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Y de repente, todo el mundo trabaja en el cine español. Directores, actores y técnicos disfrutan de una situación casi de pleno empleo propiciada por el desembarco de las plataformas de internet, que demandan contenidos sin parar. Álex de la Iglesia rueda '30 monedas', ... una serie de HBO, el mismo canal para el que Isabel Coixet ha firmado 'Foodie Love', que se estrena en diciembre. Ese mismo mes, Nacho Vigalondo nos descubrirá a Quim Gutiérrez como superhéroe español en 'El vecino' (Netflix). Otro director de prestigio, Alberto Rodríguez, ha entregado la segunda temporada de 'La peste' en Movistar, plataforma que ha contratado al mismísimo Alejandro Amenábar para que debute en la series con 'El tesoro del Cisne Negro', la historia del 'caso Odyssey'. Koldo Serra rueda la primera ficción de Orange TV en nuestro país, 'Caminantes'.
«Yo lo veo con mis amigos: hemos pasado de una realidad de precariedad y desempleo a que, de repente, todo el mundo esté trabajando y pueda pagar el alquiler. Hay menos miedo al futuro inmediato», constata Nacho Vigalondo. Por su parte, Paco Cabezas, que acaba de estrenar 'Adiós' en las salas, confirma «un momento dulce» en el que todas las semanas tiene que decir no a varios proyectos. «Y lo que se hace tiene calidad, no estamos sacando churros», remarca el director sevillano. El productor Enrique López Lavigne habla de «crecimiento salvaje»: «De ser una industria deprimida tras la última crisis económica, en la que desaparecieron la mayoría de las empresas y muchos profesionales se trasladaron a otros sectores, hemos pasado a que proliferen productoras como champiñones y salgan nuevos profesionales de las escuelas».
Movistar Plus, HBO, Netflix, Amazon Prime Video, Filmin, Sky, Rakuten, Apple TV Plus... Nuestro mando a distancia da acceso a un sinfín de contenidos audiovisuales que ni en varias vidas podríamos consumir. Ya nos hemos olvidado de la piratería, un fenómeno que para López Lavigne, productor de hits como 'Lo imposible' y 'Paquita Salas', debe contemplarse ahora en clave tecnológica y no delictiva: «Netflix fue la primera plataforma que tecnológicamente le dio al público que estaba pegado a un ordenador aquello que necesitaba». Elena Neira, experta en el mundo audiovisual en internet, explica la crisis de un modelo económico que ha servido durante décadas para amortizar el coste de las películas y hacer dinero: «Las ventanas que preservaban los estadios de explotación han saltado por los aires con la nueva filosofía de las plataformas: contenido inmediato y a la carta. Era un modelo no realista, que beneficia a películas pensadas para permanecer muchas semanas en taquilla, pero perjudica a las que no tienen esa capacidad».
Queremos ver toda la temporada de una serie ahora y queremos verla en el móvil. Podría dar la sensación de que nadie va a seguir yendo al cine, pero los datos desmienten esa percepción. «Es un mito que tenemos en la cabeza», desdice Borja de Benito, portavoz de la Federación de Cines de España, FECE. «A 18 de noviembre, este año ha crecido el número de espectadores un 9% respecto a 2018. La gente cada vez va más al cine. Arrastrábamos una época de cierre de salas hace cuatro o cinco años, que coincidió con la digitalización del sector. Pero eso se ha superado, se abren salas y se introducen nuevas tecnologías».
Para los dueños de los cines, plataformas y salas pueden convivir. «Lo que antes se consumía en DVD ahora se hace en VOD (Video on Demand). Los videoclubes físicos son ahora digitales, pero eso no va a afectar al consumo de películas en salas», confía De Benito. No opina igual López Lavigne, cuyos hijos adolescentes han dejado de ir a los cines que frecuentaban desde pequeños. «Lo que para mí es un drama, para ellos es una bendición. Disponen de un catálogo a la distancia de su dedo», observa el productor, que vaticina «cambios drásticos» en el parque de salas.
«Un día iremos a un centro comercial y quizá no haya cines», profetiza Vigalondo, que se muere de ganas de ver qué ocurre cuando Disney Plus desembarque en España el 31 de marzo y por 6,99 euros tengamos acceso a las películas y series de la compañía de Mickey Mouse –todos sus clásicos de animación– más las producciones de Marvel, Pixar y Fox, así como contenidos nuevos cuyos prespuestos son tan astronómicos como si fueran para la gran pantalla. «Es posible que Disney tenga contemplado a largo plazo estrenar todo en su plataforma», reflexiona Vigalondo. «Igual los números salen por ahí y ya no veamos 'Los Vengadores' en salas».
Elena Neira cree que el público objetivo de Disney Plus –10 millones de suscriptores el primer día– son «las tres efes»: friquis, fans y familias. «Su catálogo es impresionante, más de 7.500 horas de contenido, pero muy poco es original. Tendrás un montón de títulos que ya has visto». La autora del ensayo 'La otra pantalla' apunta también el efecto perverso de los algoritmos que deciden nuestros gustos como suscriptores: «Tú no decides lo que ves en Netflix, hay un sistema construido para que veas lo que ellos quieren».
No todo es color de rosa en este nuevo orden audiovisual. «La taquilla de los cines sigue dando sentido a ser productor de cine si pretendes obtener beneficios económicos y crecer como empresario», certifica López Lavigne. Las nuevas generaciones consumen películas y series inmersas en la «moderna pandemia» que es el déficit de atención, apunta Vigalondo: «Mi hermano veía tres películas cuando las alquilaba en el videoclub; en cuanto empezo a descargárselas dejó de verlas».
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álex de la iglesia
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Desde FECE, reclaman a la Administración un proyecto de alfabetización audiovisual en los colegios. «Francia y Reino Unido tienen programas educativos muy potentes y eso garantiza la renovación del público. No podemos dejar escapar generaciones», espera Borja de Benito. «Y habrá que ver cómo evoluciona la oferta de plataformas, no sé si las familias están dispuestas a pagar diez distintas. Nosotros confiamos que quien va al cine seguirá yendo porque es una experiencia que no puede replicar en su casa».
Álex de la Iglesia dejó la presidencia de la Academia de Cine en 2011 en desacuerdo con la 'ley Sinde'. En su discurso en los Goya de aquel año aseguró que no había que temer a internet porque era, precisamente, la salvación de nuestro cine. «Todo lo que había que decir sobre este tema ya lo dije, insistir es absurdo», contesta. «Ahora no tiene sentido hablar de ello, había que verlo hace diez años, cuando no se supo ver lo que pretendíamos. Si haces cine, lo que quieres es rodar, ese es el objetivo, el deseo de una vida».
La película más esperada del año se estrenó el 15 de noviembre únicamente en 45 salas españolas, ninguna de ellas en Euskadi. Hablamos de 'El irlandés', triunfal regreso de Martin Scorsese al cine de gángsters con un trío protagonista de infarto –Robert de Niro, Al Pacino y Joe Pesci– y unas críticas que coinciden en calificarla de obra maestra.
'Frozen 2', sin ir más lejos, ocupa desde este fin de semana 944 pantallas, casi un tercio de las existentes en nuestro país. ¿Por qué ninguna de las grandes cadenas de exhibición ha querido un peliculón que protagonizará a buen seguro la batalla de los Oscar? La razón no es otra que su estreno en Netflix este miércoles 27, apenas doce días después de su explotación en unos cines que no ven negocio.
Y es que las salas tienen que repartir con la distribuidora su porcentaje del precio de la entrada, que va aumentando según pasan las semanas y la película aguanta en cartelera. Netflix es inflexible en sus condiciones y contempla el estreno en salas como un plus de prestigio y visibilidad para sus producciones.
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