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El Consejo Superior Electoral necesitó veinticuatro horas para finalizar el recuento de votos que confirma que Recep Tayyip Erdogan y Kemal Kilicdaroglu se disputarán la presidencia de Turquía en una segunda vuelta el próximo 28 de mayo. El líder islamista se quedó a sólo medio ... punto de superar la barrera del 50% de los sufragios y se presenta como el gran favorito para esa nueva cita con las urnas en la que pretende estirar su mandato hasta 2028. No en vano, cosechó el 49,5% de las papeletas frente al 44,9% de su más directo rival.
Después de largas semanas de campaña y de una jornada electoral con una participación récord del 88,8%, Turquía vivió una especie de jornada de reflexión. Una segunda vuelta es algo nuevo en la democracia turca y el único atisbo de celebración se produjo frente al balcón del cuartel general del Partido de la Justicia y Libertad (AKP) en Estambul en el que Erdogan se dirigió a sus seguidores durante la noche. Fue una concentración mínima de simpatizantes en la que el presidente felicitó a todos por «una nueva fiesta de la democracia» en la que «la gran vencedora es la patria».
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Mucho más complicada fue la reacción de un Kilicdaroglu a quien la realidad le bajó del pedestal al que le habían subido las encuestas los días anteriores a la votación. «No perdáis la esperanza, me mantendré en pie y venceremos en la segunda ronda. Todos seréis testigos de esta victoria», manifestó en una declaración que no convenció en el seno de unos opositores con rostros muy serios ya que soñaban con poner fin a la era Erdogan. El candidato denunció la ralentización del recuento en varios momentos de la noche que, según su opinión, pudo propiciar una «manipulación» de los resultados.
El mal fario de Kilicdaroglu se mantiene y una vez más este pasado domingo fue incapaz de derrotar a su gran rival. Analistas como Omer Ozkizilcik adelantaron que el veterano líder del Partido Republicano del Pueblo (CHP) «pondrá final a su carrera en esa segunda vuelta» en caso de que resulte derrotado. «Pese a las fuertes objeciones, se empeñó en ser el candidato en estas elecciones y ha fracasado de forma estrepitosa. Me pregunto si la batalla interna por liderar el CHP ya ha empezado o esperarán justo a la noche del día 28», sopesa Ozkizilcik.
La victoria de Erdogan fue doble ya que, además de ser el candidato a la presidencia más votado, los turcos también dieron la mayoría en la Cámara a la coalición que lidera su partido junto al nacionalista MHP. La conocida como Alianza del Pueblo obtuvo 317 asientos en el Parlamento, con lo que serán el bloque mayoritario.
«Las elecciones en Turquía se han convertido en un deporte en el que participan los partidos, pero al final siempre gana Erdogan. Su liderazgo ya no es sólo una realidad política, es una realidad social. La oposición será la que más luchará con este sentimiento de frustración en los próximos quince días», en opinión del periodista Yildiray Ogur, del grupo Karar.
Recep Tayyip Erdogan
El hombre fuerte de Turquía lleva veinte años en el poder. Estas son las primeras elecciones que pierde en primera instancia desde 2002.
Kemal Kilicdaroglu
El candidato ha tenido un amplio eco en España al obtener más del 80% de los votos de los 6.000 electores turcos asentados en nuestro país.
Desde que se presentó a los comicios para la alcaldía de Estambul en 1994, Erdogan ha ganado una tras otra las elecciones a las que se ha presentado. Pese a la crisis económica, la unidad de la oposición y la criticada gestión del reciente terremoto de febrero que ha dejado más de 50.000 muertos y a millones de personas sin hogar en el sur del país, el AKP mantiene un apoyo sólido en la Anatolia central, en el Mar Negro y en el voto que llega del exterior. Ha perdido 27 escaños en la Cámara respecto a 2018 y sigue sin conseguir la victoria en las ciudades grandes como Estambul, Ankara o Izmir, pero no por márgenes muy amplios. En las zonas afectadas por el seísmo apenas ha sufrido una caída y de ellas sólo en Gaziantep, con un 59%, ha bajado del 60% de apoyo.
Los perfiles
El político ultranacionalista Sinan Ogan se ha convertido, por cierto, en uno de los protagonistas inesperados de la jornada electoral del domingo. Su candidatura a la presidencia obtuvo 2,8 millones de votos, un 5% de los sufragios, pero no quiso mostrar de manera oficial para quién pedirá la papeleta en la segunda vuelta. Este apoyo podría resultar fundamental para las ligeras esperanzas de Kilicdaroglu, pero parece poco probable. Erdogan, por su parte, sabe que tiene capacidad de superar a su rival por sus propios medios, sin necesidad de otros respaldos externos.
En declaraciones a la agencia Reuters, Ogan declaró que «nuestras líneas rojas son la lucha contra el terrorismo y el envío de vuelta a su país de los refugiados». Una de las aspiraciones de este político consiste en marginar el papel de los partidos políticos kurdos, lo que le aleja de un Kilicdaroglu que cuenta con el respaldo del Partido Verde de la Izquierda, la principal formación kurda.
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