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Diez meses secuestrada
Un día traté de escapar corriendo hacia las montañas. Me cazaron y me llevaron de nuevo con mi raptor. Me metió en un cuarto a empujones y la emprendió a latigazos. Luego me azotó con un cable, amarró mis piernas y me colgó del ventilador en el techo. Así suspendida, siguió azotándome. Me bajó y me dijo que seguiría castigándome durante tres días, en los que no iba a darme ni comida ni bebida. Y me avisó de que, si intentaba fugarme otra vez, me ataría a dos coches y despedazaría mi cuerpo en dos mitades. Tres días después, me dejó salir del cuarto».
Cinco meses secuestrada
Nos metieron en un subterráneo, en Al Raqa, tan oscuro que no sabíamos cuándo era de día o de noche. Escribían tu nombre en un papel que nos ponían al cuello y te vendían. A ocho nos enviaron a Alepo. Allí, un estadounidense me dijo que tenía que casarme con él y convertirme al islam. Me pidió que me lavara. Le dije que estaba embarazada y no podía mantener relaciones sexuales. Me envió al médico y, al ver que había mentido, me pegó, me ató las manos con un cable y me violó».
Nueve meses secuestrada
Me vendieron a un hombre que me llevó a Tal Afar. Allí, me obligó a que me casara con él. Esa noche me ató de pies y manos, me puso una venda en los ojos y me violó. Nunca estábamos mucho tiempo en el mismo lugar: Mosul, Bashiqa, Baaj, Kojo... Este hombre siempre estaba moviéndose y me llevaba consigo a todas partes. Traté de huir dos veces. En castigo, me golpeó durante tres días. A veces me dejaba una semana entera sin comer. Siempre estaba encerrada en un cuarto, como en una celda. El hombre era especialista en explosivos y se movía mucho. Le vi colocar minas en muchas poblaciones».
Diez meses secuestrada
Nos llevaron a Al Raqa y nos metieron en una sala con 300 chicas. Todas nosotras, con niños hambrientos. La primera noche, nueve intentaron la fuga por la ventana, anudando sus ropas, pero las pillaron. Nos pegaron a todas por no avisarlos y nos negaron el agua. Un día fuimos a otro edificio donde decía: «Área de ventas». Me vendieron a un saudí de 40 años que buscaba esposa. Le dije que no me casaría con él y señaló una mesa con un cuchillo, una pistola y una cuerda. 'Usaré las tres si te niegas'. Me negué una y otra vez y me pegaba. También pegó a mi sobrina de tres años».
Cuatro meses secuestrada
Separaron a las mujeres y nos encerraron en una escuela durante dos meses. Luego estuvimos en varios lugares, no sé cuáles, hasta llegar a Al Raqa. Después de 12 días, me vendieron a una familia siria. Yo estaba embarazada, pero me dijeron que si no mantenía relaciones con los varones me obligarían por las malas. Me violaron una y cien veces, hasta que me vendieron a una familia saudí. Me arrebataron a uno de los niños a mi cargo para convertirlo en yihadista. No he sabido de él. Me trasladaron a otra ciudad donde nació mi hija. Allí me violaron nada más dar a luz».
Cuatro meses secuestrada
Los de ISIS me obligaron a ir con ellos cuando estaba en Tal Afar. Me amenazaron: 'Si no te vienes con nosotros, decapitaremos a tus dos hermanos menores'. Así que me marché a Mosul con uno de ellos. Estuve trabajando para su familia como esclava. Me obligaron a convertirme al islam. El hombre tenía mujer e hijos, pero me violaba constantemente. Cinco miembros de mi familia siguen en poder de ISIS. No sé dónde están o si siguen con vida».
Siete meses secuestrada
Nos llevaron a Mosul para vendernos. A mí me vendieron a un hombre procedente de Albania. Este hombre vivía en compañía de otras cinco familias y me convertí en la esclava del grupo. Me obligaron a limpiar, a rezar al estilo musulmán y a tener relaciones sexuales con todos ellos. Al cabo de cuatro meses me revendieron a una familia de Siria, a cuyos niños estuve cuidando. Al cabo de dos meses, decidí escapar. Me vestí de negro por completo y salí de la casa. Por el camino pedí ayuda a una desconocida. Tuve suerte. Me llevaron a una casa, desde donde pude llamar a mi hermano. Este consiguió que una ONG le dejara dinero y me trasladaron clandestinamente por la frontera hasta Turquía. Mi familia sigue estando en algún punto del territorio controlado por ISIS».
Once meses secuestrada
Secuestraron a 14 personas de mi familia. Nos llevaron a la ciudad de Sinyar [el gran enclave yizadí] y, luego, a la vecina Tal Afar. Tenían miedo de las incursiones aéreas de Occidente, así que se movían constantemente de un pueblo a otro, en las inmediaciones. Lo peor de todo lo que vi fueron las masacres en Sinyar. La carretera estaba sembrada de cadáveres. Esos meses fueron horrorosos. También asistí a la violación despiadada y en grupo de una niña de 12 años».
Ocho meses secuestrada
Me quedé embarazada estando en manos de ISIS, pero al cabo de ocho meses de secuestro me escapé y conseguí huir a Turquía. Allí pasé otros dos meses, hasta que nació el bebé. Volví al norte de Irak, pero tuve que dejar a mi hijo en Turquía y ahora no sé dónde está».