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Lo peor: los primeros momentos de histeria colectiva por llenar el carro de la compra. Y lo mejor: la cercanía y las palabras de apoyo y agradecimiento que les dedican estos días los clientes. El personal de caja, reponedores, limpiadores y demás empleados de ... los supermercados lo dan todo estos días para atender a los consumidores riojanos, que en solo una semana han duplicado sus compras.
Ya se está relajando todo un poco, pero aseguran que es difícil contar lo que han vivido. Los primeros momentos fueron de mucho nerviosismo y ansiedad al ver cómo se arrasaba con todo, sobre todo el día que anunciaron el cierre de los colegios. «Al principio no sabíamos qué pasaba porque estábamos a lo nuestro, hasta que empezamos a recibir mensajes y mensajes y ya entendimos qué ocurría». Mar Gómez, cajera del BM de República Argentina, en Logroño, habla de la vivencia de estos últimos días: «Dentro de toda la locura, sacamos nuestra positividad y dijimos, bueno, tranquilidad, hay stock suficiente, no hay ningún problema y llega continuamente género». Madre de dos hijos, de 7 y 12 años, es su marido el que está a cargo de ellos estos días. «Nosotros somos un servicio de primera necesidad, yo lo tengo muy asumido y en esto estamos todos los compañeros del supermercado como una piña».
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Estíbaliz Espinosa | Fotos: Juan MArín
F. DOMÍNGUEZ
D. M. A.
El compañerismo, en un trabajo que acumula una tensión que antes nunca habían conocido, es su gran sustento: «No faltan los chascarrillos, las bromas... y así vamos tirando para adelante». Pero si hay algo que les anima es el aliento que reciben de cada cliente mientras estos van llenando bolsas: «Me hizo mucha ilusión el comentario que me hizo un señor llamándonos heroínas... No sé si lo somos. Lo que es seguro es que trabajamos con toda la alegría y que siempre vamos a estar con la mejor sonrisa, aunque ahora no se nos vea por la mascarilla».
Mar Gómez Cajera
Raquel Salinas Encargada de supermercado
Desde ayer una joven cajera trabaja con una mampara de protección para evitar el contacto con la gente, aunque lo cierto es que los propios clientes evitar acercarse. Esta es una de las medidas que han adoptado en BM Supermercados, pero hay otras muchas como los carros libres para no tener que utilizar monedas o la desinfección constante de todo lo que el cliente toca, incluso los datáfonos se limpian después de cada operación. También piden pagar con tarjeta para evitar los contagios y se recuerda constantemente por megafonía el uso obligado de guantes. Las mascarillas son opcionales para los empleados. La cadena también ha adaptado su horario para preservar la salud de sus profesionales (jornada continua): desde ayer los supermercados con horario continuo abren a las 10 y cierran a las 20 horas. Además, para que la tercera edad no tenga que salir de casa, han puesto en marcha un servicio para los mayores de 70 años.
Sobre la frenética actividad de estos días, Raquel Salinas, que lleva 30 años en el sector, no tiene palabras. «Nunca había visto estas filas, antes nos abastecía un camión al día, ahora vienen dos. Es una locura, porque no va a faltar nada. No escasea nada, pero lo más demandado es la leche, el papel higiénico, las legumbres y las conservas... ¡Ah! y los productos desinfectantes». Eso sí, las bebidas desaparecieron este fin de semana: algunos se han montado su propio bar en casa: «Han arrasado con las cervezas, vermús, latas, aperitivos...».
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