El aeropuerto solo mueve el 5,5% de los viajeros que se preveían cuando se construyó

La crisis económica de 2008 comenzó a hacer mella de manera brutal y las cifras de pasajeros se fueron mermando cada año en porcentajes considerables, entre un 15% y un 31% hasta que se cortó la sangría en 2012. Pero de nuevo 2013 fue un ejercicio para olvidar con la caída más alta (del 45%) hasta que llegó la pandemia. El covid, precisamente, ha sido el otro gran varapalo para una infraestructura en la que «nunca se ha apostado verdaderamente por los diferentes gobiernos que ha tenido La Rioja», censura Jesús Ángel Herrera, presidente de la patronal de agencias de viajes.

El consejero de Infraestructuras, Daniel Osés, reconoce en este sentido que «nos lo tenemos que creer y ser más ambiciosos porque existen grandes potencialidades en nuestra comunidad autónoma. El aeropuerto puede ser un motor del desarrollo económico, pero también se necesita la implicación del Gobierno central». Entre las líneas de trabajo que tiene abiertas el Ejecutivo regional, apunta Osés, destaca el diálogo «que estamos manteniendo con diferentes aerolíneas para intentar traer vuelos regulares a Agoncillo». El responsable gubernamental prefiere ser cauto a la hora de hablar de compañías en concreto ni destinos «ni siquiera dar plazos porque no queremos generar falsas expectativas». Pero una cosa «quiero dejar clara», insiste Osés, que la reactivación del aeródromo es «una prioridad para nosotros. Porque cuando se programan vuelos chárter en verano o en periodos vacacionales –siempre con iniciativa privada–, resultan atractivos para los riojanos porque habitualmente se llenan».

Sin embargo, las cifras de pasajeros en las que se mueve la terminal están muy lejos de las expectativas generadas, quizá también porque hubo demasiada ambición a la hora de hacer previsiones cuando el aeropuerto estaba ya en la recta final de su construcción. El Plan Director elaborado por Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA) –la sociedad pública gestora de las infraestructuras– pronosticaba en 2001 que la demanda alcanzaría en 2015 los 303.228 viajeros y 10.001 movimientos de aeronaves. Ni de lejos se ha llegado a esas cifras. Entonces, hace nueve años, Agoncillo registró 14.981 pasajeros y 1.359 operaciones, unos números similares a los que hubo al cierre de 2023. Entonces por la terminal pasaron 16.728 usuarios, solo un 5,5% de esos más de 303.000 previstos, y 1.984 vuelos.

Ni que decir tiene que el aeródromo nunca se ha acercado a esas expectativas. Tampoco a otras más comedidas que se hicieron hace tres años y que preveían alrededor de 34.000 viajeros anuales, una cifra que sí se ha alcanzado en Agoncillo pero sumando los datos de 2021, 2022 y 2023.

Hay que remontarse al cuarto ejercicio completo, 2007, para encontrar los mejores datos de pasajeros: 56.371. Eran otros tiempos. Nada que ver con los actuales, donde un vuelo diario a Madrid de ida y vuelta –de lunes a viernes– es el único servicio regular, aunque se suspende en periodos vacacionales de Navidad o Semana Santa y también en verano, ya que este año dejará de funcionar del 19 de julio al 1 de septiembre.

El Gobierno de La Rioja acaba de renovar recientemente con Air Nostrum el contrato de esa operativa Agoncillo-Madrid, por otro periodo de seis meses –prorrogables por otros seis–, y abona a la aerolínea con sede en Valencia 1,2 millones de euros (2,4 milllones al año) en concepto de promoción. Sin incluir esta cuantía, y según han confirmado portavoces del Ejecutivo regional, de las arcas autonómicas han salido un total de 20.422.923,69 euros desde que se puso en marcha la ruta en 2003.

Dos décadas después, con ese único vuelo a Barajas empieza, y prácticamente acaba, la oferta, salvo los chárter que de manera puntual organizan compañías privadas como los que hubo en Semana Santa a Cracovia y Estambul o los previstos en julio a Eslovenia y en septiembre a Atenas, Marruecos y Egipto.

Pero en ese añorado 2007 de récord había todavía dos vuelos diarios de ida y vuelta a Madrid de lunes a viernes y otro a Barcelona –el sábado partía otro hacia cada una de las capitales que volvía el domingo– y en verano llegaron a ofertarse 21 vuelos a siete destinos diferentes: Málaga, Sevilla, Alicante, Ibiza, Palma de Mallorca, Menorca y Tenerife. Y es que entonces había tirón entre las empresas con Rioja Airlines, Air Nostrum, Spanair y Swiftair compitiendo por los clientes.

¿Volverá a registrar esa actividad la terminal de Agoncillo? «Nos gustaría pensar que sí pero para ello hay que jugar fuerte, como se está haciendo en otros territorios cercanos», apunta Jesús Ángel Herrera. En este sentido, el aeródromo de Foronda, en Vitoria, va a recibir 13 millones de euros en cuatro años de parte del Gobierno vasco, la Diputación alavesa y el Ayuntamiento de la capital vitoriana en una clara apuesta por mantener la operativa con Ryanair.

Las aerolíneas de bajo coste como la irlandesa son, en ocasiones, la tabla de salvación para aeropuertos sin mucho movimiento y esta cadena 'low cost' también ha estado en el foco de las autoridades riojanas en diferentes momentos para buscar la fórmula de tener vuelos. Pero la última decisión, como suelen decir desde AENA, corresponde a las empresas, que eligen los lugares desde los que volar «si les resultan atractivos y encuentran alicientes» –siempre hablando en clave económica—, señala también el presidente de la patronal de agencias de viajes integrada en la Federación de Empresas de La Rioja (FER).

Herrera recuerda que «las infraestructuras públicas habitualmente son deficitarias pero también cumplen su labor social» y generan impacto económico «porque, y me centro en el aeropuerto, permite la llegada de viajeros». En este sentido, el consejero Osés también apunta que los recursos públicos «no son ilimitados y este Gobierno ya destina 1,2 millones semestralmente a Air Nostrum».

El mantenimiento de la infraestructura es competencia de la sociedad pública Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea, que sostiene que el aeródromo de Agoncillo no le cuesta dinero a los riojanos porque sus cuentas –salta a la vista que no pueden ser buenas por el escaso tráfico de pasajeros y el nulo de mercancías, a pesar de que ahora el número de vuelos se esté disparando por la actividad de la escuela de pilotos FlyBy– se engloban en las de la compañía, que cotiza en Bolsa. Hace una década si se hacían todavía balances desglosados y el de Agoncillo fue, una vez más, negativo: 5,77 millones de euros de pérdidas. Y la deuda superaba ya entonces los 80 millones.

Ni las cifras de viajeros, ni las de negocio ni tampoco las expectativas son halagüeñas para el antepenúltimo aeropuerto de la red de AENA que se puso en marcha. Luego llegaron los de Burgos y Huesca.