El acusado, a la derecha, en la última sesión del juicio Fernando Díaz

El fiscal se reafirma en sus conclusiones e insiste en que Ovejas fue víctima de una «emboscada»

La defensa del acusado del crimen de Entrena pide la absolución y las acusaciones particulares mantienen su petición de 28 años de cárcel, frente a los 23 de la Fiscalía.

Carmen Nevot

Logroño

Lunes, 26 de junio 2023, 11:11

Última sesión de juicio por el crimen de Entrena, antes de que el magistrado entregue el objeto del veredicto a los miembros del jurado este martes, y las todas las partes han elevado a definitivas sus conclusiones provisionales y por tanto la petición de penas: ... 23 años de cárcel la Fiscalía, 28 años cada una de las dos acusaciones particulares que representan a la pareja a la familia de la víctima, y la defensa, la absolución.

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Durante su turno, el fiscal ha explicado que el juicio, que se basa en indicios y no por ello «son una prueba de peor calidad», se sostiene sobre cuatro grandes pilares: hubo un móvil, se puede reproducir el escenario de lo que no se ha visto, las coartadas y «la prueba del 9, es decir, los datos científicos que van a acreditar lo ocurrido»,ha señalado.

Todo porque, al contrario de lo que declaró O. P. R., «nadie desaparece voluntariamente total y absolutamente, así como así, es una idea difícil por no decir imposible. Todos tenemos un rastro personal. ¿Qué motivos tenía para no ver más a su pareja y no hablar más con nadie? No hay rastro digital, bancario, tecnológico».

Respecto del móvil, la acusacion pública sostiene que se ha «probado sobradamente» porque todos los testigos que han pasado por la sala de vistas en la última semana han ratificado que el procesado «estaba disgustado, muy afectado porque le habían quitado las monedas. Esto ha salido a la luz con toda claridad».

En su exposición cronológica de las conclusiones, el fiscal ha incidido en que O. P. R, no sólo es el último que ver a Javier Ovejas, sino que además es la persona que le convocó a su casa como así ha quedado constancia en los wasap que le envió hacia las 20.30 horas del 29 de julio de 2021. «Javier llega y deja las cosas con esa sensación externa de provisionalidad, aparcado, con un perro dentro y la ventana y poco bajada, da la sensación de que iba a acudir a la convocatoria e iba con las monedas». A partir de ese momento, la víctima desaparece y ni siquiera se lleva el teléfono y «si se hubiera escapado se habría llevado el teléfono». Cuando acudió la pareja de la víctima, el acusado «da unas excusas muy débiles para decir que Javier no entró en su casa. Dijo que tenía el coche averiado y no es cierto, luego se analizó y vio que no lo estaba. Esa excusa es un argumento débil», ha precisado.

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El fiscal también se ha referido al momento de inactividad en el teléfono del procesado entre las 21.30 horas y las 22.00 horas, periodo en el que los testigos aseguraron haber odio los gritos y los disparos procedentes de su patio trasero. A las 22.44 horas la pareja de Ovejas está en casa del procesado para preguntar por su paradero y «allí ve a O. P. R. en calzoncillos, sudado, agitado, con señal de haber hecho un esfuerzo y esa manera es compatible con lo que ha tenido que hacer en esa hora y cuarto anterior, que es dar muerte a Javier, esconder su cadáver y borrar los indicios».

Todo es «coherente», ha dicho, con el relato de los vecinos que sitúan lo que oyen y ven entre las 21.30 horas y las 22.00 horas. «Estos testigos no cuentan algo que ellos imaginan, sino que cuentan con espontaneidad lo que oyen y lo que ven». No llamaron entonces a la Guardia Civil, lo hicieron después «en cuanto supieron que había una persona desaparecida».

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La acusación pública ha recordado el relato del testigo que dijo que esa noche había oído disparos, sonido que reconoció porque, dijo que en su país está acostumbrado a escucharlos a diario, y que oyó gritos desgarradores, ver una sombra, meter un bulto grande a la furgoneta, que salió y regresó poco después. «Revela que hubo algo preparado, hubo una emboscada. Matar una persona, llevarla en una furgoneta».

Todo lo que vino después, como las insistentes llamadas a conocidos para que le llevaron a Logroño para tratar de arreglar un coche que estaba averiado, «fue rellenar huecos para buscar una coartada. Quiere estar en otra cosa y la situación de excitación en el lugar en el que ha ocurrido todo le obliga a salir». Finalmente, ha aludido a las pruebas científicas, a las gotas de sangre y de restos orgánicos hallados durante la inspección ocular del domicilio del acusado.

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Por su parte, la acusación particular que representa a la familia de Javier Ovejas ha incidido en las declaraciones «fundamentales» de los vecinos y muy especialmente, en la efectuada por un hombre de nacionalidad uruguaya que desde 180 metros «dijo que oyó disparos y que sabe que son disparos porque en su barrio lo oía a diario. Vio meter un bulto en una furgoneta y la vio salir».

El letrado ha recordado la declaración del teniente de la Guardia Civil, maximo responsable de la investigación, cuando dijo que el detonante del asesinato fue el atrevimiento, «es una persona temida en su pueblo, a la que la gente tiene respeto. Javier tuvo el atrevimiento de entrar en su casa y cogerle unas monedas. Y eso provocó que se vengara de ello y le asesinara el 29 de julio».

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El abogado de la acusación particular también ha destacado que el hermano del acusado llamase días después del SOS-112 diciendo que habían matado a una persona en Entrena y que lo investigaran porque si no «todo se lo iban a acargar a su hermano». Comentario que hizo cuando entonces sólo se hablaba de la desaparición de Ovejas y no de su muerte.

Ha mencionado el cambio del móvil de un smartphone a un analógico por parte del acusado, las muestras de sangre y de adn, y la mancha de aceite «que estaba en un lateral de la furgoneta y no debajo, lo que revela que quiso borrar las manchas de sangre». Todo, ha dicho, son«prueba suficiente para condenar al acusado». «La familia les pide -en referencia al jurado- que le condenen por un caso en el que la crueldad es aún mayor porque no ha revelado dónde está el cuerpo para darle sepultura y guardarle el duelo correspondiente».

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Por su parte, la acusación particular que representa a la pareja de Javier Ovejas ha subrayado las continuas «contradicciones» en las que ha incurrido el procesado. Como ejemplo de esta afirmación, ha recordado cuando el O. P. R. dijo en la sala de vistas que Ovejas estaría donde están las monedas y las monedas estaban en el coche y la víctima no ha aparecido.

«Las mentiras -ha añadido- han sido continuas». Del 2 al 6 de agosto dijo que había estado trabajando con uno de los testigos, algo que negó el propio testigo cuando fue a declarar a la vista. En conclusión, ha señalado, «el acusado trata de exculparse con mentiras continuas». «Si de verdad existe un complot ¿cómo se ha encontrado la sangre en el patio del acusado? y ¿cómo se han encontrado los casquillos?».

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«Hay indicios de que no hubo desaparición sino asesinato, hay pruebas suficientes del delito», ha concluido.

Por último, el abogado del acusado ha pedido al jurado que respeten el principio de presunción de inocencia y el de 'in dubio pro reo', el que fija que en caso de duda se favorezca al imputado. «No vale tener el convencimiento, sino que lo válido es decir: esto está probado».

La defensa ha cuestionado la palabra de la pareja. «La novia niega el móvil de la acusación, niega haber robado nada al procesado y en consecuencia miente y no podemos saber cuándo dice la verdad y cuándo no». De la víctima ha subrayado que no tenía ninguna vinculación con La Rioja, con su novia sólo llevaba cinco meses, su familia le había echado de casa y «ante este panorama ¿qué le impide entrar en casa del acusado y dejar unas gotas de sangre para que parezca que le han matado y luego destrozar el teléfono. ¿Es posible? Tan posible como decir que el procesado le ha matado. Nadie desaparece con el teléfono, si desaparece desaparece sin el móvil».

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También ha puesto el foco en las declaraciones de los testigos, quienes, ha dicho, «vieron y oyeron algo diferente». Tampoco, según ha explicado, se comprobó si la furgoneta perdía aceite, así que «basar una condena en circunstancias periféricas es cuando menos peligroso». A su juicio, cuando las acusaciones califican de coartadas todo lo que el acusado hizo tras el 29 de julio, «recuerda a los programas de cazadores de fantasmas. Cualquier brisa que mueve una cortina es un fantasma, aquí ocurre lo mismo, vamos a ver coartadas en un movimiento que es de lo más normal». «¿Por qué no puede estar disfrutando Ovejas de las monedas en Panamá?».

Ante la que considera «evidente falta de pruebas, la excesiva de imaginación y la falta de un atesto que pudiera convencernos de lo contrario» ha pedido la absolución.

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