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La presidenta del Ejecutivo regional, Concha Andreu, cesará a su consejera de Salud, Sara Alba, en el próximo Consejo de Gobierno del día 12 por la «falta de confianza en su modelo de gestión de la sanidad». Una ruptura anunciada que, según aseguran desde el Gobierno, nada tiene que ver con su desempeño de la pandemia.
Andreu llamó este martes a capítulo a su titular de Salud. La cita fue a las 18 horas y en ese encuentro de apenas unos minutos en el Palacio de Gobierno, la presidenta le notificó su salida del gabinete. Cinco horas antes, una Alba todavía sin la noticia de su cese, había comparecido ante los medios a cuenta de la reunión entre ministerios y comunidades sobre el regreso a las aulas.
Alba, aunque por poco tiempo, es uno de los escasos bastiones que aún quedan en pie de aquel primer equipo que Andreu conformó nada más tomar posesión de su cargo a finales de agosto de 2019. Entonces, además de Francisco Ocón -cesado un año después de su nombramiento-, la consejera de Salud se perfilaba como su mano derecha y la voz del Ejecutivo. Tal fue así que, tras cesar a Chus del Río, confió en ella la portavocía del primer Gobierno socialista en 25 años. Le duró lo que a Andreu le duró su confianza. El pasado septiembre, Álex Dorado tomó el relevo.
Alba recaló en un gabinete cuyos objetivos debían ir de la mano de lo acordado en el pacto de Gobierno PSOE- IU- Podemos que había posibilitado el ascenso de Andreu hasta el palacete de Vara de Rey. No eran otros que devolver al sistema público lo que, como ella repitió en numerosas comparecencias, «nunca debió salir». Y así lo cumplió. Revirtió cada uno de los servicios que se habían externalizado años atrás: oftalmología, cardiología... así hasta completar una compleja reinternalización.
De ese idilio inicial y tras un rosario de dimisiones y ceses, las relaciones entre la titular de Salud y la mandataria llegaron a un punto muerto ¿Cuándo se les acabó el amor? Esa es la gran incógnita. Sea como fuere, era 'vox pópuli' la animadversión entre ambas. De hecho, el cese de Alba lleva más de un año sonando en los mentideros políticos. Mucho ruido, pero pocas nueces. Así hasta este miércoles, cuando el Ejecutivo confirmó el que será el cese en diferido -no se concretará hasta el próximo miércoles- quizá porque este miércoles, como la propia Andreu anunció, no hubo Consejo de Gobierno por la llegada de los reyes magos.
Tal era el estruendo que el pasado mes de septiembre, durante una visita del Rey Felipe VI a Logroño, a los correos de los medios de comunicación regionales llegaba una convocatoria urgente del Ejecutivo sin que se especificara el motivo. La cita era a las 14 horas y la sensación generalizada fue que allí estaba el anuncio esperado. No fue así.
Son varias las muescas en la trayectoria de Alba que le iban distanciando del Gobierno. Una salida ni mucho menos precipitada, pero que llega en un momento complicado: con la sombra de Ómicron, después de haber recorrido ya medio alfabeto griego, amenazando con llevar la pandemia a niveles hasta ahora desconocidos. Precisamente, la crisis sanitaria, que no es poco, ha sido la única cuestión que ha tenido sobre la mesa en los últimos tiempos. Con el resto de asuntos, cuentan sus cercanos, ha ido bregando el gerente del SERIS, Alberto Lafuente, el 'hombre fuerte' de la Consejería. Tan fuerte que se hablaba de bicefalia.
Precisamente, Lafuente presentó un Plan de Atención Continuada, que se suponía el proyecto estrella. Duró un suspiro y acabó estrellado. El incendio que originó en una Consejería que ya olía demasiado a humo, no tenía precedentes. Nunca se verbalizó la autoría del proyecto, aunque en los mentideros se apuntaba al gerente del SERIS. De hecho, Alba presenció la puesta de largo y el posterior funeral del plan desde bambalinas. Aunque el más sonado, a la todavía consejera le explotó alguna que otra cuestión entre las manos. La estancia de Gali en el San Pedro fue una de ellas. Probablemente ni la propia Alba supo en un primer momento del traslado del líder del Frente Polisario a Logroño. Otro de los asuntos, el intento de dimisión de parte de su equipo, que logró frustrar con «mucho diálogo», dijo.
En una entrevista concedida a Diario LA RIOJA el pasado julio, Alba confesaba que nunca había tenido la sensación de estar más fuera que dentro y que pese a que seguía pasando «alguna tarde en el jardín» con Concha Andreu, tenía preparada la maleta. «La residencia Santa Justa es mi casa y a mi casa volveré cuando sea el momento y toque». El momento parece haber llegado.
Las tres espinas de la consejera de Salud
La propia consejera no habría sabido del traslado del líder del Frente Polisario en sus inicios.
Las protestas por un plan que duró un suspiro encendió uno de los fuegos en la Consejería.
Alba abortó el intento de dimisión de la plana mayor del SERIS. Con «mucho diálogo» dijo después.
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