Viernes, 11 de Octubre 2024, 09:59h
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Reprueba una de nuestras lectoras el extravío de un alto mandatario que hace de agravios remotos, infligidos por seres que ya no existen a seres que no pueden ser resarcidos, cortina de humo o nube de tinta para ocultar los atropellos cercanos y presentes que su mandato no ha conseguido ahorrar ni reducir a sus conciudadanos. Subraya otro lector el despropósito de exponer una y otra vez a los niños, en tantos lugares del mundo, a las peores atrocidades de las que la especie humana es capaz, desde las guerras indiscriminadas hasta las hambrunas o los abusos, sembrando en cada uno de esos niños arrollados a un adulto que devolverá, de un modo u otro, lo que recibió. A veces, en el devenir de los individuos y los pueblos, causa estupor su empecinamiento en seguir caminos que solo conducen al precipicio.
LAS CARTAS DE LOS LECTORES
México ya no es lindo
No hay más que ver los muertos que sueltan los narcos en cualquier calzada. Jalisco reclama protección al presidente de la nación, y Ciudad Juárez sigue alumbrando niñas para que los violadores las violen y maten. Entretanto, el presidente, ese que pretende que España pida perdón por el pasado –sin tener en cuenta que no hemos participado los que hoy la poblamos–, nada hace para atrapar a los narcos y a los violadores de niños. Los delincuentes asesinos campan a sus anchas en México, y su Gobierno, para entretener a la población dolida, les pone cada día la telenovela del pasado, con el único fin de que olviden el presente criminal que asola su país: un México que ya no es lindo.
Xiana del Cabo. Correo electrónico
Talento desperdiciado
Levante la mano. Sí, usted. Bien, levántela aun más. Pregúntese por qué no la levantó de inicio tan alto como podía. Curioso... Lleva usted toda su vida pensando que el mundo está lleno de gente talentosa, que toma riesgos y hace bien cuanto hace, pero no advierte que usted es una de ellas. Sea quien sea, haga lo que haga, hace usted algo en su día a día en lo que es el mejor y no lo sabe por no haber intentado aún hacerlo mejor que usted mismo. Mañana, al despertar, levante la mano todo lo alto que pueda.
Pablo López. Alcañiz (Teruel)
La ley de la humanidad
Al igual que en la obra Todos eran mis hijos, de Arthur Miller, la humanidad soporta un pozo de dolor, culpa y negación que esconde un necesario debate sobre los límites de nuestra moral. El mundo, en lo referente a la infancia, ha pasado, como único avance, de la vergüenza al sonrojo. Millones de niños se asoman a ventanas sin estrellas. En la bóveda ciega en la que permanecen muchos gobiernos del planeta, sigue estando presente el eco de la violencia ejercida hacia la infancia, cuando en esta etapa de la vida se enciende la única lámpara que alumbrará el futuro de las nuevas primaveras. El mundo tiene y siente el corazón sudado al mirarse las manos ennegrecidas por este fuego de irresponsabilidad e insensibilidad que le impide ver y respetar como sagrada la belleza de la felicidad infantil. Los seres humanos, sometidos a la ciencia del subconsciente, construyen su historia sobre los cimientos de la infancia. Millones de niños padecen en este mundo lo que algunas religiones prometen como castigo de ultratumba. Decía Karl Menninger que el trato que se da a los niños es el que ellos luego darán a la sociedad. «Estos días azules y este sol de la infancia» fueron las palabras escritas que se encontraron en la chaqueta de Antonio Machado el día de su muerte, en Colliure. Cuando todos los niños del mundo, tras su infancia, puedan sentir con nostalgia y dulce placidez estas palabras, podremos hablar de la ley de la humanidad y del avance y progreso de nuestra especie.
Rafael Blasco García. Pamplona
Turista en mi ciudad
Cuando no se dispone de muchos medios para viajar, hacer de turista en tu propia ciudad es una buena opción. Hace años que me siento en los bancos de las zonas turísticas a escuchar a los guías —y a veces, de paso, repasar idiomas—, visito asiduamente el Museo Provincial de Pontevedra —he de decir que, aparte de ser gratuito, tiene una colección envidiable, eso sin contar las exposiciones temporales— que cuenta con un rincón con un especial encanto que me reservo para mí y, de vez, en cuando, por un euro me doy el gusto de ver la ciudad desde las alturas en distintas perspectivas subiendo a las torres de la Basílica de Santa María y la Iglesia de la Peregrina. El resto de lugares y recursos, gratuitos o con un precio anecdótico, los dejo a la imaginación / investigación del paisano o lector. Pero, residas o no en mi lugar de origen, en el que he pasado toda mi vida, te animo a investigar por Internet, en una oficina de turismo o, mejor, preguntar a alguien que te parezca interesante qué sitios te puede recomendar, haciéndote pasar por foráneo. Y, por suerte, si eso no funciona, siempre nos quedarán los libros.
Irasema Pino Ponte. A Caeira, Poio (Pontevedra)
Digno de gratitud
Quiero expresar, mediante estas líneas, mi agradecimiento a los autores del reportaje sobre Sudán, Fritz Schaap y Sergio Ramazzoti, publicado en XLSemanal en su número 1927; asimismo, extiendo el agradecimiento a las responsables de la edición. A pesar de la crudeza y la tragedia humanitaria que se está viviendo en Sudán, es una guerra que no ocupa portadas en la sección de actualidad de los noticieros y que, como tantas otras, no se cuenta por lo que 'no cuenta'. La desinformación a la que asistimos los consumidores de noticias, a pesar del bombardeo diario, incluso a tiempo real, de noticias, nos pasa desapercibida… hasta que nos topamos (con suerte) con medios que ponen el foco en este tipo de realidades que no interesa mostrar, bien para no quitar protagonismo a las otras guerras, bien por no estar directamente relacionadas con los intereses de las superpotencias, o por otras causas que no viene al caso. Que haya periodistas que se adentren en estas durísimas realidades y se arriesguen para hacérnoslas llegar, para acercárnoslas, es digno de gratitud. Por su trabajo, se hace visible lo invisible y se pone de relieve una guerra absurda como todas, sangrienta y cruel cuyas víctimas son los seres humanos que habitan Sudán y son moneda de cambio en las ambiciones e intereses de unos pocos. De nada sirve arriesgarse en escenarios bélicos como los que se ven en las imágenes si el fruto de este trabajo no sale a la luz.
Carmen Berastegui. Correo electrónico
Realidad y arte
Paseo por los pasillos de una galería de arte pienso en los distintos motivos que un artista puede tener para crear su obra. Desde la necesidad (espiritual o económica) de plasmar una idea (que puede ser muy distinta cuando es vista por el espectador) en un lienzo, hasta simplemente la representación de la realidad; una representación que puede ser mejorada o incluso parodiada por el autor, pasando así a ser el arte la interpretación o la crítica de las deficiencias de esa realidad. Sin ser un experto en arte, pienso que el artista nos puede decir claramente lo que quiere expresar, o puede mostrar los indicios para que hagamos nuestra propia lectura; lo que no entiendo es cómo se puede intentar que el espectador haga una lectura totalmente distinta de lo que resulta obvio en el lienzo. No sé si Cassius Cooledge, cuando pintó la serie de Perros jugando al póker quería ir más allá de lo que vemos o intentó más bien hacer una parodia de algo o de alguien, pero ahí están, representando al movimiento Kitsch y son eso, unos perros jugando a las cartas. Napoleón intentó pasar una ley por la cual los caricaturistas que lo dibujaran podrían ser tratados como criminales. Hoy los artistas, escritores, o al menos los periodistas, parece que por una ley napoleónica, deben vigilar la representación o la caricatura que hacen de la realidad, quizás porque esa realidad puede ser incómoda para el representado, o porque no le interesa que veamos claramente sus deficiencias; en ese caso, el interesado cree conveniente dictar lo que nuestras mentes deben interpretar para que no seamos unos ignorantes o reaccionarios, y así hacer que el artista haga una dulcificación de la escena o de los hechos. Es cierto, puede que ni represente a esos individuos ni estén haciendo lo que vemos, pero son eso: unos perros jugando al póker; si el artista quiere mostrarnos gente trabajando, sería, por ejemplo, Millet con Las Espigadoras o El Ángelus, y no escondería nada…
Tomás López Agustín. Alcañiz (Teruel)
LA CARTA DE LA SEMANA
'Ichigo ichie'
Un joven empresario me enumeró las mejores lecciones de su vida: «Entender que todo termina, apreciar lo que tienes y vivir el presente». Sin saberlo, había descubierto el significado de la filosofía japonesa que titula esta carta ('una oportunidad en la vida'). La transitoriedad es una constante ineludible. Con mi primer cuarto de siglo ya cumplido, lo tengo claro: aceptar que todo tiene un final no es resignarse, es encontrar en ello una motivación para aprovechar cada instante, valorar la vida en todas sus formas y aprender a soltar, dejar ir lo que ya cumplió su ciclo y abrazar lo nuevo, con sus incertidumbres y promesas. Este escrito no solo invita a vivir más intensamente: es un grito a ser más conscientes de nuestras acciones y decisiones. Así que toma ese café pendiente, saborea el silencio, despeja tu mente caminando sin rumbo fijo, abandona las amistades que no mereces y ríe a carcajadas recordando aquella anécdota. Y, por favor, recuerda desconectar del mundo tecnológico.
María Bretos Lana. Zaragoza
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