Secciones
Servicios
Destacamos
M. Pérez
Sábado, 28 de octubre 2023, 00:46
La orden de invadir Gaza procederá del primer ministro, Benjamín Netanyahu, y el exgeneral Benny Gantz, con el que forma el minúsculo gabinete de guerra del Gobierno israelí. Protagonista de vivas discusiones con el ministro de Defensa, Yoav Gallant, y el jefe del Estado Mayor, ... Herzl Halevi, por la demora en dar la batalla a Hamás en su propio territorio, el consejo cuenta también con un reducido grupo de asesores.
Su responsabilidad es importante. Deben aconsejar sobre al menos seis variables fundamentales que determinan el curso de una guerra: el riesgo del ejército israelí de sufrir enormes bajas en una confrontación urbana; el peligro de no hacer nada y ofrecer una imagen de país débil ante las milicias yihadistas que lo rodean; la incertidumbre sobre los rehenes; la amenaza de desencadenar un conflicto regional a gran escala; la práctica certeza de que se producirán incontables muertes de civiles y, finalmente, qué hacer con Gaza una vez tomada y demolida por las bombas.
Noticias relacionadas
Uno de los expertos cuyo nombre se repite estos días en la prensa internacional es el de Yaakov Amidror, el que fuera consejero de Seguridad Nacional de Netanyahu entre 2011 y 2013. Amidror ni confirma ni niega su papel y es posible que éste se limite al de teórico y estratega de referencia para el Gobierno, pero si revela cierto conocimiento de lo que sucede en su cúpula cuando asegura que las discusiones entre el primer ministro y el alto mando militar son positivas porque permitirán tomar decisiones bien meditadas. Lo dice un hombre que a lo largo de su dilatada carrera ha debido adoptar soluciones a vida o muerte y alimentar a los líderes políticos y militares con grandes dosis de información clasificada sobre las posibles amenazas al país.
Su imagen de veterano profesor universitario es pura apariencia. Esconde detrás a un tipo de acción, antiguo paracaidista voluntario que se alistó a los 16 años en las Fuerzas de Defensa y participó en las históricas guerras de los Seis Días y Yom Kippur. Acudió a la batalla siendo uno más del pelotón y regresó convertido en jefe de escuadrón. El Estado Mayor enseguida le captó para la Dirección de Inteligencia, donde desempeñó varios cargos, aunque nunca dejó de permanecer vinculado a las Fuerzas de Defensa como comandante de sus escuelas militares hasta su jubilación en 2002.
Amidror posee un elevado peso específico en la defensa israelí y eso le ha permitido siempre expresar sus opiniones con un margen de libertad amplio. Se le considera «bastante extremo, sin pelos en la lengua», según le definen en su entorno. De hecho, su salida como consejero de Seguridad Nacional en 2013 se produjo meses antes de la fecha de caducidad del cargo después de una supuesta bronca de proporciones descomunales con Netanyahu. En su momento se opuso al plan de anexión de Cisjordania y criticó reiteradamente la política de asentamientos del Ejecutivo israelí debido al desgaste que infligíaal país por el aislamiento internacional.
Amidror tiene su destino grabado en los genes. Nació el 15 de mayo de 1948, justo el día después de que Israel promolgara su declaración de independencia. Posiblemente, Netanyahu haya recurrido a él por su elevada experiencia teórica-práctica militar, así como por su detallado conocimiento de Gaza y Hamás. En 2011 apoyó recocupar la Franja con un argumento que ahora parece premonitario: «El interés israelí es evitar una situación en la que Hamás se consolide hasta convertirse en una entidad similar a Hizbolá». Pero a renglón seguido advertía: «Debe haber voluntad de permanecer en la zona durante muchos años. Si no es posible permanecer en la zona, y el objetivo es entrar y salir, es mejor no entrar en absoluto. Los responsables de la toma de decisiones se enfrentan a una situación extremadamente difícil, porque implica una guerra difícil y una permanencia prolongada en el territorio».
En un artículo publicado en 2018, relativo a la doctrina de seguridad nacional, el excomandante justifica la perenne actitud israelí de vigilia y fuerza en que «siempre será un país pequeño en tamaño y, por tanto, hipersensible a cualquier pérdida de territorio y al fuego de alta trayectoria», en referencia a los bombardeos desde Gaza por parte de Hamás o de Líbano, donde opera Hizbolá. «La primera derrota de Israel bien puede ser la última, sobre todo si su territorio acaba siendo conquistado por fuerzas árabes o islámicas (...). Por eso, las Fuerzas de Defensa no tienen opción de retirarse», advertía en un análisis que se ajusta a la perfección al momento actual.
Noticias relacionadas
Amidror admite que Hamás es un enemigo peligroso, «está arraigado en Gaza y es conocido por su brutalidad hacia cualquier signo de disidencia. Los palestinos saben que no hay ninguna alternativa viable esperando una oportunidad para gobernar». El escenario que este antiguo jefe de operaciones dibuja para su posible derrota explica la actual actuación de las Fuerzas de Defensa y la renuncia de Netanyahu a haber ordenado una invasión masiva desde el primer día. «Israel necesitaría apoderarse de grandes partes de las zonas pobladas de Gaza; destruir kilómetros y kilómetros de túneles terroristas; localizar y eliminar a los comandantes de Hamás; y localizar y destruir cuarteles generales y lugares de producción de armas, incluso si la mayoría de ellos están escondidos en barrios densamente poblados», ennumera el asesor, quien no descarta que los resultados de una operación de este tipo resulten difícil de metabolizar entre los israelíes y, sobre todo, los gobiernos extranjeros.
Según predice, en una guerra urbana el ejército sufrirá numerosas bajas y la Franja pagará un «alto precio» con la muerte de «miles» de civiles. El exconsejero de Seguridad Nacional cree que, aparte de los ataques aéreos, que ya han matado a cerca de 8.000 personas y destruido una cuarta parte de la trama urbana de Gaza, la necesidad de descubrir y bombardear todos los túneles construidos por los milicianos bajo tierra provocará enormes daños a lo largo de toda la Franja. «Una vez que se asiente el polvo sobre una operación de este tipo, surgiría una pregunta familiar: ¿Y ahora qué? ¿Dejarían las Fuerzas de Defensa a Gaza en el infierno de los grupos terroristas en guerra que no son controlados por un gobernante fuerte, o se quedan? ¿Será Israel responsable de mantener Gaza?, se pregunta el experto.
No es el único que se formula interrogantes, El gabinete de guerra de Netanyahu se pregunta cómo podrán manejarse sus tropas en un escenario de guerrilla urbana, con cientos de kilómetros de túneles que facilitan refugio y movilidad de los terroristas mientras castigan la efectividad de una de las principales armas de los israelíes: los tanques y blindados. James Glynn, teniente general de la Infantería de Marina, es uno de los encargados de responder a estas dudas. Especialista en guerra urbana, pertenece al equipo de asesores enviado por Estados Unidos para asistir al Gobierno israelí. Glynn ha sido elegido por el propio Joe Biden, que confía ciegamente en su criterio y en un abigarrado conjunto de medallas que luce orgulloso donde destaca el Corazón Púrpura.
El presidente no quiere que la crisis entre Israel y Hamás se salga de madre y termine convertida en una guerra larga y sangrienta, con graves repercusiones en la región y una desestabilización internacional. Y menos con Europa inmersa en la cruenta y prolongada guerra en Ucrania. Biden ha pedido contención a Netanyahu. Glynn también lo está haciendo con el ministro de Defensa, Yoav Galant, a quien le sugiere que espere el momento adecuado mientras suministra recetas sobre cómo reducir las bajas en una guerra urbana en territorio enemigo. Eso sí, ni Glynn ni el resto de consejeros americanos tomarán parte en la guerra ni en su planificación.
Noticias relacionadas
Rafael M. Mañueco
Olatz Hernández
Los periódicos dicen de él que es un tipo templado, pero expeditivo. Se puso al frente de las fuerzas estadounidenses en la guerra de Irak y ha sido un destacado estratega en la campaña contra Estado Islámico. El general, un marine graduado en Harvard, lleva en realidad treinta años enfrentándose al terrorismo fundamentalista de Oriente Medio.
En el caso de Gaza, los movimientos que realizan en estos momentos las Fuerzas de Defensa parecen seguir la doctrina de la 'solución Faluya', la recuperación de la ciudad de Irak en 2004 en la que el propio Glynn tomo parte activa y que enfrentó a una fuerza multinacional formada por estadounidenses, iraquíes y británicos con la insurgencia iraquí. El episodio más brutal de toda la guerra de Irak fue una batalla urbana que implicó un bombardeo previo durante días para demoler edificios, defensas, túneles y bases enemigas, con el consiguiente incremento de bajas civiles. Luego las tropas se desplegaron en una lucha casa por casa y calle a calle. A día de hoy, Faluya se recuerda como la batalla más dura de EE UU desde Vietnam.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.