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Mercator. Página doble dedicada a África, con gran detalle, en el Atlas de Gerardus Mercator.
Mercator. Página doble dedicada a África, con gran detalle, en el Atlas de Gerardus Mercator.
Lo que no se llevaron

Los tesoros que se quedaron en Yuso

Pese a las desamortizaciones y al expolio, la Biblioteca de San Millán conserva 9.900 volúmenes impresos anteriores al siglo XIX, entre ellos veinte incunables

Pío García

Logroño

Miércoles, 22 de mayo 2024

a insistencia en el expolio de los fondos de San Millán puede en ocasiones dar la falsa impresión de que nada de valor queda en el monasterio. No es así. En realidad, hasta hace dos décadas ni siquiera se sabía cuál era la profunidad de la biblioteca monástica. Un acuerdo entre el Parlamento de La Rioja y la comunidad de agustinos recoletos de San Millán permitió catalogar buena parte de los fondos conventuales. Durante cinco años, entre 1994 y 1999, dos especialistas, Concepción Pérez Barriocanal y Enrique Sacristán Marín, con la ayuda del bibliotecario, el padre Juan Bautista Olarte, revisaron uno por uno los volúmenes de la biblioteca. Fue aquella una labor prolija y minuciosa, casi detectivesca, que deparó hallazgos importantes y que finalmente cuajó en un libro imprescindible: el catálogo de impresos (siglos XV-XVIII) del monasterio de Yuso. Se supo entonces que en San Millán reposaban 9.900 volúmenes, que correspondían a 6.870 títulos. Y todo eso sin contar ni los manuscritos ni los libros de los siglos XIX y XX.

En cualquier caso, la importancia de la biblioteca emilianense no reside en sus números, sino en la calidad y singularidad de algunas obras, como el 'Breviarium benedictinum'. Es un libro pequeño y grueso, apenas más grande que la palma de una mano. Está impreso con una letra gótica finísima y a dos colores: negro y rojo. Las capitulares están iluminadas a mano, a imitación de los antiguos manuscritos, y también hay guirnaldas decoradas con oros, con verdes, con púrpuras... Reúne oraciones para cada momento del día. Si uno aguza la vista y exhuma el latín del Bachillerato, aún se puede leer claramente: «Ad prima, ad tertia, ad sexta, ad nona». Fue impreso en Venecia por Andreas Torresano en 1492. Es uno de los veinte incunables que guarda la biblioteca de San Millán. Con la palabra «incunable» se alude a aquellos libros que fueron impresos antes del año 1501; son, por lo tanto, los frutos más tiernos de la imprenta, ese invento revolucionario atribuido a Johannes Gutenberg y cuya fecha fundacional se sitúa en torno al año 1443.

El libro impreso más antiguo que conserva Yuso es la 'Summa de casibus conscientiae' del dominico toscano Bartholomeus de Sancto Concordio. Un volumen de buen tamaño, muy grueso, con casi 700 páginas, que recoge un popular repertorio de «casos de conciencia» ordenados alfabéticamente. El libro fue impreso en pergamino, en la ciudad francesa de Albi por Aenus Silvius antes de 1475. La letra es clara, de gran calidad, fácilmente legible. Como solía suceder con aquellos primeros frutos de la imprenta, el libro fue luego repasado a mano para pintar en rojo las letras capitulares y los calderones, esos signos ortográficos que marcaban la separación de los párrafos.

El incunable más antiguo

La 'Summa de Casibus Conscientiae', de Bartholomeus de Sancto Concordio, fue impresa en pergamino en la ciudad francesa de Albi en 1475. Las capitulares y las separaciones de párrafos están dibujadas a mano con tinta roja.

Astrolabios

El manual de construcción de instrumentos del astrónomo Joannes Stöffler (1452-1531).

Astrolabios

Un libro de medicina de Galeno en la que un monje de San Millán escribió anotaciones sobre la epidemia de peste de 1599.

Arquitectura

'Libro primero de la Architectura de Andrea Palladio'

Arquitectura

'Libro primero de la Architectura de Andrea Palladio'

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Aunque Bartholomeus de Sancto Concordio (1260-1347) fue un canonista muy reconocido en los siglos XIV y XV, no es su firma la que más llama la atención entre los autores de los veinte incunables. El interés por la cultura clásica –o al menos por ciertos autores grecorromanos– queda ejemplificado en un volumen que recoge dos obras fundamentales de Salustio: 'La conjuración de Catilina' y 'La guerra de Yugurta'. Es un libro de buen tamaño, fabricado en Venecia en el año 1492, sin florituras ni iluminaciones manuscritas, pero con una calidad extrema en la impresión.

Los prodigiosos mapas de la familia Blaeu

Uno de los tesoros bibliográficos más asombrosos de San Millán son los mapas confeccionados por la familia Blaeu, cartógrafos holandeses del siglo XVII. El padre, Willem Janszoon Blaeu, inauguró una saga de geógrafos que luego continuaron sus hijos Joan y Cornelius. En España solo se conservan dos ejemplares de la primera edición de los atlas de Blaeu, de raro valor, y uno de ellos está en San Millán. Los seis volúmenes de la obra 'Cosmographae Blavianae' fueron restaurados entre 2017 y 2019 y despiertan admiración por la exactitud y el detalle de sus mapas.

Mercator. Página doble dedicada a África, con gran detalle, en el Atlas de Gerardus Mercator.

Sorprende más el manual de Geometría euclidiana, aún más antiguo (1482) y también veneciano, cuya primorosa edición se completa con las imágenes marginales de las figuras geométricas que se definen en cada capítulo. Las representaciones van complicándose a medida que se avanza en la lectura: del sencillo cuadrado que se aborda en las primeras páginas a las enrevesadas formas que se dibujan en los últimos folios. Ese incunable con la Geometría de Euclides es la obra impresa más antigua de las 135 que se guardan en la biblioteca monástica sobre matemáticas y ciencias naturales.

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