Pedro Sánchez saludó la decisión de Vox de romper con el PP en las cinco comunidades autónomas en las que gobernaban en coalición con «alegría y felicidad». Desde Washington, tras participar en la cumbre anual de la OTAN celebrada entre el martes y el jueves, ... el presidente del Gobierno afirmó que los principales beneficiarios del paso dado por la partido de Santiago Abascal no son uno u otro partido sino el conjunto de los ciudadanos.
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El presidente del Gobierno eludió aun así el más mínimo reconocimiento en esa, a su juicio, buena noticia a Alberto Núñez Feijóo y los barones populares que el miércoles decidieron poner pie en pared a la exigencia de sus socios de rechazar un reparto de menores inmigrantes no acompañados que permita aliviar los centros saturados en Canarias a pesar de las amenazas de sus aliados. Es más, puso deberes al líder de la oposición: que ahora sea él quien rompa en el centenar de gobiernos locales que su formación mantiene con Vox y dé un giro a sus políticas.
Sánchez argumentó, en esa línea, que la «prueba del algodón» para evaluar la actitud de los populares será su apoyo a la reforma de la ley de extranjería impulsada por su Gobierno tras meses de negociación con el ejecutivo canario y que haría automática la distribución de menores cuando una comunidad autónoma vea sus centros de acogida desbordados en un 150% de su capacidad. «El PP tiene aquí una gran oportunidad porque toda esta crisis viene provocada por el rechazo tanto del PP como de Vox a la solidaridad con un territorio fronterizo que está sufriendo la presión de la migración».
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Los populares aceptaron en la Conferencia Sectorial de la Infancia reunida el miércoles en Tenerife asumir la acogida de 347 menores en el marco de un reparto voluntario al que solo se opuso Cataluña. No obstante, en una estrategia conjunta, los consejeros autonómicos de la formación optaron por posponer el debate sobre la citada reforma legislativa, que el Ejecutivo de coalición pretende llevar al Congreso y no puede sacar adelante sin el primer partido de la oposición, dada la posición de sus socios catalanes. Junts ya ha dejado claro que no la apoyará.
«Da igual lo que vaya a suceder en términos institucionales en otros gobiernos -insistió el presidente en alusión a la situación en la que quedan de Castilla y León, Extremadura, Comunidad Valencia, Murcia y Aragón- el hecho cierto es que continuamos con 6.000 menores en Canarias y ser partido de Estado significa dar solución a problemas que tienen nuestros ciudadanos estén donde estén, en Ceuta o Melilla o canarias».
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El presidente dejó también claro también con este planteamiento que los socialistas no se aprestarán ahora a garantizar la estabilidad de los ejecutivos de los que ha salido Vox, a pesar de que algunos de sus dirigentes, como el secretario general de los madrileños, Juan Lobato, así lo hayan sugerido. Sánchez insistió en que su posición dependerá de las políticas que impulse el PP, al que instó a revertir iniciativas pactadas con la formación de extrema derecha, entre ellas, las llamadas 'leyes de concordia' que entran en colisión con la ley de la memoria histórica.
«Ahí donde está en la oposición, el PSOE va a continuar haciendo una oposición constructiva», remarcó. «Vox ha roto pero la clave es si el PP va a romper con estas políticas que ha aprobado con Vox –continuó el jefe del Ejecutivo-. Si quiere continuar aprobado políticas ultraderechistas como hasta ahora en materia de violencia de género, de derechos sociales y servicios públicos, de cambio climático… Estas son las cuestiones que de verdad importan más allá de si salen o entran si suben o bajan».
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El presidente Pedro Sánchez también aprovechó su última comparecencia en Washington ante los medios de comunicación para reivindicar los efectos, a su juicio positivos, de la polémica ley de amnistía ya aprobada e impulsada por su Ejecutivo. En concreto lo hizo haciendo alusión al regreso a España de la secretaria general de ERC, Marta Rovira, al tiempo que apelado a la «responsabilidad» de Esquerra para lograr un acuerdo que permita investir al líder del PSC y exministro Salvador Illa como nuevo presidente catalán.
«Estamos hablando de un acuerdo de gobierno para echar a andar la legislatura en Cataluña. Y yo confío, evidentemente, en la responsabilidad y en el compromiso de todas las formaciones políticas», dijo el jefe del Ejecutivo. Acto seguido y echando la vista atrás, afirmó que la sociedad catalana está «cansada de mirar al año 2017» en el que se llevó a cabo el 'procés' y por tanto quiere mirar hacia adelante y «construir futuro».
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