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La ciudad de Haro trataba de retomar la normalidad pero aún no era capaz de asimilar la tragedia que sacudió sus calles la noche anterior. Especialmente rotos por el dolor, y luchando por mantener el servicio como siempre, se encontraban los trabajadores del centro de salud, donde continuaba la tristeza y la incomprensión desde primera hora de la mañana. O desde que sucedió la tragedia, ya que muchos ni siquiera pasaron por casa antes de comenzar la nueva jornada. Las caras, desencajadas, hablaban por sí mismas.
«Estoy viviendo el día bastante triste –apuntaba Ascensión Alonso, administrativa del centro y además concejal de Cultura del Ayuntamiento jarrero–. Nunca te puedes imaginar que vaya a ocurrir algo así. Encima conociendo a la gente, mucho más. Esperemos que no se vuelva a repetir».
Pero la devastación no solo alcanzó a los trabajadores, sino también a la gente que ayer acudió al centro de salud a pedir citas y que se solidarizaba con los afectados por la desgracia. «Los usuarios llegaban y nos preguntaban qué había sucedido, pero no podíamos contar mucho más. Te encuentras que vienes con el coche, no puedes aparcar porque está todo acordonado. Creo que tanto yo como mis compañeros estamos igual, es algo muy fuerte que nunca debió suceder», explicaba Alonso.
Por su parte, la directora médica del centro de salud, Lidia Montenegro, se refería a la situación de los trabajadores: «Estamos consternados, destrozados, viviendo algo que nunca te imaginas. Al personal que anoche estábamos de guardia nos avisaron de que habían atropellado a nuestros compañeros, a los que conocemos de todos los días. Salimos para atenderles y nos encontramos con una situación dantesca».
También destacó la gran colaboración que recibieron, por parte de vecinos y también de trabajadores de la residencia de mayores ubicada justo enfrente, Los Jazmines. «Vino muchísima gente a ayudar, compañeros que no estaban trabajando que hicieron una labor excepcional que desde aquí quiero agradecer. Poco a poco hicimos todo lo que pudimos. Se trasladó a los heridos y desgraciadamente uno falleció», recordaba, muy afectada.
Montenegro trabajó el día anterior, la fatídica noche estuvo de guardia y a la mañana siguiente decidió quedarse para apoyar a los compañeros. «Ellos –añadió– están muy afectados, algunos de ellos han estado toda la noche ayudando y ahora están pasando consulta. Creo que todavía no estamos con los pies en el suelo ni calculamos cuánto nos podrá afectar esto, pero ha sido un golpe muy duro. Es muy complicado».
Julio Puelles, presidente de la asamblea local de Cruz Roja en Haro, entidad a la que Montoya estuvo vinculado, se mostraba abatido. «Estamos machacados –reconocía–, son compañeros y no te esperas que pase algo así, son circunstancias que no sabes a qué atribuirlas. Muy mal, sabiendo además que es un compañero de Cruz Roja de Santo Domingo de la Calzada».
Cuando llegó Puelles ya se habían llevado a parte de los heridos, pero admitía que fue uno de los peores momentos. «Nunca te gusta encontrarte con una situación así, pero menos de compañeros, y encima encontrártelos de aquella forma».
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También se unieron al dolor a través de concentraciones silenciosas las localidades de Santurde de Rioja, lugar de procedencia de la víctima mortal, Manuel Montoya, y Santo Domingo de la Calzada, donde desarrolló parte de su trabajo en unidades de emergencias.
La alcaldesa de Haro, Guadalupe Fernández, afrontaba el momento más complicado de los meses que lleva en su cargo. Con evidentes signos de dolor y cansancio, transmitió su pesar. «Haro se ha despertado como se acostó: con un profundo dolor, pensando que somos una ciudad tranquila pero nadie está libre de que ocurran tragedias como la que sucedió anoche. Esto es un pueblo pequeño y los trabajadores que nos atienden normalmente son conocidos y queridos. Y ayer ellos tuvieron que ser atendidos».
En Logroño, la concentración de repulsa se celebró en El Espolón. El presidente del Ejecutivo, el jarrero Gonzalo Capellán, quiso expresar en nombre del Gobierno su «dolor y cercanía» a las víctimas y envió sus condolencias a la familia del trabajador fallecido. «Hoy es un día muy duro para La Rioja y para los riojanos», sentenció. La concentración contó con la presencia de decenas de compañeros de los sanitarios atropellados.
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Alfonso Torices (texto) | Madrid y Clara Privé (gráficos) | Santander
Sergio Martínez | Logroño
Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
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