Expectación en el Palacio de Justicia
Siete horas de espera ·
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Siete horas de espera ·
Cerca de 40 personas aguardaron en el exterior de los juzgados a que tomaran declaración a los menores arrestadosPasadas las diez de la mañana, apenas una hora más tarde de que los cinco menores detenidos el martes por su presunta implicación en una agresión sexual grupal a dos niñas en Logroño pasasen a disposición de la Fiscalía de Menores, cerca de cuarenta ... personas, repartidas en diferentes grupos, se encontraban arremolinadas alrededor de la plaza Adolfo Suárez, situada en la trasera del Palacio de Justicia.
Esperaban la versión de los abogados, todo tras un precipitado e inesperado atestado, porque como aseguraba una de las letradas contratadas, «han traído a los menores sin avisar». No hacía demasiado frío, pero el viento helador no contribuía a destensar el ambiente: todos los semblantes estaban serios. «Lo siento, pero de momento no sabemos nada», sostenía uno de los presentes.
Cerca de ellos, una de las abogadas de los cinco menores arrestados por su presunta participación en la violación grupal a dos niñas de 12 y 13 años, reconocía con el atestado en la mano que «es un tema muy delicado». Se lo acababan de entregar y, por tanto, no le había dado tiempo a examinarlo en profundidad. «Nos lo acaban de dar, tenemos una hora para leerlo y saber de qué va, porque en comisaría no tenemos acceso al atestado ni a nada», explicaba la letrada. Un informe que, al parecer, difería de las versiones iniciales de los acusados.
De pronto, la tensión se recrudece y se escuchan llantos en uno de los grupos que permanecen alrededor. Los nervios están a flor de piel, ya que queda poco para que los menores sean llamados «por orden» para que el fiscal les tome declaración. Al poco, preguntadas por este diario, varias de las personas que aguardan fuera alegan que «no tenemos nada que decir ni nos interesa hablar». Lo cumplen: el silencio hacia los medios, salvo para pedir que no se les grabe, es la tónica general por parte de todos ellos.
Cinco horas más tarde, eran menos los que aguardaban, en algunos casos refugiados de la lluvia, a que salieran los cinco menores arrestados tras haber prestado declaración. Una espera compartida con los periodistas –acudieron del programa de Ana Rosa, Antena 3, TVE o En boca de todos–, que mientras comentaban el caso se fijaban en los coches y furgones de la Policía Nacional que transitaban junto al Palacio de Justicia.
Mientras, en el entorno del número 16 de avenida de Navarra, donde tuvieron lugar los presuntos hechos, la normalidad de la mañana se rompía momentáneamente cuando algunos medios grababan sus piezas frente al portal, que también escrutaban los viandantes que pasaban frente a él con cierta curiosidad pero sin frenar el paso. Cerrado, aunque con la puerta desencajada y sin cristal, permitía observar el interior, donde la basura que se acumulaba previamente frente a las puertas de los bajos había sido retirada.
«No sé nada», era la respuesta general entre los vecinos de los portales contiguos, que salían o regresaban de hacer sus recados sin detenerse demasiado en comentar su conocimiento del suceso. Muchos señalaban que se habían enterado de lo ocurrido el domingo por la prensa. Otros pocos sí relataban haber escuchado cierto jaleo, subrayando estar algo acostumbrados a situaciones problemáticas y a la presencia de la policía en la calle.
Entre los comercios, los comentarios eran similares, aunque sin duda la situación estaba en boca de los vecinos y clientes de la zona. El dueño de uno de los negocios que estaba abierto en la tarde noche del domingo, momento de los hechos, también reconocía que no le resultó extraña la presencia policial, dado el historial de la calle, pero, mientras atendía a su clientela sin poder salir a indagar, sí que le llamó la atención el largo tiempo que los agentes permanecieron en la zona. Fue el único hecho que rompía con la tónica. Dos días después, señalaba, escuchó la noticia en los medios y ató cabos con lo sucedido.
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