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Benjamín Netanyahu prepara «en secreto» el día después al final de una guerra en Gaza en la que su ejército ha superado la cifra de las cien bajas en combate. El primer ministro israelí, cada día más cuestionado y con el juicio por corrupción contra ... él de nuevo en marcha, trabaja con un equipo liderado por Tzachi Hanegbi, asesor de seguridad nacional, Ron Dermer, ministro de Asuntos Estratégicos, representantes castrenses, Mossad y Shin Bet y el embajador en Estados Unidos, Michael Herzog, en este plan aún por definir.
El Canal13 de la televisión israelí reveló que este grupo ya se ha reunido en cuatro ocasiones con la idea de garantizar una presencia de seguridad indefinida en Gaza y delimitar una zona de distancia para alejar a los gazatíes de la verja de separación. Estados Unidos se opone a la reocupación militar de la Franja, tal y como piden los sectores ultranacionalistas, y confía en que la Autoridad Nacional Palestina (ANP) asuma un rol importante tras la caída de Hamás.
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Israel no ve con buenos ojos la opción de la ANP y, según el Canal 13, en estas reuniones se habría puesto sobre la mesa la idea de «incluir la cooperación de Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos, y la construcción de infraestructura en asociación con ellos para evitar una guerra futura».
Mientras que EE UU y el resto de la comunidad internacional apelan a la solución de dos Estados, uno israelí y otro palestino, como salida a la crisis, en Israel no se plantean esta opción. Netanyahu se dirigió al Parlamento y declaró que «la diferencia entre Hamás y la Autoridad Nacional Palestina es sólo que Hamás quiere destruirnos aquí y ahora y la Autoridad Palestina quiere hacerlo por etapas».
Desde el final de la tregua los combates se han intensificado en los tres grandes bastiones de los islamistas en Gaza. El goteo de bajas en el ejército hebreo no cesa y supera el centenar durante la ofensiva terrestre tras los siete caídos el domingo en Yan Yunis. Cinco murieron en una misma acción del brazo armado de Hamás que detonó un artefacto explosivo al paso de un convoy enemigo. Según los últimos datos ofrecidos por las fuerzas armadas, desde el 7 de octubre han muerto 433 soldados y 1.645 han resultado heridos, de ellos 261 graves.
Yan Yunis es la localidad natal de Yayha Sinwar y Mohamed Deif, líderes político y castrense de Hamás, y para el ejército es una prioridad cazar a quienes considera los cerebros de la operación contra los kibutz próximos a la verja de separación. Los rehenes en manos de los islamistas, unos 138 según los cálculos de Israel, han dejado de ser prioritarios y el ministro de Defensa, Yoav Gallant, dijo un día más que «el aumento de la presión militar empujará a Hamás a proponer más ofertas para acuerdos sobre rehenes y, cuando estas lleguen, las estudiaremos». Hasta ahora la fuerza no ha podido rescatar a ninguno de los cautivos y las 105 liberaciones se dieron gracias a la negociación en la que medió Catar.
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En el lado palestino son más de 18.000 los muertos, según el Ministerio de Salud, la mayoría mujeres y niños. La cifra de milicianos caídos es muy difícil de determinar, aunque los israelíes estiman que son al menos 5.000.
El cruce de Rafah es el único paso al exterior que les queda a unos gazatíes cercados por tierra, mar y aire. Durante la semana de tregua se acordó la entrada de doscientos camiones diarios con ayuda humanitaria, pero desde el final de la pausa el acceso es irregular y apenas cruzan más de cien convoyes, según los datos de la ONU.
El organismo internacional acusa a los hebreos de «usar el hambre como arma de guerra» y estos respondieron diciendo que «la ONU debe hacer mejor su trabajo» porque «la ayuda espera en Rafah y la gente la necesita». El reparto es muy complicado por la falta de camiones y combustible, los constantes bombardeos y la muerte de 111 trabajadores de UNRWA (la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos) en ataques de Israel. Antes del 7 de octubre la media diaria de vehículos era de medio millar y podían también meter combustible. Ahora no.
La entrada es complicada y la salida mucho más. Desde el comienzo de los masivos bombardeos de Israel «sólo el 1% de los heridos en Gaza ha podido salir para recibir tratamiento médico», según la estadística recogida por Médicos por los Derechos Humanos-Israel. Este organismo informó que «alrededor de 430 palestinos heridos y unos 500 pacientes con cáncer, problemas de riñón y otros casos han sido trasladados a hospitales de Egipto, Turquía y Emiratos Árabes Unidos» y denunció a través de un comunicado que el Estado hebreo «está retrasando las evacuaciones de pacientes a través de Rafah, lo que provoca la pérdida de vidas».
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