Legendarios estudios de cine Postales de la 'dolce vita': cuando Cinecittá era una fiesta
El Hollywood del Tíber agoniza. Cinecittà, el sueño megalómano de Mussolini, que convirtió Roma en el centro del cine mundial en los 50 y 60, intenta sobrevivir como parque temático. El año pasado un incendio en un plató construido con papel maché que reconstituía la Florencia del Renacimiento, se sumó a otros tres siniestros en la última década. Pero los estudios tuvieron una edad de oro que inmortalizó Fellini.
El 28 de abril de 1937, Benito Mussolini inauguró a las afueras de Roma su particular sueño cinéfilo. Sin Cinecittà, el neorrealismo, la comedia italiana y superproducciones como Cleopatra y Ben-Hur no habrían sido lo mismo.
Que no pare la fiesta
En los estudios romanos se han filmado 3.000 películas, 37 de las cuales conquistaron el Óscar. Comedias como Dispara fuerte, más fuerte... no lo entiendo, de 1966, con Raquel Welch y Marcello Mastroianni, una historia en la que el alcohol y la fiesta son piezas fundamentales, recogían en buena medida el espíritu reinante en este centro de producción.
'De cacería'
La constante lluvia de estrellas sobre Roma propició una desbocada proliferación de paparazzi. Rino Barillari fue el rey de todos ellos, atrincherados entre la Via Veneto y la Fontana di Trevi. Fellini recreó aquel ambiente en La dolce vita, pero la agresión de Franco Nero a Barillari en 1965 fue tan real como la ‘vita’ misma.
Que lo sepa todo el mundo
El amor de Liz Taylor y Richard Burton surgió en Roma, en el rodaje de Cleopatra, que duró 14 meses. Casados ambos, pese al escándalo y las críticas vaticanas, en junio de 1962 se besaban sin recato en la isla de Ischia.
'Cowboy' de ciudad... eterna
Otra superproducción, La sombra de un gigante, llevó a Roma en 1965 a una constelación entera: Kirk Douglas, Angie Dickinson, Sinatra, Yul Brynner y John Wayne podían ser vistos, por ejemplo, bebiendo cerveza en Piazza Esedra.
¡Que no falte nadie!
Jack Lemmon, Joan Collins y Robert Wagner también pasaron por Cinecittà en los 60. El esplendor, sin embargo, acabó. Hoy sale mucho más barato alquilar un castillo que construir la aldea y la torre de El nombre de la rosa.
El crepúsculo de un mito
La caída del Imperio romano, de 1963, marcó el ocaso del cine made in USA en Cinecittà. Para la ocasión, Mel Ferrer se llevó a su familia: Audrey Hepburn y su hijo Sean. El cine italiano, en todo caso, se mantuvo firme hasta los años 80.
La 'emperadora' sueca de Roma
Ekberg reinó en los estudios tras rodar La dolce vita. En 1962 conducía este Mercedes por Roma.
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