La UD Logroñés e Iñaki se homenajean mutuamente

El de este domingo era un encuentro de múltiples lecturas y conclusiones. Se podía pensar que a un equipo como la UDL, con tres triunfos consecutivos, se le debía exigir la victoria ante un adversario con tan solo siete puntos y en plazas de descenso; que no ganar supondría un varapalo anímico, porque se podía entender como una gran oportunidad perdida; que Las Gaunas, que sigue vacía, debe ser ese jugador número doce,... Múltiples lecturas, aunque la única real es la que refleja el marcador, acompañada por un apunte: portería a cero. Así es menos difícil ganar.

Sergio Rodríguez deshojó las margaritas que debía deshojar. Dio la titularidad a Roberto Santamaría en la portería, confió en los dos centrales del primer equipo, a los que acompañó del poder de Errasti por delante y concedió, en principio, más presencia ofensiva a Andy Rodríguez para paliar la ausencia de Bogusz.

Esta renovada UD Logroñés controló el compromiso de inicio ante un adversario cuyo guion se apoyaba en dormir el duelo y en darle un ritmo más propio de entrenamiento que de competición. Esa actitud no creó problemas de inicio, pero sí con el paso de los minutos. A la UDL le sobraba posesión, pero le faltaba profundidad y ruptura por banda. Paulino, arrancando desde la derecha, puso un balón al segundo palo que ni Rubén ni Andy la aprovecharon. Se abría así un paréntesis temporal de asedio, con un posterior disparo de Paulino, pero sobre todo con un esférico que pasó por delante de Leo en boca de gol que no aprovechó. Rubén, esta vez sí, disparó.

Con anterioridad a todo ello, Olaetxea pudo cambiar el rumbo del partido, pero el madrileño Ruiz Arias, quisquilloso en esa faltas que pasan desapercibidas pero que minan, le impidió encarar a Mackay al ver una falta donde no la había en la carrera con Grego. Ambos pugnaban en la carrera. Pitó miedo.

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Llegaba con más facilidad, pero faltaba ese toque de gracia. Presiona arriba para ahogar la salida e incluso robaba el balón, pero carecía de ese pase final, como le ocurría, también, a Iñaki y a Rubén por banda izquierda. No había llegada con peligro.

Eso entendió el Sabadell, que a partir de le media hora de juego apareció ofensivamente. Stoichkov hizo un dos en uno a Iago y Gorka en la línea de fondo para servir un balón de gol al segundo palo. Iñaki, por supuesto, evitó que Rubio lo alojara en las redes. Stoichkov apareció poco después, pero Gorka se cruzó en su camino. Avisaba el Sabadell. Ya no tenía miedo, su actitud había cambio.

La reanudación lo confirmó. Se atrevía a dar un paso al frente, pero sin perder el orden. Emergieron Ángel y Undabarrena y Stoichkov se descolgó de la banda para jugar con absoluta libertad. Olaetxea se multiplicaba, pero Andy no aparecía a pesa de que pudo romper el marcador con un disparo desde la frontal del área y Errasti no llegaba. Se desdibujó el eje a la par que el equipo reculaba. El Sabadell cargaba el juego por el carril derecho, con Rubio. Balones laterales en busca de un rematador que no aparecía. El dominio era ahora catalán, infructuoso pero suficiente como para cuestionar la victoria. Edgar acalló al banquillo blanquirrojo y levantó al propio cuando en el estadio retumbó su latigazo al poste derecho de Santamaría. La situación ya no era complicada, sino crítica.

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«David», gritó Sergio Rodríguez. Y Roni se enfundó la elástica e ingreso en el campo junto a Sierra. Hormigón arriba y en la medular. Respiraba con más sosiego la UDL, pero en esta categoría no es de pulsaciones bajas. Leo robó el balón en tres cuartos, uno más, se lo dejó a Olaetxea, abrió a Iñaki, que apareció como el expreso de las 20.24 para ofertar un pase de enorme jugador, siempre con el control en la menta. Leo hizo el resto. ¡Vaya manera de definir la del colombiano! Quizá una acción aislada, quizá una finalización ensayada. El quizá es otra de las salsas del fútbol. La UD Logroñés es novena. Ver para creer. Por cierto, a dos puntos de la promoción de ascenso, pero mejor no acordase de ello. Por ahora.