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No es un confinamiento del ocio pero casi. El consejero de Desarrollo Autonómico de La Rioja, Ignacio Castresana, tras reunirse con las principales asociaciones hosteleras y de negocios de ocio de la región, acordó una declaración conjunta en la que se anima a todos los propietarios y responsables a bajar la persiana durante este fin y de semana y el próximo: «Estamos a viernes [ayer] y, de la misma forma que se han tomado medidas en otros sectores económicos, debemos hacerlo también en el del ocio», explicó el consejero.
En este sentido, el Ejecutivo y las asociaciones de hostelería acordaron una declaración conjunta con la recomendación expresa de cerrar bares, cafeterías, restaurantes, discotecas y todo tipo de negocios de ocio desde ayer viernes y hasta mañana domingo y repetir la próxima semana: «La aplicación es solo para los fines de semana, que es cuando se producen las aglomeraciones», aclaró Castresana.
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Es decir, no hay una obligatoriedad de cierre y la recomendación no tiene efecto de lunes a jueves, cuando no se esperan masificaciones, aunque quienes decidan mantener sus puertas abiertas en ambos supuestos deberán cumplir con las condiciones marcadas por el Ministerio de Sanidad y la Consejería de Salud de forma excepcional contra el coronavirus: no podrán tener más clientes que un tercio del aforo y deberán garantizar la separación de mesas o asientos de al menos metro y medio.
Al respecto, el portavoz del Ejecutivo regional, Chus del Río, advirtió en la rueda de prensa en que se leyó la declaración de que las policías estarán pendientes del cumplimiento de las normativas. De hecho, fuentes asistentes a la reunión preparatoria confirmaron que el Ejecutivo ya informó de que sería inflexible en este aspecto: no habrá avisos ni segundas oportunidades, si hay incumplimientos de la norma de aforos se impondrán sanciones inmediatas, que van desde 3.000 a 600.000 euros.
Castresana en todo caso quiso ser optimista: «Esperamos que la recomendación se cumpla al 100% porque, aunque es una decisión individual, nos enfrentamos al mayor reto de salud pública de La Rioja».
Las medidas han sido consensuadas con el sector hostelero riojano, aunque éste confía en que en breve la recomendación de cierre venga acompañada de un real decreto de obligatoriedad con posibilidad de acogerse a ayudas económicas: «Hay mucha pyme que no va a poder aguantar un cierre voluntario», explica Francisco Martínez Berges, presidente de la Asociación Hostelería Riojana. «Lo vamos a hacer por responsabilidad –continúa–, porque somos conscientes de que esto es una emergencia sanitaria pero si no hay decreto ni ayudas por la interrupción de la actividad será un desastre para una región en la que el sector aporta unos 9.000 empleos».
Cualquier ciudadano de La Rioja, sobre todo los habitantes de los municipios más poblados, ha podido observar estos días como decrece la actividad callejera propia de los días laborables, reflejo de la alarma suscitada ante el avance del virus. Una alarma que alcanzó ayer un nivel todavía más evidente: como reflejan las imágenes, no sólo se vaciaron los bares, unos minutos antes de que se anunciara la recomendación de que cierren sus puertas, sino que puntos tan céntricos de la capital riojana como el Espolón ofrecían una imagen radicalmente distinta a la propia de un viernes cuando concluye el horario laboral. Calles y plazas vacías desde Logroño al resto de la región: una insólita sensación que se incrementará durante este fin de semana atípico y que confirma que la ciudadanía atiende las consignas de sus autoridades. Esa recomendación que tiene incluso etiqueta: #YoMeQuedoEnCasa.
Los hosteleros de la calle Laurel y los de la San Juan, los dos lugares turísticos por excelencia de la capital riojana en una decisión inédita hasta la fecha, recomendaron también el cierre de todos los establecimientos durante este fin de semana y el próximo, aunque son conscientes de que apenas se abrirá entre semana: «Somos más de 500 trabajadores solo en la Laurel; es como cerrar una gran empresa y esperamos ese real decreto o esa declaración de emergencia porque lo que nos ha dicho el Gobierno regional es que no tiene dinero, aunque otras comunidades autónomas sí lo tienen», explica Fernando Elías, presidente de la Asociación de la calle Laurel. Alberto Rodríguez, de Torres Gastrobar en la calle San Juan, ya ha echado el cierre y cree que será generalizado: «Nosotros somos doce familias y dieciséis empleados y no tiene mucho sentido abrir entre semana cuando los bares, al menos aquí, son muy pequeños para un tercio del aforo». «Estamos a la espera de noticias porque, si no, muchas de estas empresas no podrán volver a abrir sus puertas».
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