede generar una disminución del deseo sexual, sequedad vaginal o dificultad para tener un orgasmo.


 Tratamiento | Fácil y barato

· Si descubres que eres hipertenso, te toca hacer ejercicio físico moderado, borrar la sal de tu vida y aprender a gestionar mejor el estrés. Si ni con esas logras que te baje, te queda la medicación. Existen más de 80 principios activos para controlar la tensión y todos son baratos o genéricos. Así que el tratamiento es sencillo y barato. Pero, cuidado, porque la mitad de los pacientes no toman los fármacos de forma correcta. Así que toca moverse. Merece la pena. Según un informe publicado en The Lancet, bajar la presión arterial puede reducir el número de accidentes cerebrovasculares en un 40 por ciento; los ataques cardiacos, en un 25; y la insuficiencia cardiaca, en un 50.


 Mitos asociados a la enfermedad | ¡Marchando un café!

· La sal. No te creas que con meter el salero en la caja fuerte está todo resuelto. ¡Todos los alimentos llevan sal! incluso esos en los que pone «sin sal», porque la necesitan para conservarse; si no, se pondrían malos a las 24 horas. ¡Hasta las bebidas carbonatadas: es el carbonato de sodio! Un truco: nunca la pongas a la hora de cocinar, sino cuando el plato ya está en la mesa.

· El café. Es verdad que después de tomar café sube ligerísimamente la presión arterial. Pero eso es todo. El efecto se acaba ahí. Así que no es obligatorio abandonar el café si eres hipertenso. Uno o dos diarios puedes seguir tomándolos sin problema.

· Presión descompensada. ¡Eso no existe! Hay que tener la máxima por debajo de 140 o 130 si eres de alto riesgo y la mínima por debajo de 90 u 80 si eres de alto riesgo, y no se compensan una con la otra. La que mata es la presión sistólica, la alta.


3 | CÁNCER DE COLON

La prevención, el arma más potente

⊕ Señales de alarma El horror silencioso

· En fases muy iniciales puede no haber síntomas y en las más avanzadas, a veces, pueden ser inespecíficos, es decir: señales características de otras enfermedades como el cansancio, el dolor abdominal o la pérdida de peso. Por eso recomiendan consultar siempre que se encuentre sangrado en las deposiciones o cambios en el ritmo intestinal, es decir, una diarrea continua que no se corte o un estreñimiento persistente. Es muy importante que, a partir de los 50, pidas cita: pruebas de sangre oculta en heces y/o colonoscopias. Esto puede disminuir hasta en un tercio las muertes anuales por cáncer colorrectal. Se suelen repetir a los cinco años.


 Riesgo de no tratarse Peor calidad de vida

· Si en las pruebas se detectan pólipos colorrectales, se pueden extirpar antes de que se conviertan en cáncer. A veces se hace en el propio procedimiento endoscópico y no hace falta una cirugía posterior. Un diagnóstico tardío implica un peor pronóstico y una peor calidad de vida. Es verdad que hay ciertos factores de riesgo que no se pueden evitar, como la edad, pero otros sí: una alimentación pobre en verduras, frutas, fibra y rica en alimentos procesados o carnes rojas es tu peor enemigo. También la inactividad física o el consumo de alcohol. Y el tabaco. Que siempre lo relacionamos con el pulmón, pero es un factor de riesgo para muchísimos tumores; entre ellos, el cáncer colorrectal. Por último, no olvidemos la obesidad, ya que aumenta el riesgo entre un 20 o un 40 por ciento.


 Tratamiento | Por etapas

· En fases iniciales, el tratamiento básico es la cirugía: se extirpa el segmento de colon donde está el tumor y, en función del análisis anatomopatológico, muchas veces hay que administrar quimioterapia complementaria. También puede incluir radioterapia si el tumor está en el recto. Cuando está más extendido y aparecen metástasis en otros órganos, principalmente en el hígado, la base es quimioterapia que se combina muchas veces con fármacos dirigidos contra dianas moleculares y cirugía.


 Mitos asociados a la enfermedad | No siempre es hereditario

· Uno de los mitos más extendidos es el de sentirte en riesgo o hacerte las revisiones solo cuando existen antecedentes familiares. ¡Error! Menos del 10 por ciento de estos cánceres son hereditarios.

· También existe el mito de que todas las cirugías de tumor colorrectal van a requerir llevar una bolsa de colostomía durante toda la vida, pero esto no siempre ocurre e incluso cuando es imprescindible tampoco tiene que ser para siempre.

· En cuanto al estado de ánimo de los pacientes, los expertos insisten: por supuesto que el ánimo contribuye a llevar mejor el tratamiento, pero jamás podemos pensar que ser positivo cura el cáncer. No hagamos que los pacientes se sientan culpables de sus propias emociones.


4 | DIABETES

El desconocimiento de la enfermedad

⊕ Señales de alarma Saca el metro y mira tu ombligo

· La aparición de la diabetes de tipo 2 no suele dar síntomas en los primeros estadios. Por eso es importante atender a los factores de riesgo de desarrollarla. La obesidad es el más importante. Medirnos el perímetro abdominal a la altura del ombligo nos puede dar una pista. En hombres, el riesgo es muy elevado si es mayor de 94 centímetros y, aún más, si es mayor de 102. En mujeres: cuidado a partir de 80 centímetros y, sobre todo, si es mayor de 88. Otro factor es el sedentarismo, es decir, si no se realizan al menos 30 minutos de actividad física diaria. Si encima no consumes frutas y verduras todos los días, si has presentado algún valor de glucosa elevado en algún momento y si alguna vez has necesitado tomar medicamentos para el control de la tensión arterial, lo tuyo puede ser de manual.


 Riesgo de no tratarse Más de lo que te imaginas

· Tener diabetes, sobre todo si está mal controlada, aumenta el riesgo de tener problemas cardiovasculares. Además, amplía el riesgo de sufrir problemas en la vista (retinopatía), en los riñones (nefropatía), en el sistema nervioso (neuropatía) y en el sistema vascular (vasculopatía).


 Tratamiento | Glucosa, bajo control

· En los primeros estadios se debe seguir un plan de alimentación saludable, orientado a la pérdida de peso y aumentando la actividad física. Dieta y ejercicio serán la base de tu tratamiento toda tu vida. Si la enfermedad está en un estadio más avanzado, se añaden pastillas que ayudan a mejorar la sensibilidad a la insulina que segrega el propio cuerpo. Hoy en día, también hay tratamientos que se inyectan una vez a la semana.

La evolución natural de la enfermedad lleva a tener que administrar insulina. Muchas personas con diabetes de tipo 2 se ponen una dosis de acción lenta una vez al día combinada con otros fármacos.


 Mitos asociados a la enfermedad | Solo un poco

· El primer mito es una frase que se oye mucho en las consultas: «Tengo un poco de azúcar». La diabetes se tiene o no se tiene. No se puede tener solo un poco. Otro de los mitos es que la insulina engorda. Lo que nos faltaba. Pero lo cierto es que su función es facilitar que el organismo aproveche aquello que comemos. Por tanto, lo que hace que engordemos no es poner la insulina, sino comer en exceso. Por último, hay quien sigue repitiendo que la insulina le puede dejar ciego y se resiste a iniciar el tratamiento. ¡Error! Eso hace que el mal control de la diabetes se prolongue en el tiempo. Y es ese mal control el que, de verdad, aumenta el riesgo de tener problemas en la vista.


5 | DISFUNCIÓN SEXUAL

¿Menos sexo a partir de los 50?

⊕ Señales de alarma | Un círculo nada vicioso

· Con la menopausia, los tejidos vaginales se vuelven más delgados, más secos, menos elásticos y más frágiles. El resultado: las relaciones sexuales pueden resultar dolorosas. Y con ello se desata, además, un círculo nada vicioso: como duele, se disminuye la frecuencia de las relaciones sexuales; y como se tiene menos sexo, la atrofia se incrementa.

En cuanto a los hombres, el 17,7 por ciento de los varones de entre 40 y 70 años tiene problemas para lograr una erección o, si la consiguen, les dura muy poco. Una de las señales a las que hay que estar atento es cuando las erecciones involuntarias de la noche y la mañana empiezan a desaparecer. Y, cuidado, esta patología puede ser el síntoma de muchas enfermedades, así que conviene consultar al médico.


 Riesgo de no tratarse ¡No te resignes!

· A partir de los 55 no hay que renunciar al sexo. Además, la actividad sexual regular, con o sin pareja, ayuda a mantener en buen estado los tejidos vaginales. En el caso de los hombres, como la potencia sexual se asocia tradicionalmente a la virilidad o la hombría, este tipo de problemas pueden llevar a la depresión. ¿No te parecen suficientes razones para ir al médico?


 Tratamiento | De menos a más

· Para mejorar los tejidos vaginales, se pueden utilizar desde hidratantes y lubricantes hasta estrógenos locales o el tratamiento hormonal sistémico. Otros posibles tratamientos son el láser y la radiofrecuencia.

Para la disfunción eréctil, la opción terapéutica menos invasiva son los fármacos por boca. Ahí tienes dos opciones: sildenafilo, la famosa viagra, que aumenta el flujo sanguíneo hacia el pene durante la estimulación sexual; y la apomorfina, un derivado de la morfina que actúa sobre el cerebro y que debe ser prescrito y supervisado por un médico. Si esta medicación no resulta eficaz, si no se tolera o existen contraindicaciones, hay un segundo escalón de tratamiento que debe ser aplicado por un especialista experto en andrología y que consiste en la administración de fármacos inyectados en el pene por el propio paciente. Si tampoco esto es la solución, queda desde el trasplante de pene a dispositivos de vacío o bandas constrictoras que pueden ser útiles para determinados pacientes.


 Mitos asociados a la enfermedad | Ya no estoy para esos trotes

· El mito más extendido es pensar que, a partir de cierta edad, hay que renunciar a las relaciones sexuales o reducirlas al mínimo. Pero no es verdad. A lo mejor tienes que reducir el número de relaciones sexuales y adaptarlas a las capacidades de tu cuerpo. Por ejemplo, darle más importancia a las caricias o no estar tan centrado en el coito, pero nunca renunciar al sexo. Igual que adaptas tu alimentación a los dígitos de tu DNI, en el sexo ocurre lo mismo. Hay que evolucionarlo. Y, como a la hora de comer... recuerda, todo es empezar. ¡Acaricia a tu pareja!


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