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El origen de los monasterios emilianenses se excava en la cueva donde Emiliano vivió como ermitaño y fue enterrado a su muerte, con 101 añosDel Suso eremitorio al Yuso renacentista

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Yuso. Recreación del monasterio con la sierra de la Demanda como telón de fondo. Manuel Romero
La historia de los monasterios

Del Suso eremitorio al Yuso renacentista

El origen de los monasterios emilianenses se excava en la cueva donde Emiliano vivió como ermitaño y fue enterrado a su muerte, con 101 años

Jueves, 23 de mayo 2024

l nombre de los monasterios de Suso y Yuso responde a su respectiva ubicación en un recóndito y bellísimo paraje del valle del Cárdenas, arriba y abajo, una humilde acepción engrandecida por su condición de Patrimonio de la Humanidad, de la que hacen gala desde 1997. A lo largo de sus casi 1.500 años de historia, ambos templos han vivido momentos de esplendor espiritual, cultural y económico, custodiando auténticos tesoros en papel (códices) y, con ellos, las primeras palabras en castellano y en euskera.

El origen de los monasterios emilianenses, sin embargo, se excava en la roca, en la cueva donde Millán o Emiliano, pastor nacido en Berceo en el año 473 y discípulo de san Felices, vivió retirado como ermitaño la última etapa de su vida y donde se le enterró tras su muerte, con 101 años. En torno a su aureola mística surge la primitiva comunidad monástica de Suso en el siglo VI, utilizando sus discípulos la cueva del santo como oratorio y la cueva vecina, como pequeña iglesia rupestre. Pero la creciente fama de los milagros realizados por el santo atrajo cada vez a más peregrinos hasta este discreto pero exuberante rincón de la sierra de la Demanda, por lo que el cenobio original se fue ampliando progresivamente hasta el siglo XI, de modo que en Suso conviven los estilos visigótico, mozárabe y románico.

La primera construcción propiamente dicha data del siglo VII. Consistió en un sencillo cenobio visigótico de dos naves abovedadas para la reunión y oración de la comunidad. De este primigenio templo se conservan actualmente los muros y varios de los arcos visigodos.

Su transformación en monasterio mozárabe transcurre durante la primera mitad del siglo X, tras la conquista de Nájera por Sancho Garcés, momento en el que es ocupado por una comunidad dúplice (de monjas y monjes) con regla mozárabe, cuyos rezos acoge esta edificación reorientada hacia Jerusalén. En el año 959, su hijo García Sánchez I será testigo de la consagración del templo, tras incorporar una galería de entrada y la nave principal de la iglesia, construida con bóvedas de estilo califal y arcos de herradura. Su decoración pictórica y los estucos mozárabes desaparecerán unos años después, en 1002, fecha en la que Almanzor arrasa e incendia el templo. Fue su última hazaña guerrera, dado que días después, en el trayecto de regreso a Córdoba, el caudillo musulmán encontró la muerte en Medinaceli.

Posterior a este incendio es el pórtico de los Siete Infantes de Lara, donde según la tradición se depositaron los cuerpos de los siete hijos decapitados del noble Gonzalo Gustioz. La leyenda se confirmó muchos años después, en 1600, cuando el entonces abad del monasterio, fray Plácido de Alegría, ante la enconada puja por estas sepulturas entre San Millán de la Cogolla y San Pedro de Arlanza, procedió a la apertura notarial de los sarcófagos para certificar su autenticidad. Los cadáveres aparecieron descabezados y la contienda viró en favor de la Cogolla.

La canonización de San Millán en el año 1030 y, con ella, el reconocimiento oficial por parte de la Iglesia de su santidad, marca otra fecha clave en Suso. El rey Sancho III el Mayor de Navarra hace entonces la última gran obra en el monasterio, ya de estilo románico. Amplía las naves hacia los pies añadiendo bóvedas de cañón y dos arcos más de medio punto a los existentes de herradura. Posteriormente, en los siglos XI y XII, se completarán con muros y arcos de medio punto las primitivas cuevas del eremitorio.

Los restos del santo Millán reposaron en la cueva central de Suso hasta 1053, año en el que el rey don García, el de Nájera, decidió trasladarlos al monasterio najerino de Santa María La Real, que acababa de fundar. Emprendieron el viaje el 29 de mayo en una carreta tirada por bueyes, para gran descontento de los monjes de Suso, desolados por la pérdida de su patrono. Cuenta la leyenda que al alcanzar el llano, en el margen izquierdo del río Cárdenas, los bueyes se detuvieron y no hubo forma de obligarlos a avanzar. El rey y sus consejeros interpretaron aquello como un milagro, como la voluntad de san Millán de permanecer en su tierra. Fue entonces cuando el rey mandó construir un nuevo monasterio, al que pronto se denominó Yuso o el de abajo. Su hijo, Sancho IV el de Peñalén, lo inaugura en 1067, pero no sería el definitivo, ya que en los albores del siglo XVI se construyó un monasterio completamente nuevo sobre los cimientos del medieval. Las obras comenzaron por la iglesia en 1504, siendo prior fray Miguel de Alzaga, y la última piedra se colocó el 28 de junio de 1540, aunque no sería la última, dado que los problemas que durante las décadas fueron surgiendo obligaron a sucesivas intervenciones, hasta el punto de que la configuración actual del edificio data de mediados del siglo XVIII.

Siglo VI

Los ermitaños y sus cuevas

Cueva de

San Millán

1

Pequeña iglesia

rupestre

1.

Millán se retira como ermitaño en

una cueva del valle del Cárdenas

buscando la soledad, si bien la fama

por sus obras de caridad y milagros

irá creciendo con el tiempo. Allí será

enterrado tras su muerte, en el 574,

a los 101 años. Muy pronto un grupo

de hombres y mujeres se convierten

en sus discípulos y excavan dos

niveles de cuevas para habitarlas.

Empiezan a usar la de Millán como

oratorio y la de al lado, como

pequeña iglesia rupestre.

Siglo VII

Cenobio visigótico

2

2.

Primera construcción. Los ermitaños

se convierten en una comunidad

cenobítica y, aunque viven en sus

cuevas, necesitan un lugar para orar.

Construyen un edificio visigodo

muy sencillo de dos naves

abovedadas.

Año 959

Iglesia mozárabe de García Sánchez I

3

3.

García Sánchez I, rey de Pamplona y

primer rey de Nájera, está presente

en la consagración de la primera

iglesia de estilo mozárabe en el 959.

El edificio se orienta hacia el sol

naciente o Jerusalén y consta de un

atrio con dos módulos con bóvedas

de estilo califal y arcos de herradura.

Ya encontramos una comunidad

dúplice (monjes y monjas) con

regla mozárabe.

Año 1002

El incendio de Almanzor

4

4.

Almanzor arrasa e incendia el

monasterio de Suso en el año 1002,

y entre las llamas desaparece su

decoración pictórica y los estucos

mozárabes. El pórtico conocido

como el de los Siete Infantes de

Lara será construido después

del incendio.

Año 1030

Iglesia románica y canonización

de San Millán

5

5.

La canonización de San Millán en

1030 supone el reconocimiento

oficial por parte de la Iglesia de su

santidad. El rey Sancho el Mayor de

Navarra hace la última gran obra del

monasterio, ampliándose las naves

con dos nuevos tramos de medio

punto cubiertos por bóvedas de

cañón. Posiblemente hay un coro en

el costado occidental. Más adelante,

en los siglos XI y XII, se completan

con muros y arcos de medio punto

las primitivas cuevas del eremitorio.

Cueva de San Millán

Primeras

cuevas

Mozárabe

Románica

Capilla de

Santa Órea

3

1

5

2

Visigótica

Portal

4

Incendio

Fuente: Monasterio de San Millán

Infografía: rafaelnieto.com

(adaptada por M. Romero)

Siglo VI

Los ermitaños y sus cuevas

Cueva de

San Millán

1

Pequeña iglesia

rupestre

1.

Millán se retira como ermitaño en una cueva

del valle del Cárdenas buscando la soledad, si

bien la fama por sus obras de caridad y

milagros irá creciendo con el tiempo. Allí será

enterrado tras su muerte, en el 574, a los 101

años. Muy pronto un grupo de hombres y

mujeres se convierten en sus discípulos

y excavan dos niveles de cuevas para

habitarlas. Empiezan a usar la de Millán como

oratorio y la de al lado, como pequeña

iglesia rupestre.

Siglo VII

Cenobio visigótico

2

2.

Primera construcción. Los ermitaños se convierten en una comunidad cenobítica y, aunque viven en sus cuevas, necesitan un lugar para orar. Construyen un edificio visigodo muy sencillo de dos naves

abovedadas.

Año 959

Iglesia mozárabe de García Sánchez I

3

3.

García Sánchez I, rey de Pamplona y primer rey de Nájera, está presente en la consagración de la primera iglesia de estilo mozárabe en el 959. El edificio se orienta hacia el sol naciente o Jerusalén y consta de un atrio con dos módulos con bóvedas de estilo califal y arcos de herradura. Ya encontramos una comunidad dúplice (monjes y monjas) con regla mozárabe.

Año 1002

El incendio de Almanzor

4

4.

Almanzor arrasa e incendia el monasterio de

Suso en el año 1002, y entre las llamas

desaparece su decoración pictórica y los

estucos mozárabes. El pórtico conocido como

el de los Siete Infantes de Lara será

construido después del incendio.

Año 1030

Iglesia románica y canonización

de San Millán

5

5.

La canonización de San Millán en 1030 supone el reconocimiento oficial por parte de la Iglesia de su santidad. El rey Sancho el Mayor de Navarra hace la última gran obra del monasterio, ampliándose las naves con dos nuevos tramos de medio punto cubiertos por bóvedas de cañón. Posiblemente hay un coro en el costado occidental. Más adelante,

en los siglos XI y XII, se completan con muros y arcos de medio punto las primitivas cuevas del eremitorio.

Cueva de San Millán

Primeras

cuevas

Mozárabe

Románica

Capilla de

Santa Órea

3

1

5

2

Visigótica

Portal

4

Incendio

Fuente: Monasterio de San Millán

Infografía: rafaelnieto.com

(adaptada por M. Romero)

Siglo VI

Los ermitaños y sus cuevas

Cueva de

San Millán

1

1.

Millán se retira como ermitaño en

una cueva del valle del Cárdenas

buscando la soledad, si bien la fama

por sus obras de caridad y milagros

irá creciendo con el tiempo. Allí será

enterrado tras su muerte, en el 574,

a los 101 años. Muy pronto un

grupo de hombres y mujeres

se convierten en sus

discípulos y excavan dos

niveles de cuevas para

habitarlas. Empiezan a

usar la de Millán como

oratorio y la de al lado,

como pequeña iglesia rupestre.

Pequeña iglesia

rupestre

Siglo VII

2

Cenobio visigótico

2.

Primera construcción. Los

ermitaños se convierten en

una comunidad cenobítica y,

aunque viven en sus cuevas,

necesitan un lugar para orar.

Construyen un edificio

visigodo muy sencillo

de dos naves

abovedadas.

Año 959

3

Iglesia mozárabe de García Sánchez I

3.

García Sánchez I, rey de Pamplona

y primer rey de Nájera, está presente

en la consagración de la primera

iglesia de estilo mozárabe en el 959.

El edificio se orienta hacia

el sol naciente o

Jerusalén y consta de

un atrio con dos módulos

con bóvedas de estilo

califal y arcos de

herradura.

Ya encontramos una comunidad

dúplice (monjes y monjas) con regla mozárabe.

4

Año 1002

El incendio de Almanzor

4.

Almanzor arrasa e incendia

el monasterio de Suso en

el año 1002, y entre

las llamas desaparece

su decoración pictórica

y los estucos mozárabes.

El pórtico conocido

como el de los

Siete Infantes de

Lara será construido después del incendio.

5

Año 1030

Iglesia románica

y canonización de San Millán

5.

La canonización de

San Millán en 1030

supone el

reconocimiento oficial

por parte de la Iglesia de su santidad.

El rey Sancho el Mayor de Navarra hace la última gran obra del monasterio, ampliándose las naves con dos nuevos tramos de medio punto cubiertos por bóvedas de cañón. Posiblemente hay un coro en el costado occidental. Más adelante, en los siglos XI y XII, se completan con muros y arcos de medio punto las primitivas cuevas del eremitorio.

Primeras

cuevas

Mozárabe

Románica

Cueva de

San Millán

Capilla de

Santa Órea

3

5

1

2

Visigótica

Portal

4

Fuente: Monasterio de San Millán

Infografía: rafaelnieto.com

(adaptada por M. Romero)

Incendio

Siglo VI

Cueva de

San Millán

1

Los ermitaños y sus cuevas

Pequeña iglesia

rupestre

1.

Millán se retira como ermitaño en

una cueva del valle del Cárdenas

buscando la soledad, si bien la fama

por sus obras de caridad y milagros

irá creciendo con el tiempo. Allí será

enterrado tras su muerte, en el 574,

a los 101 años. Muy pronto un

grupo de hombres y mujeres

se convierten en sus

discípulos y excavan dos

niveles de cuevas para

habitarlas. Empiezan a

usar la de Millán como

oratorio y la de al lado,

como pequeña iglesia rupestre.

2

Siglo VII

Cenobio visigótico

2.

Primera construcción. Los

ermitaños se convierten en

una comunidad cenobítica y,

aunque viven en sus cuevas,

necesitan un lugar para orar.

Construyen un edificio

visigodo muy sencillo

de dos naves

abovedadas.

3

Año 959

Iglesia mozárabe de García Sánchez I

3.

García Sánchez I, rey de Pamplona

y primer rey de Nájera, está presente

en la consagración de la primera

iglesia de estilo mozárabe en el 959.

El edificio se orienta hacia

el sol naciente o

Jerusalén y consta de

un atrio con dos módulos

con bóvedas de estilo

califal y arcos de

herradura.

Ya encontramos una comunidad

dúplice (monjes y monjas)

con regla mozárabe.

Año 1002

4

El incendio de Almanzor

4.

Almanzor arrasa e incendia

el monasterio de Suso en

el año 1002, y entre

las llamas desaparece

su decoración pictórica

y los estucos mozárabes.

El pórtico conocido

como el de los

Siete Infantes de

Lara será construido

después del incendio.

5

Año 1030

Iglesia románica

y canonización de San Millán

5.

La canonización de

San Millán en 1030

supone el reconocimiento oficial

por parte de la Iglesia de su

santidad. El rey Sancho el

Mayor de Navarra hace la

última gran obra del monasterio,

ampliándose las naves con dos

nuevos tramos de medio punto cubiertos

por bóvedas de cañón. Posiblemente hay un coro en el costado occidental. Más adelante, en los siglos XI y XII, se completan con muros y arcos de medio punto las primitivas cuevas del eremitorio.

Primeras

cuevas

Mozárabe

Románica

Cueva de

San Millán

3

Capilla de

Santa Órea

5

1

2

Visigótica

Portal

Fuente: Monasterio de San Millán

Infografía: rafaelnieto.com

(adaptada por M. Romero)

4

Incendio

Los monasterios de Suso y Yuso coexistieron hasta al menos el año 1100; el primero, fiel a la regla mozárabe y el segundo, reformado con la regla benedictina.

Tras levantarse la iglesia, las obras en Yuso irían incorporando su claustro gótico, el zaguán y Salón de los Reyes, la sacristía, la Escalera Real y el museo, este último con importantes tesoros como la arqueta 'desnuda' que originariamente contuvo los restos de san Millán, y que los soldados de Napoleón despojaron de sus placas de oro y piedras preciosas. Se conservan, eso sí, parte de sus marfiles románicos originales donde se relata la vida del santo. Y por último, la joya del monasterio, su archivo y biblioteca, entre los mejores del país y con una importante colección de incunables y pergaminos de gran valor para los investigadores.

Los monjes benedictinos fueron única comunidad monástica en San Millán a partir del siglo XII y hasta el XIX, en el que son expulsados en tres ocasiones de Yuso: durante la guerra de la Independencia, el periodo constitucional del reinado de Fernando VII y, la última y definitiva expulsión, la desamortización de Mendizábal. A partir de ahí, Yuso permanecerá abandonado –excepto por un breve periodo de tres años, entre 1866 y 1868, que se establece una casa de misioneros franciscanos de Bermeo–, para en 1878 volver a ser ocupado por los frailes de la Orden de Agustinos Recoletos, sus actuales moradores.

Con ellos, toda La Rioja celebró en 1997 la declaración de los monasterios de Suso y Yuso como Patrimonio de la Humanidad, lo que un año después llevó a crear la Fundación San Millán de la Cogolla para la defensa, salvaguarda y promoción de este patrimonio cultural y natural bendecido por la Unesco. Y al amparo de esta Fundación y para fortalecer su conglomerado cultural, en 2005 verá la luz Cilengua (Centro Internacional de Investigación de la Lengua Española), volcado desde entonces en la indagación y el estudio, con el máximo rigor científico, sobre los orígenes, difusión e historia del idioma que dejó huella de su incipiente uso en las glosas escritas en un códice de Suso.

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