Vox reprocha al PP su «partidismo» y anuncia «movilización constante» contra la amnistía

El centroderecha que encarna el PP y la fuerza situada en su extremo libran un pulso en el que la coincidencia en el clamor contra la amnistía no ha llevado aparejado una fotografía de protesta conjunta. Los de Alberto Núñez Feijóo preludiaron la investidura fallida de este hace un mes con una concentración multitudinaria -más de 40.000 manifestantes- en Madrid, una convocatoria a la que han seguido otras como la organizada ayer en la céntrica calle Larios de Málaga y que congregó a unas 20.000 personas. En medio, Feijóo y otros dirigentes estuvieron en la marcha del 8 de octubre de Sociedad Civil Catalana en Barcelona. Pero los populares han evitado verse colonizados por el discurso más altisonante de Vox rehuyendo otra imagen codo con codo en Colón para no alimentar el discurso del Gobierno, rentable electoralmente para Sánchez, del 'vienen a por nosotros'.

Que Vox quería surfear la satisfacción por el acto de la fundación DENAES secundada y alimentada por los suyos ha quedado de manifiesto en que hoy haya sido Abascal quien ha comparecido ante la prensa tras la reunión semanal de la ejecutiva. El presidente del partido ha calificado de «gigantesca» la movilización, evidencia, a su juicio, de que la ciudadanía está «enormente preocupada» por la amnistía. Una medida que sitúa, ha recalcado, en la ilegalidad a Sánchez, que convertirá el suyo en un Gobierno «ilegítimo» y que supone tanto como un escándalo de corrupción dado que el presidente va a perdonar sus delitos a «otros políticos», los independentistas catalanes. Pero aunque el discurso ha arremetido contra el líder del PSOE y dándose esto por descontado, la mayor carga de profundidad ha ido contra el PP. Sin citarlo por su sigla, Abascal ha lamentado el «partidismo incomprensible de algunos» dada la gravedad del momento en alusión implícita a la falta de unidad en la calle entre las derechas para oponerse al 'sanchismo'.

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Este velado reproche ha anticipado otra advertencia destinada a hacer valer la posición de la extrema derecha en la crisis migratoria, la mayor en décadas, desatada por la masiva arribada de barcazas al archipiélago canario. Abascal ha descalificado con dureza la gestión que está realizando el Ejecutivo, contestada por las comunidades pilotadas por el PP y el propio Ejecutivo isleño, que comanda Coalición Canaria con apoyo de los populares. «No solo no combate la inmigración ilegal sino que la promueve y contribuye al efecto llamada y a la financiación de las organizaciones no gubernamentales que colaboran con el tráfico de seres humanos«, ha llegado a acusar el jefe de filas de Vox.

Pero de nuevo, la carga ha llegado después y dirigida a presionar a sus socios. Abascal ha dado «instrucciones» a sus representantes en gobiernos autonómicos y en los distintos ayuntamientos «para que se opongan al reparto de esta inmigración ilegal», una acogida que concierne a los ejecutivos central y regionales (los populares han censurado, de hecho, la falta de información ministerial en aras de la cooperación). Vox justifica su negativa en que se desconoce «la filiación» de muchos de los inmigrantes y sus «antecedentes» e «intenciones», aireando la sospecha contra ellos.