Adiós a Javier Márquez
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Adiós a Javier Márquez
«Pensamos en simbolizar la unión de todo el mundo y pensamos en unas pulseras»La búsqueda de Javier Márquez Villaverde ha finalizado, pero el caso no se olvida. Han sido diecinueve intensos días de incertidumbre, de espera, de rastreo oficial y popular, de compañerismo, de empatía, de solidaridad y apoyo a una familia que lo estaba pasando mal, ... que lo sigue pasando mal. Este sábado los voluntarios se han propuesto retirar los carteles de la desaparición de Javier, pero hay otro elemento que continúa y continuará en el tiempo. Las pulseras verdes.
Todavía mucha gente las porta en sus muñecas por el lema que contienen impreso: «Fuerza, familia». Y es que pronto se convirtieron es una señal muda de acompañamiento y afecto hacia la familia Márquez Villaverde. De compromiso con la búsqueda. Un simbólico gesto que, conocido ya el fatal desenlace de la historia, muchos se resisten a desprenderse de él precisamente por el recuerdo inolvidable de los días vividos. Un detalle imborrable.
La idea partió de un grupo de amigas de Santo Domingo de la Calzada, localidad natal de Javier. «Este es un pueblo pequeño y nos conocemos todos. Creíamos que debíamos colaborar de alguna forma y pensamos en simbolizar la unión de todo el mundo, que aquí somos como Fuenteovejuna, y pensamos en unas pulseras», recuerda Ana, una de las calceatenses que las confeccionaron. Lo consultaron con la familia y, con su beneplácito, se juntaron viernes y sábado y las hicieron. Eso fue hace una semana, antes de la concentración del día 16 en la plaza de España. Entonces se distribuyeron las primeras pulseras y para el pasado martes ya se agotaron las 950 que pudieron realizar.
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Había comprado 16 rollos de 20 metros de cinta verde. Verde esperanza. Con un tampón estamparon el dibujo de una familia unida y el lema. Fue un trabajo en cadena. Algo sencillo pero muy significativo porque todo el mundo quiso tener una pulsera. El grupo pensaba haber hecho más unidades, pero el desenlace les ha frenado. «Es muy artesanal. Nos sentíamos impotentes de pensar en que algo había que hacer, todas teníamos ganas de hacer algo, de que esto no se olvidase», explica Ana.
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