El hombre que puede hacer posible el cambio en Turquía tiene 74 años y se llama Kemal Kilicdaroglu (hay que pronunciar como Kilitch-daro-lu). Su carrera política al frente del Partido Republicano del Pueblo (CHP), el partido fundado por Ataturk y que durante años ... fue el único, ha estado siempre a la sombra de Erdogan y su Partido de la Justicia y Desarrollo (AKP), a quienes nunca ha podido superar en unas elecciones. Ahora, según las últimas encuestas, podría llegar su momento.
Kilicdaroglu es la antítesis de Erdogan como político. Un hombre calmado, que no levanta la voz y que es capaz de llegar a pactos como el que ha sellado con los partidos de la oposición para unir sus fuerzas contra el líder islamista. En el plano personal, ambos líderes tienen en común que vienen de familias humildes. Kilicdaroglu era el cuarto de siete hermanos criados por un ama de casa y un funcionario público en Tunceli, en la parte oriental del país. Su familia es aleví, secta minoritaria del Islam en un país mayoritariamente musulmán suní.
Licenciado en Economía, siguió los pasos de su padre, se hizo funcionario y ocupó distintas posiciones, hasta llegar a ser director de la Seguridad Social. Su salto a la política se produjo tras su jubilación, cuando ingresó en un CHP en horas bajas y fue escalando hasta convertirse en presidente.
A lo largo de la campaña, Erdogan le ha insultado llamándole «borracho», «gay» o «terrorista», pero nunca ha entrado en enfrentamiento directo. No es su fuerte. Ha mantenido un tono moderado para distanciarse de su contrincante de quien ha dicho que «le gusta el autoritarismo. La diferencia entre nosotros y Erdogan es la misma que entre el blanco y el negro».
Papel aglutinador
Kilicdaroglu representa la Turquía que abandera el laicismo y ha tratado de ampliar las bases del CHP para hacerlo más inclusivo y llegar a sectores religiosos moderados o a los kurdos, actores clave en estas elecciones en las que han decidido votarle como ya hicieron en las municipales de 2019 con el CHP. Mientras Erdogan aparece cada día subido en aviones de combate y cazas, Kilicdaroglu graba en su cocina de su piso de Ankara vídeos en los que comparte sus ideas sobre temas muy sensibles como los que afectan a las minorías aleví o kurda. Estas grabaciones caseras se han hecho virales en las redes sociales.
Además del desgaste sufrido por el líder islamista debido a la crisis económica y la gestión del terremoto, es la unidad que ha logrado este veterano político en la oposición la que le puede permitir superar el 50% de los votos necesarios para vencer en la primera vuelta. Entre sus propuestas de campaña está el regreso al sistema parlamentario, reactivar el ingreso en la Unión Europea o repatriar en un plazo de dos años a los 3,6 millones de refugiados sirios llegados a Turquía escapando de la guerra.
Su gran momento de popularidad en el país llegó en 2017 cuando lideró una marcha desde Ankara a Estambul para protestar por las detenciones masivas de Erdogan, una movilización que le sirvió para ganarse el sobrenombre del 'Ghandi turco'. Su deseo es que ahora sean los votantes quienes marchen a las urnas papeleta en mano para acabar con las dos décadas de islamismo en Turquía.
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