Entrada del número 16 de avenida de Navarra. Juan Marín

Expertos coinciden en la posible reinserción de menores como los de la manada de Logroño

Especialistas en Derecho Penal inciden en la función «reeducativa» de la sentencia por la agresión grupal en avenida de Navarra

Iñaki García

Logroño

Viernes, 4 de octubre 2024, 19:55

Tres años de internamiento en régimen cerrado. Esa es la medida principal que el juez impuso a cuatro de los imputados por la violación de dos menores en la logroñesa avenida de Navara. Una decisión que a los ojos de muchos ciudadanos puede parecer ... suave ante unos hechos de tal magnitud, pero que, tal y como exponen varios expertos consultados por Diario LA RIOJA, tiene principalmente un doble objetivo. El primero, cuentan, pasa por la reeducación de los autores de la agresión, que cuando todo ocurrió tenían entre 14 y 17 años, es decir, eran menores de edad. El segundo, y como reto final, se enfonca en la reinserción en la sociedad. «No podemos tirar la toalla con gente tan joven», señala Isabel Gómez, abogada especializada en Derecho Penal.

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Para ella, la palabra clave es la reeducación. «Ha de imperar por encima de otras cosas que priman en el caso de los mayores, como la sanción o la reprensión», apunta. «Todas las medidas han de ir enfocadas en ese sentido», apostilla la letrada, quien destaca que la jurisdicción relacionada con menores está «llena de esperanza», ya que cree en la posibilidad de reinserción. «Es la base fundamental del derecho penitenciario; si ya lo es con los adultos, cómo no lo va a ser con los más jóvenes», apunta.

En una línea similar se manifiesta Sergio Pérez, profesor de Derecho Penal de la Universidad de La Rioja. En su caso, califica como resocializadoras las medidas que se toman con los menores de 18 años. «Todas tienen que estar orientradas a la reinserción y esto es especialmente así en relación con los menores, en los que su formación psíquica aún no está desarrollada del todo y su capacidad de actuar se encuentra mucho más condicionada por el entorno de lo que pueda suceder con los adultos», explica.

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El experto reconoce que es un mensaje que resulta «complicado» de trasladar a la sociedad. «Es muy difícil de comprender porque, ante un daño causado, la rabia suele regir, pero si lo pensamos bien, nuestro sistema de responsabilidad de los menores es bastante razonable», considera al ser preguntado por los otros dos menores implicados en los hechos, que son menores de 14 años y, por lo tanto inimputables. «No deja de tener un punto de arbitriaridad, pero en la tradición democrática se considera que alguien tiene que ser corregido porque se lo merece y se cree que quien tiene menos de esa edad no merece serlo porque es una persona en la que están operando otros factores sociales o de influencias que, en cierta manera, determinan sus actos», analiza.

«Se pueden tomar acciones»

Al hilo de esto, la imposibilidad de ser imputado un menor de 14 años no significa, según afirma Gómez, que no se pueda trabajar con él de alguna manera. «Es inimputable en lo legal, no va a haber medidas en ese sentido, pero sí se pueden tomar acciones a través de otras áreas como Servicios Sociales», apunta la abogada. «Se hace intervención con las familias y con los menores y, además, de manera muy seria», remata.

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Gómez, además, destaca «el buen trabajo» que en La Rioja se lleva a cabo con estos menores y destaca, entre otras, la labor que se realiza desde el centro de menores Virgen de Valvanera, donde se desarrollan estas medidas. Ana Belén Falagán es psicóloga de la Fundación Diagrama, que es la que colabora en dicho espacio, y certifica que la formación y la reinserción son los dos objetivos principales con los que se trabaja. Para ello, se llevan a cabo diferentes acciones. «Una vez que sale la sentencia firme, como en este caso, se hace un programa individualizado de intervención en el que se marcan objetivos tanto individuales como familiares», cuenta. «Se trabajan aspectos como las habilidades sociales, la empatía y el respeto a los demás, así como uno que es vital en estos casos, el autocontrol», resume.

En esa labor, según explica Falagán, lo que más suele costar es el reconocimiento de los hechos por parte de los internados. «Por norma general, les cuesta bastante, aun habiendo sentencia», afirma la psicóloga. «Si la hay, todo el proceso funciona mejor y si no existe ese reconocimiento se sigue trabajando con ellos de forma colateral para que el mensaje vaya quedando», detalla.

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La pregunta después de este análisis realizado por lo expertos es clara. ¿El internamiento funciona y se logra la reeducación y la reinserción que se persiguen? Falagán reconoce que la pregunta «es muy genérica», pero que ella es positiva al respecto. «Hay muchos casos en los que funciona: el hecho de estar en un centro con hábitos adecuados, durmiendo las horas que tienen que dormir, alejados de consumos de tóxicos y en una continua reeducación es positivo», enumera. «Es un entorno protegido», remata.

Por su parte, Isabel Gómez admite que esa reinserción no se consigue en todas las ocasiones. «Menos lo de lo que querríamos», lamenta. «Son situaciones complejas y, si cuando salen del centro, vuelven al mismo entorno que antes es más complicado: o se ha arreglado o hay posibilidades de reincidencia o de recaída», añade. «Pero es cierto que se hace un trabajo importante y sí que hay éxito en muchos casos. Tenemos que darles una oportunidad porque es una inversión, aparte de necesaria, obligatoria», concluye.

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