Borrar
Coronavirus en La Rioja: Logroño despierta a una nueva rutina de aislamiento social

Ver fotos

Sonia Tercero

Logroño despierta a una nueva rutina de aislamiento social

La ciudad inicia un nuevo tiempo con sus calles escasamente transitadas, gran parte de los comercios cerrados y una Laurel sobrecogedoramente vacía

Sábado, 14 de marzo 2020, 15:06

Logroño ha amanecido hoy a su nueva realidad, la que le acompañará por un tiempo indeterminado. Por las calles, pasea mucha menos gente de lo habitual para una mañana de sábado y la que lo hace, se dirige en su mayoría a hacer algún recado inexcusable. El coronavirus ha trastocado la rutina de la ciudad y de sus vecinos. La gran mayoría de los comercios están cerrados y en sus escaparates proliferan los anuncios avisando del cierre temporal con apelaciones a la responsabilidad y a quedarse en casa para trata de atajar el COVID-19. Así ocurre también en muchos de los bares, mientras que en los autobuses urbanos llama poderosamente la atención la ausencia de pasajeros.

Dos puntos reflejan mejor que ningún otro el nuevo tiempo a que se enfrenta la capital riojana. A media mañana, un trasiego de carritos (muchos de ellos, llenos hasta arriba) no dejaba de salir de las puertas del hipermercado Carrefour en el centro comercial Berceo. La gente ha acudido en masa a aprovisionarse de víveres. «Parece Navidad, pero sin fiestas», retrataba una de las trabajadoras del establecimiento que, hacía un receso, mientras esperaba al segundo camión de la mañana para reponer existencias. «Antes con un camión aguantábamos toda la jornada, hoy no sabemos si recibiremos un tercero», ha indicado.

Hostelería Riojana aplaude la prohibición nacional de cerrar bares y restaurantes

La obligación gubernamental de cerrar bares y restaurantes en toda España, comunicada anoche por Pedro Sánchez, era una medida largamente esperada y bien acogida por el presidente de la Asociación de Hostelería Riojana, Francisco Martínez-Bergés. De hecho, horas antes de que llegara la prohibición desde Moncloa, Martínez-Bergés lamentaba que el Gobierno de La Rioja no hubiera adoptado una resolución en este sentido. Esto dio lugar durante la jornada de ayer a que «algún listo, sin ser solidario con el resto, haya abierto aquí poniendo en peligro su salud y la de su clientela por unos pocos euros». No obstante, indicó que cerca del 90% de la hostelería bajó ayer la persiana en Logroño. La prohibición de abrir bares y restaurantes paraliza el pago de impuestos para los hosteleros y les permite acogerse a ERTEs y acceder a ayudas. «Cerrar nos va a costar dinero porque habrá que negociar las rentas por alquiler y afrontar el pago de la luz», explicó, pero se minimizan frente al escenario de tener que continuar prestando el servicio para una clientela prácticamente inexistente.

Ayer, mientras en La Rioja aún solo existía la recomendación de cerrar, la Policía Local de Logroño visitó hasta el cierre de esta edición 38 bares para comprobar si cumplían con la limitación de aforo. No detectaron incumplimientos.

Este frenesí por comprar no se vive en ningún otro lugar. Pocas personas paseaban por los pasillos del centro comercial Berceo y menos aún entraban a algunas de las escasas tiendas que esta mañana han subido la persiana. La superficie comercial permanece a la espera de que las Administraciones concreten qué medidas se adoptarán respecto del comercio para cerrar temporalmente o dejar solo abiertos los establecimientos que se tipifiquen como de primera necesidad.

La otra imagen sobrecogedora llega de una Laurel extrañamente vacía y con las persianas bajadas. Solo algunos paseantes distraídos osaban romper el raro silencio que se vivía a mediodía, cuando la zona acostumbra a ser un hervidero de gente disfrutando de forma animada del vermú. Así que los pocos que se adentraban entre sus calles no podían evitar inmortalizar con fotografías una estampa tan inusual.

En la nueva rutina que el coronavirus ha impuesto a Logroño, algunos han decidido salir por unas horas del aislamiento domiciliario para hacer algo de deporte al aire libre o pasear por las zonas de esparcimiento de la ciudad. Por el parque del Ebro no eran tantos como hubiera sido lo normal para una mañana de sábado, pero los había. Eso sí, respetando las formas de comportamiento que impone la expansión del coronavirus. Los paseantes caminaban de forma individual y a cierta distancia, y muchos de los que iban en pareja (caso de amigos o familiares) mantenían una distancia razonable. Tan solo algunas parejas jóvenes se atrevían a ir de la mano. Son las nuevas actitudes que empiezan a percibirse en un Logroño que comienza a vivir su día a día de puertas para adentro y que nadie sabe durante cuánto tiempo tendrá que seguir así.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

larioja Logroño despierta a una nueva rutina de aislamiento social